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El ejemplo de vida de Luis “el Indio” Silva

Por El Litoral

Viernes, 11 de junio de 2021 a las 04:44

Por Ricardo G. Leconte
Exgobernador de Corrientes
Especial para El Litoral

El miércoles 9 de junio fui sorprendido por la información del fallecimiento a los 95 años del decano de los canillitas de Corrientes, don Luis “el Indio” Silva, quien según sus allegados, hasta el sábado pasado siguió vendiendo diarios y revistas. Lo hacía por teléfono, desde su casa, donde estaba recluido por la pandemia.
Como bien lo han reflejado diversos medios periodísticos, el “Indio” Silva empezó a vender diarios a los 10 años (en 1936), en la zona del puerto de la ciudad, que era la principal puerta de entrada a la provincia de Corrientes. Lo hizo invariablemente, durante todos los días de su vida. Fue uno de los promotores y socio fundador del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas, junto con Pedro Quevedo, Tomás Lopez, Selva Gauna, “Manucho” Aguirre (el principal maratonista en las competencias de Corrientes y la región), entre otros.
Fue secretario general del sindicato durante alrededor de treinta años. Cuando me recibí de abogado en 1957, me designó abogado oficial ad honorem del gremio. Su labor en favor de las mejores condiciones de trabajo y de vida de los canillitas no tuvo descanso. En 1959 obtuvo de la Municipalidad de Corrientes, a cargo del Dr. Néstor Nicolini (Ucri) la donación del terreno municipal de la calle Plácido Martínez y Santa Fe de esta ciudad.
Cuando fui ministro de Obras Públicas en el gobierno de Díaz Colodrero-Di Tomaso, entre 1963 y 1966, le dimos todo el apoyo posible en mano de obra y materiales para la construcción del edificio “La Casa del Canillita”, pero el esfuerzo fundamental fue de los propios asociados al gremio. Fue un infatigable caminador de las calles vendiendo diarios.
Tenía su puesto de ventas en la calle Córdoba, en la vereda del Instituto de Cardiología. Con su salud quebrantada, que obligó a amputarle una pierna, siguió trabajando en su puesto de ventas sentado en una silla de ruedas. Era amable y servicial con todos los clientes. Gozaba con su trabajo. Ejemplo de los que, desde la niñez, construyen su vida con esfuerzo y sacrificio ejemplares. Dependen de sí mismos, no son prisioneros de dádivas estatales que generan servilismo y alejan del trabajo honroso.
Fue un ciudadano responsable, comprometido con los temas de su tiempo. Militó activamente en las filas del Partido Liberal, al que fue leal sin cálculos en todos los tiempos. 
Ante su dolorosa desaparición física recordemos su ejemplo de vida y de trabajo. Estará siempre en el recuerdo de cuantos lo conocimos y tratamos. Así vale la pena vivir. Nos hace bien no olvidarlo.

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