Renault 12, un clásico para todos los días

Por José Luis Zampa

La pasión por los automóviles clásicos puede convertirse en una poderosa motivación para utilizar un vehículo entrado en años como nuestro medio de movilidad cotidiano.

Esta pulsión por adentrarse en el alocado tráfico de las grandes ciudades al volante de modelos vintage tiene varios disparadores entre los que vamos a destacar uno fundamental: la versatilidad de algunos autos del ayer, como es el caso del protagonista de este informe, un impecable Renault 12.

Gracias a las características de este emblemático modelo de la industria nacional, de origen francés, los aficionados al mundo motor de otros tiempos pueden conjugar las actividades de rutina con el placer de conducir un auto único.

Aunque han transcurrido casi tres décadas desde que dejó de producirse, el legendario R12 se adapta a la perfección al tránsito citadino de la actualidad. Es un modelo con todas las cualidades necesarias para afrontar las exigencias del uso diario, ya que a su nobleza mecánica se le suman un tamaño compacto y un consumo contenido.

La unidad presentada en esta oportunidad es un exponente de la última generación de esta berlina de cuño galo producida en Córdoba desde 1971 hasta 1994. Se trata de un miembro del Club de Automóviles Clásicos de Corrientes que siempre estuvo en la misma familia. Su actual propietario y custodio es el ingeniero Jorge Monzón, quien se lo compró hace algunos años a la madre de su esposa. En un contacto con el vehículo, el autor de este informe pudo certificar la destreza con la que este Renault 12, cuya fabricación data de 1993, puede desempeñarse por las calles y avenidas, sin tener nada para envidiarles a los automóviles actuales. La razón de que así sea es una combinación de su excelente mantenimiento (tiene todo original, desde la pintura hasta los tapizados) con las virtudes que caracterizaron al modelo desde siempre.

El auto testeado acelera con ímpetu, frena bien, dobla con precisión y proporciona sensaciones de seguridad a cada paso. Todo esto con un escalonamiento de marchas adecuado para desplazarse a 40 o 50 kilómetros por hora con la caja de cambios engranada en la cuarta marcha (este auto tiene caja de quinta), lo que permite circular con el motor girando a un régimen relajado, producto de su notable elasticidad.

El Renault 12 de la prueba salió airoso en todas las situaciones que tuvo que afrontar en el test, ya que maniobra con la agilidad de un vehículo actual a pesar de la ausencia de dirección asistida, equipamiento que los automóviles de su segmento no incorporaban hacía  30 o 40 años, ya que por ese entonces los sistemas hidráulicos estaban reservados para los vehículos de segmentos superiores, en sus versiones “Deluxe”.

El único momento en el que se siente la ausencia de dirección servoasistida es en las maniobras de estacionamiento. Allí resulta necesario aplicar cierta energía sobre el volante, pero nada del otro mundo. Cualquier conductor podría acostumbrarse a esta requerimiento, que sin dudas se ve facilitado por la muy buena visibilidad se tiene desde el puesto de mando.

Un lujo que sí trajo el Renault 12 en sus versiones más recientes es el sistema de aire acondicionado, opcional que el modelo en cuestión ofreció desde fines de la década del 70 y que la unidad probada posee en funcionamiento, lo que compensa la ausencia de los famosos ventiletes (pequeñas ventanillas delanteras de sección triangular que pivotaban para meter aire al habitáculo), los cuales fueron suprimidos en la segunda generación del R12, presentada en 1976.

Un modelo como el presentado en este test representa para numerosos amantes de los clásicos la oportunidad de disfrutar de un vehículo con historia incluso si no cuenta con otro rodado. Gracias a su mantenimiento de bajo costo, el icónico Renault 12 puede servir para las dos cosas: la utilización diaria en actividades laborales y la presencia en encuentros, exposiciones y otros eventos relacionados con los fierros de otros tiempos.

Un modelo de avanzada

El Renault 12 fue un modelo de avanzada presentado por el fabricante francés en 1969. Dos años después comenzó a producirse en la Argentina, en la planta que la corporación gala había adquirido a IKA (Industrias Kaiser Argentina) en Córdoba, donde actualmente se siguen fabricando distintos modelos del rombo.

Es un modelo que en su tiempo fue considerado vanguardista por su diseño en forma de flecha o cuña, a lo que se sumaba una motorización muy confiable de 1.300 centímetros cúbicos (luego creció a 1.4 litro) que iba alojada por delante de las ruedas delanteras. De esta manera esta berlina de cuatro puertas lograba un diseño simétrico que le permitía alojar con mayor comodidad a cuatro personas adultas.

La nobleza mecánica del Renault 12 lo convirtió en el elegido de las familias argentinas por largos años. A diferencia de lo que ocurre hoy con modelos que se discontinúan a cinco años de haber sido lanzados al mercado, en un tiempo de perennidad automotriz, el R12 fue uno de los más longevos, ya que su producción se extendió en nuestro país hasta 1994. En ese lapso, experimentó numerosas actualizaciones y se presentó en múltiples versiones, incluso una deportiva que actualmente aquilata un altísimo valor económico por su escasez: el Alpine.