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Réquiem para Gabriel Mariano Soto

Por El Litoral

Domingo, 24 de julio de 2022 a las 01:00

Por Rodrigo Galarza
Especial para El Litoral

Este mayo pasado se cumplieron cinco años de la muerte del poeta Gabriel Mariano Soto. Nuestros lectores de “El asaltante veraniego” saben que no nos resignamos a olvidar a los poetas que ya no están con nosotros pero que han dejado un testimonio de vida a través de sus obras.
Gabriel era un hombre callado, metido hacia adentro pero atento con el afuera. Hacía de su cuerpo una pausa, un árbol florecido pero con las flores ocultas que había que buscarlas en sus palabras escritas o en sus ademanes tranquilos cuando te convidaba un mate. Conocí personalmente a Mariano a mediados de los noventa en la entonces Subsecretaría de Cultura de Corrientes. Me había acercado hasta allí para hacerle una entrevista que saldría en la revista “Pájaro de tinta”. Recuerdo que fui con un pequeño grabador y sobre todo con un gran entusiasmo ya que acababa de leer su poemario “El iris del universo”, que me había impresionado hermosamente. Tras charlar un rato entre mate y mate, me pregunté cómo ese muchacho siempre al borde del silencio había escrito ese torbellino surrealista y barroco plagado de sinestesias poderosas. Con el tiempo comprendí que él sabía “cuán lejos viven los shamanes solitarios”. No se prodigó demasiado en los cenáculos literarios de Corrientes, pero nunca dejó de escribir, de machacar en un mortero una y otra vez su palabra.
Permítanme ahora este réquiem:
No sé qué hiel desbordaba tus venas y subía a tu garganta para no abrir las ventanas o para cerrarlas, definitivas. No lo sé, Mariano; quizá lo sepa el zorzal que en este momento canta en Madrid desde una atalaya invisible, desde un gris a pesar de la luz exultante, a pesar de que la vida insiste en celebrar eso: la vida. Mariano, hermano en la palabra, hermano en entregarte al incendio de tu tuétano, me llega la noticia de tu adiós, de que ahora tus poemas nos dolerán más, quizá mucho más muchacho noble y melancólico ensimismado por las urgencias de anidar otras galaxias en tu pecho, de cebarte unos mates de la No derrota, como vos mismo lo dijiste alguna vez “solo en este mate pongo mi esperanza”. 
Bien sabías —muchacho noble y melancólico— de los seres invisibles que engendran la belleza, bien sabías que este mundo comienza y termina donde “la conciencia angélica” despliega su hálito para lo terrible y para lo sublime; mientras tanto el mundo gira su carrusel inútil e inútiles  son las preguntas que nos asaltan la boca a los que te teníamos estima; mientras tanto, muchacho melancólico y noble, me dejo vencer por tu poesía, dejo que vos mismo me prepares para el triunfo definitivo de la verdad.

Muestrario mínimo

El iris universo
El universo es de origen espiritual
El iris del universo 
con que mira a la tierra, arrea 
sus párpados de llama 
que registra el agua 
en el molino cósmico 
de su paso. 
Sombras de agua recostada sobre la vigía ardiente 
húmedo perdigón de viento en viento, 
la áspera luz sembrada 
de tiempo aquel 
gemido de pana. 
Oh Dios: 
Qué edad tienen tus sandalias? Cuando ceda 
la horma del infinito 
arrójalos al basural de la nada 
hay allí una ramita temblorosa de veleta 
hacia la dirección de la mente 
y cualquier forma pensada 
conduce a otro sol sin sueños. 
Al mudar del instinto lo llena el instante 
para que no rebose 
y en cada estación del alma 
existe un brote imaginario, pues 
¡Sé que estás ahí: el peligro ahora 
es saber llegar!

Mediodía
Un mediodía huele a hoja de tabaco 
y dormita bajo el aseo pulso a la sombra 
pincelada del viento 
al fresco doblez de mi corazón. 
La picada ranchería hacia el empalmado embalse 
levita en levadura su pan desesperado 
que la olla del verano 
traviesa de palmeras, alza un potrillo 
de humo y muchedumbre. 
El emblema rosacruz del fogón desplumado 
a ras de garza jaguar rayo 
viento norte 
disolviéndome en tajadas los huesos. 
cuando al vivir mata... 
¡Aúlla testarudo a paladas de viento 
el universo calendario de la providencia! 
Mientras? Viaja un balserito per el expreso río 
al mamar los pechos de luna llena 
en su empaque de esteros.

Ventanas
Veo pichones con sus picos abiertos hacia arriba 
veo al hombre sentado en su sillón de mimbre 
como anidando para siempre 
en su meditación. 
¡Ventanas que no sirven para cerrarse 
sino para abrir mundos cerrados! 
Y veo llover como una simple idea 
como un río solo 
que pasando queda...
Cantigas soberbias desoyen
los ruidos del planeta. 
Disponer una ventana 
para el redondo iris ceñido
si mirar quisieras.

Vacío
A Oscar Portela 
¡Cuando miro con mejores ojos buenos 
todo el mal que viene 
de este mundo. 
Solo a este mate le confío mi esperanza 
solo mi alma deberá recalar en la paciencia 
dentro de aquel vacío redimido 
en el rostro de Dios!

El mendigo loco 
A Tito
El mendigo loco pide una moneda, estira 
la nano y pone una sonrisa muerta 
en el rostro del transeúnte que pasa. 
Un niño duerme en el banco de la iglesia 
el gato angora caza al torpe escarabajo 
luego del ultimo rezo. 
Afuera, en el inmenso mosaico se juega 
a las damas con las palomas negras y blancas. 
El mendigo loco sigue parado 
sobre el portón de rejas, cena callado 
murmura algo solo 
y se tira a beber su botella de vinagre rosado.

Duelo
A Zitto Segovia
Envaina el río que atraca 
sobre la agrillada apertura de pétalos
deportados por el día. 
Los focos de nubes violetas
a cuatro pasos de la eternidad, cantan ahora 
en silencio, su canción más larga 
bajo el negro celofán de mi corazón. 
Un reel de constelaciones en las aguas amargas del dolor 
puesto a cubierto del mallón de la tarde 
donde boya débilmente sol 
hacia la planicie de mi alma en picada. 
Y placen en mudez acallar los tímpanos 
de los pájaros callados. 
Aquella la del quebrante algodonal del invierno 
mamando las crecientes 
que la herradura frágil, a su corcel duerme 
al pie del Paraná: 
¡La pez madre! 
(de Blog de poesías)

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