Las autoridades rusas han informado este domingo sobre el lanzamiento de un misil de crucero hipersónico contra un objetivo en el mar de Barents, situado en el océano Ártico, entre Rusia y Noruega. Esta acción forma parte de las maniobras militares conjuntas que las fuerzas rusas llevan a cabo junto a Bielorrusia bajo el nombre de ‘Zapad-2025’, en un escenario marcado por las crecientes tensiones internacionales originadas por la invasión rusa de Ucrania y la reciente interceptación de drones rusos en el espacio aéreo de países vecinos como Polonia.
El Ministerio de Defensa de Rusia comunicó que durante el desarrollo de las maniobras, la Flota del Norte efectuó un “ataque con misiles contra un enemigo simulado” mediante el “disparo práctico de un misil hipersónico ‘Zircon’ contra un objetivo marítimo”. Según el comunicado oficial de la cartera ministerial, publicado en su canal de Telegram, el objetivo fue destruido por un impacto directo. Además, la zona del lanzamiento había sido previamente cerrada al tráfico marítimo y aéreo civil para evitar incidentes.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó el pasado jueves durante una rueda de prensa que estos ejercicios no están dirigidos contra ningún país en particular y se inscriben en la cooperación militar entre “dos aliados estratégicos”. Parte de las maniobras tendrán lugar cerca de la frontera con Polonia, aumentando la preocupación en Europa por el desarrollo de estos ejercicios en el actual contexto bélico.
En paralelo, las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania llevan cuatro meses estancadas tras un inicio que suscitó cierta esperanza de acercamiento. Según analistas consultados por medios internacionales, este bloqueo allana el camino para que el presidente ruso, Vladimir Putin, mantenga su ofensiva hasta 2026, alcanzando así el quinto año de guerra. Varios expertos consideran que si el objetivo de Putin era poner a prueba la firmeza de la Otan , la reciente incursión aérea rusa en el espacio polaco provocó una reacción inmediata: aviones europeos derribaron los drones rusos, y la Alianza Atlántica ha reafirmado su apoyo a Ucrania y reforzado sus posiciones en el flanco oriental.
Durante una sesión en la ONU, la delegación rusa aseguró que no busca una escalada militar con Polonia. Sin embargo, Varsovia ha logrado que la Otan aumente el despliegue de tropas en la región, un hecho que Moscú menciona como una de las causas originarias del conflicto.
El propio Peskov reconoció recientemente que las negociaciones atraviesan una “pausa”, expresión que emplea para referirse al estancamiento del proceso diplomático. La última ronda formal tuvo lugar el 23 de julio y concluyó, como las anteriores, sin progresos significativos, aunque sí se alcanzaron acuerdos puntuales sobre intercambios de prisioneros y cadáveres.
La intervención estadounidense también resulta clave. El ultimátum del presidente de EEUU, Donald Trump, forzó la reanudación de contactos entre las delegaciones rusa y ucraniana, pero una cumbre celebrada en agosto en Alaska no logró consolidar una tregua. La única concesión de Moscú fue la probable presencia de Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, al frente de la próxima negociación. Lavrov es considerado actualmente uno de los principales exponentes de la línea dura en la política exterior rusa.
Diversas fuentes diplomáticas señalan que la Casa Blanca resulta determinante para resolver la contienda. Funcionaros estadounidenses han expresado que no respaldarán garantías de seguridad para Ucrania ni autorizarán un despliegue de tropas occidentales, ni durante el conflicto ni tras un eventual acuerdo de paz, a menos que haya consenso bipartidista en el Congreso y un claro liderazgo presidencial. Actualmente, los senadores republicanos y demócratas manifiestan su apoyo a nuevas sanciones contra Moscú, pero la administración estadounidense sigue sin tomar medidas concretas.
En el terreno militar, los cálculos oficiales rusos estiman en 3.500 los kilómetros cuadrados conquistados desde marzo, lo que equivale a 149 localidades, sin que se hayan logrado avances en los bastiones estratégicos de Pokrovsk y Kostiantinivka. Ucrania continúa controlando franjas considerables de Donetsk, Kherson y Zaporizhzhia, mientras que Moscú afirma haber avanzado en Sumi, Kharkiv y recientemente en Dnipropetrovsk.
El jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, admitió una amplia superioridad numérica del ejército ruso, con proporciones de hasta 6 a 1 en determinados sectores del frente. Según Sirski, las fuerzas ucranianas carecen de reservas suficientes y muchas unidades operan por debajo de su capacidad reglamentaria.
Mientras tanto, las maniobras ‘Zapad-2025’ continúan con despliegues en territorio bielorruso, cerca de fronteras de países miembros de la Otan como Polonia, Letonia y Lituania. El sábado, el polígono militar Borísovski, situado a menos de 500 kilómetros de la frontera polaca, fue escenario de ejercicios conjuntos enfocados en la coordinación para “bloquear y eliminar” grupos subversivos enemigos. A las prácticas se añadieron bombarderos Tu-22M3, unidades de la Flota del Báltico y sistemas de defensa costera con misiles de crucero.
Hasta ahora no se ha confirmado públicamente si Putin supervisará personalmente estas maniobras, como ocurriera en 2021, cuando pocos meses después Rusia inició la invasión a gran escala de Ucrania.
Infobae