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ALTERNANCIA A LA CHILENA

La segunda vuelta electoral en Chile está prevista para el 14 de diciembre. Será una competencia entre la candidata oficialista por la izquierda, Jeanette Jara y el derechista conservador José Antonio Katz. Dos ideologías casi opuestas. Katz aparece con ventaja. Pero, en el país trasandino, los cambios de gobierno ideológicamente distintos, no han mellado el continuismo institucional republicano. Si éste es el caso, que así continúe.

Miércoles, 19 de noviembre de 2025 a las 11:30

Por JORGE EDUARDO SIMONETTI

Jorgesimonetti.com

 

“Para la vigencia de un verdadero orden democrático, el ordenamiento normativo cede su preeminencia a los valores internalizados por la sociedad y por las élites”

Jorge Eduardo Simonetti, “Las zonas oscuras de la democracia”, ed.2020

 

 Chile se apresta para la segunda vuelta electoral, luego que el domingo pasado las urnas le dieran los dos primeros puestos a la candidata oficialista, la comunista Jeannette Jara, con un 26,8% y al candidato del Partido Republicano, el derechista conservador José Antonio Katz, con un 23, 9%

La derecha se dividió en tres postulantes, de modo que, sumados, alcanzan matemáticamente un poco más del 50% de los votos, los que le asegurarían un triunfo electoral a Katz el 14 de diciembre, que pugna por tercera vez consecutiva en alcanzar la presidencia de su país. Está por verse. En la anterior, perdió en segunda vuelta con el actual presidente Boric

  Un dato relevante es el tercer lugar obtenido por Franco Parisi, del Partido de la Gente, que alcanzó casi el 20% de los sufragios. Su campaña se hizo con el eslogan “ni fachos ni comunachos”. Su apoyo podría resultar decisivo para cualquiera de los candidatos.

Cabe decir, que en la elección de 2021, el propio Parisi obtuvo el tercer lugar, y en el ballotage, previa consulta interna en su partido, apoyó a Kast, que finalmente perdió con Boric.

Está claro que en el país trasandino, se produce un enfrentamiento electoral entre derecha e izquierda, nunca tan nítidamente expuestas. El propio Kast dijo que el próximo 14 de diciembre “será un verdadero plebiscito entre dos modelos de sociedad”. Razón no le falta.

 

“La segunda vuelta electoral en Chile, prevista para el 14 de diciembre, presenta una opción de opuestos entre la derecha conservadora y la izquierda comunista”

 

 Los principales ejes de la campaña presidencial se marcaron en torno a la inseguridad y la migración irregular. Como en casi todo el mundo, en Chile se produce un avance del crimen organizado y el incremento de los delitos violentos. Ocho de cada diez chilenos creen que la delincuencia se agravó en los últimos meses. Según Ipsos, un 63% indicó a la inseguridad como uno de los mayores problemas.     

En el plano económico, el 45% manifiesta no llegar a fin de mes y un 72% tener algún tipo de deuda. También el desempleo es elevado.

Cómo dato relevante, hay que decir que se introdujo por primera vez el voto obligatorio, lo que provocó la asistencia de más de cinco millones de nuevos votantes, que no solían asistir. Son ciudadanos de carácter bastante apolítico, que no responden a la lógica derecha-izquierda, que dirigen su voto pensando en su bienestar individual.

El voto obligatorio, la prioridad por la seguridad y el malestar económico, seguramente suman hacia la derecha, por lo que es ésta la que mantiene más chances para ganar.

Los problemas de los chilenos no parecerían, hasta aquí, ser distintos a los del resto de Latinoamérica. Sin embargo, se advierte en el país de O´Higgins, una cultura política superior que les ha posibilitado un continuismo institucional sin las fracturas irreconciliables de la Argentina.

Han mantenido, aún en medio de las alternancias ideológicas de sus gobiernos, un línea común en lo económico, los que les ha permitido ser una nación que el mundo ha mirado como seguro para la inversión.

 

“La cultura chilena ha forjado un continuismo institucional con alternancia ideológica, lo que ha dotado a la democracia trasandina de un valor republicano inconmensurable”

 

 La alternancia entre Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, en términos generales representantes de la izquierda y derecha democráticas, respectivamente, por cuatro mandatos consecutivos, no representaron fracturas políticas en la sociedad chilena, que siguió su desenvolvimiento institucional sin grandes sobresaltos.

Es cierto, las protestas de 2019, durante el gobierno de Piñera, fueron el producto de tensiones acumuladas que no fueron resueltas oportunamente. Ello le abrió la puerta a un dirigente estudiantil, Gabriel Boric, que también mantuvo un perfil democrático en su gestión.

  Hoy, parece un capítulo más de la democracia chilena. Sin embargo, aparenta la profundización de ideas derechistas, ésas que pululan en la Argentina de Milei y en los EEUU de Trump.

   Sin embargo, si el ganador es Katz, como todo parece indicar, debe verse si el derechista conservador, mantiene el perfil chileno de los demócratas, que gobiernan independientemente de sus ideologías.

Es que los trasandinos, parecen darle a la razón al profesor y teórico Adam Przeworski, cuando dice que “la democracia es el sistema dónde los partidos de gobierno pierden elecciones”. Lo prueba sus alternancia continuada.

He dicho en mi libro “Las zonas oscuras de la democracia”, que la democracia moderna está sustentada, más que en la ideología, en la interacción estratégica de los operadores políticos, de las élites dirigenciales, del entramado social en que se desenvuelven.

Así, hay que darle mucha importancia a la psicología de los líderes políticos antes que a su ideología. Psicópatas, en la política, hay muchos. Y los hay en todos los colores políticos. Son los que convierten a la democracia en un material moldeable de acuerdo a sus ambiciones.

   Que así no sea en Chile.

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