La licenciada Gabriela Quiñones dijo en la apertura del acto que “mucho tiene que ver el periodismo especializado antes que los historiadores en esta segunda mitad del Siglo XX, ya que las fuentes de consulta que ellos con su trabajo van armando, son en la actualidad los únicos argumentos con los que se cuenta al momento de llegar a una aproximación cabal de lo que pudo significar ideológicamente el movimiento “Montoneros” (y otros surgidos en la misma época como el ERP) en la Argentina”.
Norma Esther Arrostito, álias “Irma” y “Gaby”, la cabeza junto con Fernando Abal Medina (su pareja) y Mario Firmenich del secuestro del entonces General Pedro Eugenio Aramburu, es la protagonista principal del libro que Saidón, editora del suplemento de espectáculos del diario “Clarín” de Buenos Aires, dió a conocer en esa ciudad en el mes de agosto de este año, en la Librería “Prometeo” del barrio de Palermo.
Minutos antes de la presentación en “El Mariscal”, la autora habló con El Litoral de esta obra que es la primera en editar y que surgió “buscando tema para un libro periodístico que trate específicamente sobre una mujer”.
“Fue mi esposo quien me acercó la primera propuesta, ya que como fotógrafo me habló de una tapa que había circulado en los diarios del año 1976 fraguando la muerte de la líder montonera Norma Arrostito”, dice y desde luego la mención hace referencia a la tapa del libro “La montonera”, en la que se ve claramente un rastro de sangre que supuestamente pertenecía al cuerpo de la guerrillera asesinada en una calle apartada del barrio de Lomas de Zamora, al sur del conurbano bonaerense y sobre la que a posteriori los diarios titularon en grandes letras de molde “Golpe a la guerrilla, murió Norma Arrostito”, mientras en realidad la mujer era trasladada a la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada), como trofeo de guerra.
“El libro tiene dos etapas investigativas que en principio resultaron difíciles al no tener acceso a fuentes cercanas a ella, gente que no quiso hablar o el condicionamiento hacia un apellido “prohibido” en la Argentina. Pero mi tenacidad pudo más y la idea, surgida en el año 1997, recién pudo ver la luz este año por lo que el trabajo no sólo fue extenso sino que a medida que crecía la historia, algunos datos perdían peso y otros que no parecían tan importantes cobraban protagonismo”.
Licenciada en Letras con título obtenido en la Universidad de Buenos Aires, Gabriela Saidón dice que jamás se arrepintió, a lo largo del proceso investigativo, de haber elegido a Arrostito como figura central del libro.
“”Lo primero que me llamó la atención fue el tema ideológico, como fue que ella, proveniente de una familia con formación marxista se vinculara con un grupo de militantes católicos nacionalistas y que entregara su vida a una causa que en una primera mirada parecería como ajena a su manera de ver las cosas”.
En el párrafo inicial del libro (que por cierto no es una biografía “lineal” como bien lo expresara Gabriela Quiñones), Saidón imagina la escena previa al secuestro de Aramburu, imaginación que está asentada en los miles de relatos y testimonios que circularon en la época: “Son las nueve y cuarto de la mañana del viernes 29 de mayo de 1970. Una mujer rubia está parada en la vereda junto a la puerta del edificio de Montevideo 1053, en el Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires. Lleva un bolso en una mano...”
Es allí cuando la historia cambia el rumbo de todo un país y el personaje de Norma Esther Arrostito se confunde con la mujer valiente y heroica, demonizada para muchos, idolatrada para otros tantos, con una vida trágica que eligió un destino que fue su propia condena.
“Desde luego que cometió errores en ese camino donde el amor por Abal Medina tuvo mucho que ver. Tenía 24 años cuando lo conoció (él siete menos), estaba casada y dejó todo por seguir al hombre que amaba y con él a la causa que defendía”, dice Saidón y agrega que durante la presentación del libro en Buenos Aires se le acercaron militantes montoneros a discutir puntos interesantes que darán lugar a correcciones en la segunda edición de “La montonera”.
“El aporte de los protagonistas de la época es fundamental para entender lo que en realidad pasó y cual fue el eje movilizador de toda una generación agrupada detrás de los muros de la clandestinidad. Como dice Pilar Calveiro en su libro “Política y violencia en los 70’”, (sobreviviente y exiliada), los militantes tienen que “autoescracharse” y decir “la historia fue así” porque la historiografía está viva”.
BUSCADA
Con un lenguaje claro y didáctico que invita a la lectura (y relectura) de “La Montonera”, Gabriela Saidón desnuda a Norma Esther Arrostito, el “trofeo de guerra” que en la Esma tenía su propio calabozo, que era motivo de consulta en largas charlas con el Director Chamorro, que fue tristemente disputada por los hombres que querían “poseer” a la mujer del lider Abal Medina, que circulaba por los patios encadenada a su pasado y que un día de enero, más precisamente el 15 de enero de 1978, fue ejecutada con una inyección de pentotal tras 410 días de cautiverio.
Aquel cartel que a mediados de julio de 1970 circulaba por todo el país con las fotos de Abal Medina, Firmenich y Arrostito con una sola palabra signando su destino: “Buscados”, fue quizás el epílogo de una trágica lucha por un ideal que el tiempo borró y que los auténticos protagonistas se niegan a reconocer.
Su íntima amiga, Antonia Canizo, mantuvo una entrevista con Saidón y en ella dijo que “Norma era más cálida de lo que la historia supone, pero el mismo ambiente condicionó su manera de sentir”. Quizás por eso, en una oscura y fría celda Arrostito se acercó a la religión católica, como una manera de evadirse de la realidad que la acercaba a un triste final.