Con una población de al menos 6900 habitantes, el Doctor Montaña nació hace más de cuatro décadas como un diminuto complejo de casas de particulares, en busca de un hogar propio, el cual se encontraba en una zona considerada rural. Sin embargo, con el arribo de los planes de viviendas, en casi una década el barrio se expandió y creció de modo tal que se encuentra quinto en la lista de los más poblados. Esta diferencia de etapas representa la división que comúnmente se conoce como Montaña Viejo y Nuevo Montaña.
Es así que gran parte de las necesidades y reclamos de los vecinos desembocan en el acelerado crecimiento demográfico el cual se debió, como una de sus causas principales, al arribo de personas de otros barrios que fueron beneficiarios de programas habitacionales. Allí hay más de 1700 viviendas. Y sólo el Nuevo Montaña se divide en tres sectores de aproximadamente 400 viviendas cada uno.
Uno de los tres grandes complejos de viviendas se construyó a partir de un programa de ayuda mutua, donde las edificaciones son de bajo presupuesto y se finalizó su entrega hace cerca de siete años atrás. En tanto que los otros sectores, los más jóvenes se encuadran en los planes del Invico, los cuales se adjudicaron hace cinco y tres años. A esto se agregan las nuevas 53 construcciones que se están realizando en el límite con el Fray José de la Quintana.
Como si de una ciudad aparte se tratase, debido a sus dimensiones físicas, en el Montaña, gran parte de sus problemáticas crecen a la par de su población. Una de las principales son los caminos, ya que el mal estado de calles y peatonales son una constante en el barrio. A esto se suman los baches que tapizan el acceso principal, el cual presenta una capa fina de asfalto.
“Esta calle aparece en los planos como pavimentada pero sólo un tramo lo está”, señaló María una de las vecinas a El Litoral. Tal es el estado de este acceso que las jirafas en su centro no disimulan su destino de arteria principal. Hoy es una avenida de tierra, donde la línea de colectivo se introduce únicamente cuando no llueve. “Una vez estuvimos dos meses sin el servicio porque no podían ingresar por las condiciones de las calles”, indicó la vecina. En tanto que hace dos semanas el transporte público sólo se asomaba a la avenida Maipú, dejando a centenares de personas a más de un kilómetro de la parada. Además el tránsito vehicular debía desviarse en calles aledañas para ingresar en la zona.
Marcas de rieles
Bordeado por la avenida Maipú y su intersección con la Ruta Nacional N° 12, el Montaña fue hace más de tres décadas un área suburbana. Hoy sólo el paisaje agreste y unas cuantas chacras a su alrededor resisten la evolución de la ciudad. Durante años fue atravesado por los rieles que conducían al Ferrocarril Federal Urquiza camino a Buenos Aires. Hoy sólo quedan sus marcas y un puente, llamado “El Negro”, donde, según manifiestan los vecinos proliferan los hechos de inseguridad. En una comunidad que cuenta con un solo móvil policial, los vecinos ven como necesario el desmalezamiento de los baldíos que lo rodean.