“Pepe Sand le cayó muy bien a Lanús y Lanús le cayó muy bien a Pepe Sand”. La definición fue de Ramón Cabrero, el 2 de diciembre de 2007, minutos después de la consagración en el Apertura, en el día que el club del Sur se topó con la gloria en la misma Bombonera. Y la frase mantiene vigencia un año después. Es muy probable que Lanús no tenga el mismo final en la lucha por el título, porque la ventaja les pertenece a Boca, Tigre y San Lorenzo, pero puede sentirse bien reconfortado por el resultado colectivo, en el que otra vez tuvo una gran influencia el goleador.
No sólo se elogia la eficacia de Sand, que encabeza las posiciones entre los artilleros, con 15 conquistas, tres más que Martín Morel, de Tigre. Se aplaude la entrega, el empuje constante, las ganas; con el gol más fácil o con la pifia más increíble, nunca reserva energía. La guardia siempre está en alto. Frente a la ebullición de Boca o River, o ante la humildad de Godoy Cruz o Gimnasia, de Jujuy; en un estadio completo o en tribunas con apenas un puñado de gente. Juega con cara de enojado y festeja con el corazón, aunque a veces se lo confunda con resentimiento, tanto que sus ex equipos, Colón, River y Banfield, se deshicieron en insultos hacia él. A todos les convirtió.
La intención de retenerlo tampoco lo frustró. Hubo tres o cuatro ofertas interesantes que Lanús desechó en los últimos tiempos. Sand no decayó en su intensidad, ni les hizo un piquete a los dirigentes para asegurarse una transferencia. No le hizo falta. En 2008, la publicidad más seductora para los europeos otra vez fueron sus gritos; incluso la convocatoria al seleccionado del por entonces DT Alfio Basile. Hoy se dice que la partida al Viejo Continente es inminente. Grecia -lo más probable-, Alemania y España aparecen como los destinos más seguros. En el horizonte, otro premio se vislumbra para el correntino.
Sin embargo, da la sensación de que Sand aún no se ganó todo el reconocimiento en el fútbol argentino. Para algunos sólo puede hacer tantos goles en un ‘equipo chico‘. Son los mismos que olvidan -o que no quieren ver- que no cualquiera lleva al título a un ‘equipo chico‘, con cada una de las desventajas a cuestas. La estructura de Lanús no sólo se sostuvo en el N° 9, es verdad, pero sus 15 goles fueron los cimientos más firmes para la vuelta olímpica.
Sand supera algunas limitaciones técnicas con fuerza, oportunismo y temperamento. Alguien le dijo alguna vez en River que no tenía futuro porque ‘no sabía correr...‘. Ojalá todos los planteles tuvieran un entusiasta semejante.
(Publicado en la edición del domingo 7)