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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Un libro sobre el antes y el después en 40 años del Hospital Psiquiátrico

El libro sobre el Hospital Psiquiátrico será lanzado en breve al mercado editorial.

El Hospital Psiquiátrico de Corrientes lleva el nombre de San Francisco de Asís y se encuentra ubicado en el barrio Bañado Norte. Tiene, en sus 40 años de institución, testimonios de vida que ahora, reunidos en un libro, sirven como fuente de consulta pero además, para dar trascendencia a un emprendimiento llevado a cabo con éxito por personas agrupadas en actividades disímiles, pero con un mismo objetivo humanitario.

Escrito por el doctor Humberto Mesones, médico psiquiatra y por el arquitecto Andrés Salas, se accede en cada página a la lectura de importantes antecedentes fundacionales del actual Hospital Psiquiátrico (apertura que ocurre en el año 1970), ya que hasta esa fecha y tal señala Salas en el capítulo “Estado de situación en Corrientes”: “En toda la provincia se contaba con dos lugares específicos -ambos en la Capital- que recibían a los enfermos locales y a su vez las derivaciones de los servicios de salud del interior donde no existía la atención psiquiátrica.

En estos dos centros especializados -uno para mujeres, otro para hombres-, se alojaban por aquel entonces los pacientes en condiciones infrahumanas, lo que los convertía en verdaderos depósitos de locos”.

El relato cruento, continúa: “Uno de ellos, el de mujeres en la esquina céntrica de calles Mendoza y Rivadavia, frente a la Facultad de Medicina, era una vieja y deteriorada casa que alojaba unas cincuenta internas, habitualmente desnudas o en harapos. Albergadas en precarias instalaciones, en remedos de pequeñas habitaciones separadas por alambre de gallinero, con un solo sanitario (una letrina y una canilla) sin ningún equipamiento más que bancos de mampostería adosados a los muros, donde permanecían sentadas o acostadas a la hora de dormir. Como única comodidad, una habitación pegada al acceso, para el director del servicio, con su pequeño bañito privado cerrado con llave”.

“El patio era de tierra y las escasas ventanas a la calle estaban permanentemente cerradas, por lo que los vecinos ignoraban lo que sucedía tras los muros de esa vieja casona deteriorada.

En cuanto a la atención, cada tanto una enfermera las “bañaba” -sea invierno o verano- con una manguera y su alimentación era humillante, pues en tres latas vacías de dulce de batata, puestas directamente sobre el piso, se les suministraba algún guiso que aquellas pobres mujeres debían extraer con las manos”.

Aunque parezca un relato macabro es, sin dudas, una realidad que sucedía muy cerca de las luces del centro de la ciudad, aunque la sociedad ignoraba lo acontecido, un poco por falta de interés y mucho por responsabilidad directa del Ministerio de Salud provincial, que actuaba con total precariedad de acción.

El hospicio para hombres, funcionaba en una abandonada casa quinta en las afueras de la ciudad y en ambos casos, “más que servicios de salud mental, eran un depósito de crónicos irrecuperables, abandonados por sus familias y por el Estado y en penosísimas condiciones de vida, mal alimentados, en harapos, sin medicaciones y sin ninguna contención”.

El arquitecto Salas, realiza sobre fines de la década del ‘60 un posgrado en la especialización de Planificación y Arquitectura Hospitalaria y forma parte de un Programa Interdisciplinario que organiza a corto plazo, los recursos humanos y la derivación de pacientes a centros especializados.

La historia de la psiquiatría en el Nordeste tiene un cambio estructural a partir de 1970, cuando llega a Corrientes el doctor Humberto Mesones y se habilita en esta ciudad el nuevo Hospital San Francisco de Asís. Fundamental el apoyo con experiencia laboral adquirida y aplicada, del doctor Primo Meana Colodrero, primer médico psiquiatra de Corrientes; de Crusamen (Cruzada de Salud Mental), cuyo voluntariado se aplicó a programas de servicios psiquiátricos.

Como cierre, valgan las palabras del doctor Mesones en el discurso pronunciado en el 25º aniversario del Hospital: “La realidad del dolor y el sufrimiento siguen presentes, pero Corrientes le dio su respuesta con el esfuerzo de sus estudiantes, profesionales y voluntarios. Ante la enfermedad, hubo estudio y área asistencial programada y organizada. Y lo que es más: ante la enfermedad y el dolor del hombre, la mujer y el niño, hubo amor”.

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