“Los límites se los pone uno”, dijo Nicolás, un flamante abogado que superó toda dificultad

 “Si uno tiene metas en la vida todo se puede lograr, soy una persona que no tiene límites, siempre busco hacer algo nuevo”, contó a El Litoral Nicolás Ramirez, un joven de 28 años quien es no vidente de nacimiento y tiene una discapacidad motriz. Con la ayuda de su madre, que lo acompañó a cursar las 33 materias de la carrera durante varios años, logró recibirse el jueves pasado de abogado en la Unne y dijo que se especializará en derecho previsional: quiere ayudar a jubilados y también a personas con capacidades diferentes. 

En el año 2010 ingresó a la carrera y grabó todas las clases para después escucharlas en su casa y estudiar cada palabra de sus docentes. Recibió ayuda de los profesores, a quienes está agradecido por la inclusión que lograron en la facultad, y también agradeció a sus compañeros que se convirtieron en amigos de la vida. 

“No es una carrera fácil pero tampoco es imposible, me gustaron todas las materias. Aprendí mucho de los profesores y no sólo estoy agradecido por su profesionalismo, también por su calidad humana. Soy no vidente de nacimiento y tengo una leve discapacidad motriz. En la facultad grababa las clases y luego las escuchaba en mi casa, tengo buena memoria auditiva. También tengo en la computadora un sistema que pasa a audio los libros. Mi hermana Jésica es abogada, ella me ayudó mucho”, contó Nicolás a este diario. 

Respecto al trato en la universidad, expresó que “es una facultad muy inclusiva, tengo amigos y profesores con quienes construí una amistad y cariño muy grandes”. Además de la abogacía, el joven comentó que es apasionado del periodismo radial y televisivo, y de la docencia, ya que espera ser ayudente de cátedra en los próximos meses. 

“Me gustaría mucho ejercer la docencia en la universidad, también tengo expectativas en la política. Quisiera trabajar en el derecho previsional para ayudar a los abuelos y también me gustaría ayudar a personas con capacidades diferentes”, indicó. 

El joven abogado remarcó el rol de su familia para conseguir el título, nombró a sus cuatro hermanos y a sus padres, pero especialmente se emocionó al hablar de su mamá. Sin poder contener el orgullo de tener una mujer como ella a su lado, expresó: “Mi mamá me acompañó siempre en todo, todo lo que pueda decir de ella será poco. No puedo describir todo lo que es. Es una luchadora incansable de la vida, siempre se dedicó al cuidado de los hijos y hoy también está disfrutando de sus nietos”.

“Iba con mi mamá siempre a cursar -no puedo ir solo-, ella también cursaba conmigo las materias. Cuando me recibí pude sentir en mi corazón la alegría de mi familia y me hace muy feliz. Algunos no tienen noción de la felicidad que pueden generar a su entorno. Mi mamá es muy especial y ayer (por el miércoles) sentí cómo mi corazón y el suyo se llenaban de emoción”, contó Nicolás. 

También habló de la carrera que eligió y si bien comentó que no fue nada fácil este camino, contó que de las 33 materias sólo una rindió libre y que 32 las aprobó cursando. 

“Si uno tiene metas en la vida todo se puede lograr y los límites los ponemos nosotros. Todo se puede. Yo soy una persona sin límites y siempre busco hacer algo nuevo. Siempre hay que tener en claro qué querés estudiar, porque si te gusta vas a poder recibirte. Cuando empezás a cursar la carrera ya te das cuenta si te gusta o no, me pasó a mí con Introducción al Derecho”, comentó Nicolás a El Litoral. 

El joven, hoy abogado, agradeció a todos los profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste, a sus compañeros de cursado, a sus padres, hermanos y también sobrinos. El mensaje que dio estuvo centrado en que los límites se los pone uno mismo.