Por Gabriel Enrique del Valle
Periodista e investigador. Especial para El Litoral
Este 10 de diciembre asumirá un nuevo presidente constitucional de la Nación argentina. El 27 de octubre de 2019, Alberto Ángel Fernández resultó electo presidente en primera vuelta, con el 48,24% de los sufragios, poniendo fin a cuatro años de su antecesor, Mauricio Macri. Fernández sería el XXXIII presidente de la Nación.
Es probable que no todos coincidan con este dato. En el presente material se vuelcan los fundamentos de tal afirmación La pregunta entonces es: ¿Cuántos presidentes constitucionales gobernaron el país?
Analizar y sistematizar la historia presidencial argentina es una tarea que presenta dificultades. Si adoptamos como fecha inicial el 8 de febrero de 1826 (día en que Bernardino Rivadavia asumió como Jefe de Estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ejerciendo con el cargo de presidente), estas tierras han pasado por muy distintas modalidades y esquemas de gobierno que dificultan su estudio y, más aun, cuando se pretende darle un sentido lógico a una eventual sistematización.
Son numerosos los estudiosos que han abordado esta temática y cada uno de ellos ha dejado un aporte significativo. El objeto del presente análisis es el intentar encontrar la unidad en la diversidad de la etapa en estudio (1826 - 2019) y la base del análisis fue la figura de lo que se ha denominado “presidente constitucional”. Es decir que, se tachan aquellos que han sido presidentes de facto como también los que fueron “constitucionales” pero, dado el contexto en el que desarrollaron sus funciones son, sin duda, “interinos”.
Es posible que este trabajo haya salvado, por lo menos en parte, el obstáculo de la diversidad, introduciendo conceptos que delimiten con precisión los sucesos, quitándole caos a esa diversidad de situaciones que Argentina registró en estos casi doscientos años de historia nacional.
Pero debo adelantar que el intento es fallido. Y esto no es restarle valor. Todo lo contrario. Es que en la búsqueda de esa sistematización se encuentra una aporía. No hay caminos firmes y exactos para clasificar los presidentes constitucionales argentinos.
Dejando a salvo determinados criterios, podemos afirmar que el actual gobernador constitucional propietario de Corrientes, Gustavo Valdés, es el 59no.; que el gobernador chaqueño electo en las últimas elecciones, Jorge Milton Capitanich, al asumir ayer, 9 de diciembre, se constituirá en el 12do.; o que, sin dudas, los estadounidenses señalan que su actual presidente, Donald Trump, es el 45to.
Con la historia presidencial argentina no se puede desarrollar un análisis semejante, dejando en claro lo errático del proceso histórico que caracteriza al país.
Por ello, toda sistematización será intuitiva, es decir, no requerirá de demostración, porque no se pueden establecer criterios necesarios y universales que avalen una clasificación definitiva.
¿Quién fue el primer presidente de Argentina?
Hace unos años, una de las preguntas del examen de ingreso a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Unne era el definir quién era el primer presidente de la Nación. Lo primero que venía a la mente era discernir si fueron los porteños Rivadavia o Mitre, o el entrerriano Justo José de Urquiza.
Si hay algo que está claro, es que la historia argentina que se enseña en las instituciones educativas del país es una interpretación, impuesta desde los centros económicos dominantes de la Argentina.
La élite intelectual con asiento en Buenos Aires fue la que dictó, al resto del país, el relato histórico que debía imponerse.
Y ella enseñó que Bernardino Rivadavia es el primer presidente; que Justo José de Urquiza, es el primer presidente constitucional; y que Bartolomé Mitre es el primer presidente de la Nación argentina.
¿Es este un concepto discutible?
El primer gobernador constitucional de la provincia de Córdoba, Juan Bautista Bustos, calificó a Rivadavia de “presidente nulo”; y esto era verdad: ya que la influencia de aquél no pasó de los límites de la provincia de Buenos Aires de esos años. Rivadavia gobernó solamente en Buenos Aires.
En tanto, otra provincia, Entre Ríos, levanta el estandarte de Urquiza, afirmando lo mismo, aunque con el aditamento de “constitucional”. Este también es un criterio discutible. Urquiza transcurrirá sus seis años de “presidente” sin tener influencia alguna sobre el Estado más poderoso de la Confederación, Buenos Aires, que, tras la batalla de Caseros, llevó a la secesión. Urquiza gobernó sin Buenos Aires.
¿Quién fue entonces el primer presidente de la Nación argentina?
La respuesta: Santiago Derqui.
El historiador José María Rosa no duda en afirmar que por los hechos y por derecho, Derqui es el primer presidente constitucional de la Nación argentina. El 11 de noviembre de 1859 se firmó el Pacto de San José de Flores (a veces denominado también Pacto Unión San José de Flores, Pacto de Unión Nacional, Convenio de Unión o Pacto de Familia) un “convenio de paz y unión”, firmado entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.
Mediante este Pacto, Buenos Aires se declaró parte de la Confederación Argentina y se comprometió a aceptar la Constitución de 1853. Cuando Derqui asume el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) en marzo de 1860, gobierna sobre todo el país.
¿Por qué el resto de la Argentina no interpreta la historia con estos criterios?
Hay varios factores, entre ellos el centralismo porteño que, desde 1862 en adelante avasalló con armas, política o la pluma, al resto del territorio. En segundo lugar, la raquítica expresión intelectual y anímica de Corrientes, que fue cediendo literalmente en todo. El golpe decisivo será la amputación de su territorio en 1880. Decía Hernán F. Gómez, allá por 1920, que sin esa amputación, hubiésemos asistido a una provincia fuerte en el Nordeste del país, que hubiera cambiado el perfil del federalismo argentino.
Lo cierto es que el primer presidente de la Nación argentina descansa, desde 1867, en el Santuario de la Cruz de los Milagros, en la ciudad de Corrientes.
¿Corrientes valora estos hechos?
Derqui era cordobés, pero su familia era correntina.
En consecuencia, Santiago Derqui (5 de marzo 1860-1861) fue el primer presidente de la Nación argentina en el hecho y en el título, ya que promulgó la reforma de 1860 y gobernó de acuerdo a ella. En él recae la gloria de unir Buenos Aires con el resto de la República. Desempeñó el cargo con el título de Presidente de la Confederación Argentina ya con el país unificado -sobre catorce provincias- que abarcaban cerca de la mitad del territorio actual.
Los que siguieron a Derqui y las dudas sobre el criterio a aplicar
Las primeras dudas ya las encontramos con Juan Esteban Pedernera (asume el 5 de noviembre de 1861). Dada la precariedad de su mandato, no se estaría lejos de la verdad si se lo calificara como presidente constitucional provisorio. Después de la derrota sufrida por Justo José de Urquiza en Pavón, el presidente Derqui se trasladó a Santa Fe, donde el 5 de noviembre de 1861 presentó la renuncia al cargo y se ausentó del país. Quedó a cargo del Poder Ejecutivo el vicepresidente Pedernera, quien ejercerá el mandato -en su condición de vicepresidente- desde el 5 de noviembre hasta el 12 de diciembre de 1861.
El 1 de diciembre de 1861, la provincia de Entre Ríos reasumió su soberanía y, en esta forma, privó al Gobierno Nacional que residiera en Paraná. Sin ningún apoyo, el vicepresidente Pedernera decretó -el 13 de diciembre de 1861- la disolución de las autoridades nacionales. Las provincias confían el Poder Ejecutivo en el general Bartolomé Mitre.
Tras Pedernera, asoma la figura de Bartolomé Mitre, quien asume como Encargado del PEN de facto el 12 de abril de 1862.
Bartolomé Mitre queda Encargado del Poder Ejecutivo Nacional sin abandonar el cargo de gobernador de Buenos Aires. Tras ser destituidos Derqui y Pedernera, Mitre es presidente de facto. Se produce la disolución de los poderes constitucionales.
l Es la primera suspensión parcial de la Constitución Nacional de 1853.
l Los derechos y garantía quedan sin vigencia por la guerra interior.
El 25 de mayo de 1862 inicia sus sesiones en la Ciudad de Buenos Aires el Congreso Nacional. El 1 de octubre de 1862 se aprueba la Ley de Compromiso (por cinco años las autoridades nacionales residirían en la Ciudad de Buenos Aires).
“Mitre es -de una larga serie- el primer político-militar no republicano que ocupará el PEN. A través de la historia argentina, hombres como Mitre encabezarán dictaduras utilizando el título de “presidente” o de Encargado del PEN. Todos estos gobernantes -a diferencia de los presidentes republicanos- que tuvieron la suma del poder público los presidentes (o Encargados) dictatoriales, los denomino “presidentes de facto”, una expresión que integra la doctrina de los Gobiernos de facto, creada en 1930 por la Corte Suprema, para legitimar las dictaduras.
Mitre, segundo presidente constitucional propietario
Bartolomé Mitre (12 de octubre 1862-1868) es el segundo Presidente de la Nación argentina. Su vicepresidente, Marcos Paz, ocupó interinamente la Presidencia al comenzar la Guerra del Paraguay (1865). Éste fallece inesperadamente, víctima del cólera, el 2 de febrero de 1868 en San José de Flores.
Como estaba en ejercicio de la Presidencia, la consiguiente acefalía del Poder Ejecutivo determinó el regreso de Mitre a Buenos Aires, para reasumir la Presidencia y abandonar la Jefatura de los Ejércitos que luchaban en el Paraguay
Con respecto a Marcos Paz (asume el 10 de junio de 1865), puede ser clasificado como presidente constitucional provisorio.
El 13 de abril de 1865, cinco buques de guerra paraguayos aparecieron frente al puerto de Corrientes, atacaron y apresaron a dos cañoneras argentinas, bombardearon esa ciudad y un ejército paraguayo invadió dicha provincia. El 1 de mayo se firma el Tratado de la Triple Alianza: Argentina, Uruguay y Brasil, en cuyos considerandos los países mencionados declaraban estar ‘‘persuadidos que la paz, seguridad y bienestar de sus respectivas naciones, es imposible mientras exista el actual Gobierno del Paraguay, y que es una necesidad imperiosa reclamada por los más grandes intereses, hacer desaparecer ese Gobierno, respetando la soberanía, independencia e integridad territorial de la República del Paraguay...”.
El artículo III establecía: “Debiendo empezar las operaciones de la guerra en el territorio de la República Argentina, o en la parte del territorio paraguayo limítrofe con la misma, el mando en jefe y dirección de los Ejército Aliados queda confiado al presidente de la República Argentina, General en Jefe de su Ejército, brigadier general Dn. Bartolomé Mitre”.
El Congreso argentino le concedió licencia (17 de mayo de 1865) para que se pusiera al frente de las operaciones y, de acuerdo a ello, el 10 de junio de 1865, Mitre delega el mando en el vicepresidente doctor Marcos Paz, y el 17 de ese mes Mitre salió para Concordia, donde estableció su cuartel general.
Paz estará al frente del Poder Ejecutivo hasta el día de su muerte, el 2 de enero de 1868.