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/Ellitoral.com.ar/ Deportes

Cuando Boca Unidos le ganó a River un partido imposible

Se cumple hoy un nuevo aniversario de una de las victorias más importantes de la historia del equipo correntino. Gastón Sessa vestido de superhéroe y el oportunismo de Cristian Núñez fueron el emblema.

El 3 de diciembre de 2011 Boca Unidos logró uno de los triunfos más importantes de su historia frente a un River Plate que vivía su peor momento. Fue un partido que en realidad mereció perder por goleada, pero sobre la hora terminó celebrando en una noche inolvidable para sus hinchas.

Cuando el 26 de junio de 2011 se terminó el partido entre River y Belgrano el mundo miraba absorto el impacto que significaba el primer descenso de uno de los clubes más importantes del país. Los hinchas de los equipos que militaban en la Primera B Nacional pronto comenzaron a esperar el día en que el Millonario iba a visitarlos.

Boca Unidos se enteró con el fixture que se iba a enfrentar por primera vez con River en un partido oficial en la fecha 17. Habían pasado 15 años de la última vez que el equipo de Núñez había jugado en Corrientes.

Por aquellos días circularon numerosas versiones de que la dirigencia aurirroja planeaba trasladar el partido al estadio de Sarmiento en Resistencia ya que tenía una capacidad mayor. Pero finalmente se terminaría jugando en el Huracán Corrientes que estuvo repleto como en sus mejores épocas.

La ciudad se vio revolucionada cuando el equipo porteño llegó. Miles de personas se agolparon al hotel donde estaban alojados los jugadores.

 

Cuando llegó la hora del partido, la dupla técnica de Claudio Marini y Luis Medero eligió poner en cancha a Gastón Sessa en el arco, a los defensores César González, Alejandro Donatti y Pablo De Muner. También a Alexis Danelón, Diego Sánchez Paredes, Cristian Devallis, Oscar Gómez, Elvio Fredrich en poblado mediocampo y de delanteros a los chaqueños Cristian Núñez y Aldo Visconti.

Por su parte, Matías Almeyda se inclinó por Leandro Chichizola; Luciano Abecasis, Alexis Ferrero, Jonatan Maidana y Juan Manuel Díaz; Carlos Sánchez, Ezequiel Cirigliano, Martín Aguirre y Lucas Ocampos; Alejandro Domínguez y Fernando Cavenaghi.

Cuando el árbitro Alejandro Toia pitó el inicio del partido las diferencias entre ambos equipos fueron notorias. River Plate, que era cuestionado por como venía jugando, jugó su mejor partido del semestre por lejos.

Carlos Sánchez y Lucas Ocampos superaban con facilidad a los jugadores correntinos y eran figuras. La defensa local hacía agua en todo sentido, era imposible contener a los atacantes.

Sin embargo, todos los ataques riverplatenses se chocaban contra una muralla: Gastón Sessa. La actuación del experimentado arquero fue descomunal, sacando varios goles casi hechos por Cavenaghi y al “Chori” Domínguez.

River mereció irse al descanso por cuatro o cinco goles de ventaja. Para el segundo tiempo ya se había equilibrado el trámite aunque la visita seguía teniendo las más claras.

Las 15 mil almas que estaban en la cancha esperaban el momento en que River marque el gol, parecía una obviedad que iban a ganar. Boca Unidos apenas se había acercado al arco rival.

Sin embargo, el milagro ocurrió. Con el reloj marcando 43 minutos y 34 segundos del segundo tiempo y Boca Unidos en extrema defensa, Sessa despejó con los puños otro centro.

La pelota quedó boyando en cerca de la mitad de la cancha y la agarró Jonathan Benítez, que rápidamente pasó al ataque encarando por la derecha. Pasó la mitad de la cancha y fue cruzado por Juan Manuel Díaz, en el rebote Luciano Abecasis cometió una falta. 

Como había ocurrido muy pocas veces Boca Unidos pasó al ataque y un nutrido grupo de jugadores pisaron el área millonaria en el arco que da a la calle Aviador Correa.

César González, un baluarte que tenía el aurirrojo, se paró frente a la pelota para mirar el panorama. Al minuto 45 con 32 segundos mandó el centro al área que hizo historia.

La pelota fue al punto de penal, Chichizola salió muy mal y el recién ingresado Matías Moisés cabeceó como pudo… el balón llegó al vértice izquierdo del área chica y Cristian Núñez la tocó de primera. Gol.

 

 

Al minuto 45 con 36 segundos los miles de hinchas de Boca Unidos (y otros tantos de Boca Juniors que se acercaron a ver a su eterno rival) gritaron como nunca. Ninguna de las almas presentes podía creer lo que pasó, River tenía que estar ganando 6 o 7 a 0 y nadie podía decir que no lo merecía. Pero en el fútbol no hay merecimientos que valgan ante la cruda realidad del marcador.

Que el gol lo haya hecho Núñez también significó un aditamento especial. El ídolo de Boca Unidos, uno de los jugadores más queridos de la historia del club le puso su firma a la victoria más importante de la historia del club.

 

 

River vivía el peor momento de su historia, además al día siguiente Boca Juniors se coronó campeón invicto del fútbol argentino. No había consuelo posible para los millonarios.

El tiempo pasó, River terminó ascendiendo y Boca Unidos quedó al margen de todo. Ahora el equipo porteño atraviesa sus mejores años y el correntino la pelea en el Federal A.

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