El promedio de edad de las 11 personas trans que fallecieron este primer mes de 2019 es de sólo 38 años, es decir que vivieron exactamente la mitad del tiempo esperado para la población general, según organizaciones y activistas del colectivo, que denuncian a todos estos casos como “travesticidio social”. Dos fueron asesinatos por odio a su identidad de género, es decir fueron “travesticidios” propiamente dichos: los casos de Mirna Antonella Di Marzo (30), quien murió el 27 de enero en Salta después de agonizar tres meses por una feroz golpiza; y de Yessica Benavídez (33), encontrada muerta el 24 de enero en su precaria vivienda de Paraná con signos de violencia.
Para Belén Correa, coordinadora del espacio Archivo de la Memoria Trans, los restantes 9 casos entran en la categoría de “travesticidio social”.
La dirigente argumentó que el “abandono” al que se vieron sometidas estas personas a lo largo de sus vidas por parte del Estado y otras instituciones explica que hayan muerto por “enfermedades prevenibles o crónicas mal tratadas”. “Si pensamos que el primer grupo social de pertenencia es la familia, ésta te rechaza a los 13 o 14 años, implica que te quedás sin colegio, y si no tenés educación no podés tampoco conseguir trabajo, es decir, estás condenada a la pobreza, sin acceso a la vivienda y a la salud. En la calle te recibe la prostitución, porque no hay otro camino", reflexionó Belén Correa.