La provincia de Corrientes atraviesa los días más críticos de la pandemia de coronavirus, por lo que el Gobierno evalúa la progresión de casos sobre la base de una serie de variables y deja en mano de Gustavo Valdés la posibilidad de retroceder de fase. Aunque los números crecen y aseguran que se vienen días con una cantidad sostenida de contagios, la trazabilidad está determinada y es el principal activo que administra actualmente el Poder Ejecutivo.
En el contexto actual, fuentes calificadas del equipo de Valdés subrayan: no hay posibilidades de más aperturas de actividades.
Y por el contrario, retroceder de fase es una herramienta a mano en todo momento sobre la mesa de trabajo. Aunque no es sencilla de aplicar.
En 25 de Mayo y Salta sostienen que ir a una fase inferior a la 5 no depende solamente de que haya circulación comunitaria del virus. No la hay y los operadores de la línea más sensible de manejo de la crisis aseguran que el principal sostén de esa afirmación es que la trazabilidad de cada caso está determinada.
Es decir, se conocen los nuevos casos activos, sus contactos estrechos y los contactos secundarios. Para eso, fue (es y será) clave incidir sobre información reservada a las personas y su conciencia sobre la importancia de la salud pública: dónde y con quiénes estuvieron.
“Contrariamente a lo que uno supone por subestimar a determinadas personas según su nivel socioeducativo, son las de mayores recursos y formación las que se niegan a colaborar con los datos sobre sus contactos y salidas”, dijo ayer a El Litoral un funcionario de diálogo cotidiano con Valdés.
La atención primordial está puesta en cuatro focos de contagio. Brotes, controlados por el momento, pero que no dejan de ser de atención crítica para el Ejecutivo.
Uno de esos círculos de contagio es el que afecta al secretario de Deportes, Jorge Terrile, un acontecimiento epidemiológico ruidoso por el lugar que ocupa el paciente, pero no el más trascendente a nivel sanitario. Desde que fue diagnosticado fueron hisopadas 296 personas.
Los demás brotes tienen origen en un transportista con nexo a Tucumán, un empresario (con permiso de tránsito asiduo a Córdoba) y un policía.
Uno de los que más preocupa es el del empresario que tuvo doble test positivo, uno en Villa María y otro en Corrientes. Y es similar en trascendencia el caso del chofer que llegó desde Tucumán.
El Ejecutivo está determinado en la tarea de no generar alarma. De hecho, en el palacio de gobierno no la hay, pero sí una atención fuerte sobre la evolución de los casos.
Así es que ya se determinó no hacer uso de la opción de permitir el retorno a las aulas en las escuelas rurales ni habilitar más deportes, por ejemplo, y volver a instalar retenes de control en las calles y reforzar los ocho puntos de ingreso a la provincia.
Las cuatro variables que determinan un eventual cambio de fase son los nuevos contagios, la economía, los recursos para afrontar la pandemia y la salud pública en un nivel integral.
Es decir, si los focos se descontrolan y se pierde la trazabilidad de los contagios, el retroceso de fase será la posibilidad más certera para corregir la situación.
Y el tiempo con el que lo haga el gobierno correntino es un punto a tener en cuenta. Las decisiones administrativas de la cuarentena fueron tomadas aquí con anticipación a lo normado a nivel nacional y el reloj jugó a favor de la aplicación de diversas políticas, consensos y transmisión de recursos.
Los próximos cuatro días, sostienen muy cerca del despacho de Valdés, serán los más importantes para verificar si la provincia sigue en su normalidad o deberá pasar a acostumbrarse a convivir con el virus y sus emergencias.(JML)