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Cegueras curables - Por José Ceschi

¡Buen día! El papa Francisco nos ha dejado siempre el compromiso de imitar a Jesús. En la homilía del cierre del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, rescata su conducta con Bartimeo, el hombre ciego que clamaba por piedad. Jesús lo hace llamar para devolverle la luz (Mc 10, 46-52).

“Debemos hacer nuestras las palabras de Jesús, y sobre todo imitar su corazón”, dice el papa. Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos: ninguno de los discípulos se detiene, como hace Jesús. Siguen caminando, avanzando como si nada. Si Bartimeo es ciego, ellos son sordos: su problema no es problema de ellos.

Corremos ese riesgo: frente a los continuos problemas, lo mejor es seguir adelante, sin dejarnos molestar. Así, al igual que aquellos discípulos, estamos con Jesús, pero no pensamos como Jesús. Estamos en su grupo, pero perdemos la apertura del corazón, perdemos la admiración, la gratitud y el entusiasmo y corremos el riesgo de convertirnos en “habituados a la gracia”. Podemos hablar de Él y trabajar para Él, pero vivir lejos de su corazón, que se inclina hacia quien está herido.

Esta es la tentación de una “espiritualidad del espejismo”: podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad y no ver lo que realmente existe, sino lo que nos gustaría ver… Una fe que no echa raíces en la vida de las personas permanece estéril y en lugar de oasis crea otros desiertos.

Hay una segunda tentación: caen en “una fe que sigue un programa”. “Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra planilla de marcha, donde se planeó todo: sabemos adónde ir y cuánto tiempo pasar. Todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos perturba”.

“Corremos el riesgo de llegar a ser como muchos del Evangelio que pierden la paciencia y reprenden a Bartimeo…”.

“Jesús, por el contrario, desea incluir sobre todo a quien está relegado al margen y se dirige a Él gritándole. Y al final Bartimeo comienza a seguir a Jesús por el camino. No solo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de quienes caminan con Jesús”.

¡Hasta mañana!

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