Según un informe de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología, la alergia es un “conjunto de fenómenos de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo, producidos por la absorción de ciertas sustancias que dan al organismo una sensibilidad especial ante una nueva acción de tales sustancias, aun en cantidades mínimas”. Según Raquel Rodríguez, especialista en alergia del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires “la rinitis alérgica, que es la inflamación de la mucosa que reviste la nariz, manifestándose con secreción acuosa, estornudos, obstrucción nasal y picazón de nariz, paladar y parte posterior de garganta”. En tal sentido, algunas personas pueden tener, además, conjuntivitis alérgica, cuyos síntomas son picazón de ojos, lagrimeo, congestión ocular e incluso edema de párpados.
Si has acudido al médico en las últimas semanas, quizá te haya sorprendido descubrir la cantidad de casos de pacientes que, creyendo que sufrían un resfriado o incluso la gripe, salían de la consulta con un diagnóstico de rinitis alérgica. La explicación está en que en esta época del año (de enero a marzo) coincide el pico de personas afectadas por la gripe con la máxima polinización de cupresáceas o arizónicas, los pólenes de invierno, según explica Francisco Feo Brito, miembro del Comité de Aerobiología de la Seaic (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica).
Desde la segunda quincena de agosto, se registra un aumento sostenido de los casos de personas con gripe en la Argentina. Según informó el Ministerio de Salud de la Nación Argentina, hay una co-circulación del virus de Influenza A (H1N1) e Influenza B. Los indicadores de vigilancia epidemiológica indican un aumento en la circulación del virus de la gripe. Es más, en este momento hasta tendríamos más incidencia de gripe que de covid-19.
En la mayoría de los casos, la gripe —que es una enfermedad viral respiratoria muy contagiosa— produce cuadros leves con síntomas como fiebre, tos, congestión nasal, dolor de garganta, de cabeza y muscular. Pero en algunas personas se pueden presentar complicaciones con dificultad para respirar y neumonías, que requieren internación.
El experto, Pablo Bonvehí, miembro de la Comisión de Vacunas de Sociedad Argentina de Infectología y del Comité Científico de la Fundación Vacunar, agregó: “No es normal que tengamos ahora esta circulación del virus de la gripe. Tampoco fue normal que no circulara el virus en 2020 y 2021 cuando predominó la circulación del coronavirus. Ahora empezó a circular el subtipo Influenza A H3N2, que estaba predominando en el hemisferio Norte. Seguramente este cambio está relacionado con que ya no hay más restricciones en los viajes al exterior. Al no haber estado en contacto con el virus de la gripe durante los últimos dos años, las personas son más susceptibles a adquirir la infección. También se están observando más casos de bronquiolitis y de afectados por otros virus respiratorios”.
Las claves para distinguir los síntomas del resfriado de los de la alergia tienen que ver tanto con la mucosidad como con la existencia o no de fiebre. En el catarro la congestión nasal se suele acompañar de fiebre, malestar general o dolor en la garganta. Pero la alergia produce picor de ojos y nariz, enrojecimiento de los ojos, estornudos muy frecuentes y secreción nasal líquida y muy abundante. “Mientras que en la rinitis alérgica la secreción es líquida y muy abundante, la nariz casi destila; en el catarro la secreción es escasa, muy densa, clara, o en ocasiones mucopurulenta”, aclaran desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seiac). En el caso del asma se añaden otros síntomas como la tos seca, persistente e irritativa (“tos perruna”), pitidos en el pecho y dificultad para respirar.
Tratamientos en cada caso
El tratamiento sintomático con antihistamínicos orales es la primera elección en el caso de la rinitis alérgica, por su efecto rápido y eficaz. “Es importante que sean fármacos de última generación, sin efectos sedantes que limitan el rendimiento laboral o el aprendizaje de los estudiantes”, explicó Francisco Feo Brito, miembro del Comité de Aerobiología de la Seaic (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica).
Si los síntomas son persistentes y la obstrucción nasal comienza a ser intensa, deben añadirse, según explica, los corticoides tópicos nasales.
El experto afirma que este es el tratamiento específico para la inflamación producida por la respuesta alérgica, que además protege la mucosa nasal para que los síntomas no evolucionen, y la obstrucción produzca un bloqueo nasal que es el síntoma más molesto de los pacientes. “A diferencia de los antihistamínicos sus efectos comienzan a las 24-48 horas, por lo que el tratamiento debe ser continuado durante toda la temporada polínica de las plantas que afectan al paciente”, aclara.
En el caso de los resfriados, el miembro de la Seiac recuerda que el tratamiento es el habitual: hidratarse tomando mayor cantidad de líquidos, y a nivel sintomático el paracetamol como analgésico-antitérmico.
Mientras el catarro tiene sólo 5-7 días de duración, la alergia se puede prolongar durante 4-6 semanas. Además, en la alergia la evolución es muy variable. “Puede ser peor en días secos y cálidos, y mejor en ambiente húmedo o lluvioso, pues depende de la concentración diaria del polen a nivel atmosférico”, detallan en la Seiac. Los catarros presentan pocas complicaciones en la población general, tal como informa el experto. Si pueden presentar en personas de edad avanzada y con otras patologías como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria recordamos que es fundamental continuar con las medidas de cuidado, especialmente la vacunación contra el virus de la influenza en poblaciones de riesgo: personal de salud, mayores de 65 años, bebés y niños de entre 6 y 24 meses, embarazadas y puérperas, personas de 2 a 64 años con factores de riesgo tales como obesidad, diabetes, enfermedades respiratorias, enfermedades cardíacas, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, pacientes oncohematológicos, trasplantados y/o personas con insuficiencia renal crónica en diálisis, entre otros.