Por José Luis Zampa
El universo de los autos de época está colmado de historias y anécdotas protagonizadas por vehículos que llegaron a ser famosos por motivos de lo más diversos. Uno de ellos es el que nos ocupa en esta columna, relacionado con el esplendor y la gloria, pero también con el ocaso y la desaparición, como ha sido el destino de un Torino que hace 15 años fue exportado a Francia por un entusiasta de la marca, quien lo disfrutó hasta que decidió venderlo sin imaginar que su preciada coupé terminaría inutilizada en un vuelco.
El antiguo propietario del Torino que finalmente fue dado de baja por las autoridades galas es homónimo del ex piloto de Fórmula 1 Jacques Laffite, pero menos famoso. Sin embargo, en el ámbito de los amantes del Torino su nombre se inscribió en el recuerdo de los aficionados por la curiosidad que despertaba una de las primeras operaciones de “exportación” del gran clásico argentino. Los detalles del proceso incrementaron el interés de la comunidad fierrera: un ciudadano francés vino especialmente desde Europa, eligió una coupé TS de 1972, la compró y dejó el encargo de realizar los trámites de internacionalización a un amigo local.
La aventura de Jacques fue registrada en su momento por el foro Tutorino, reducto digital de torineros que hace tiempo quedó en desuso, pero en el que todavía se pueden leer antiguos comentarios sobre el envío en la bodega de un transatlántico (dentro de un container) de una espléndida coupé amarillo trigal con techo vinílico negro.
En un principio muchos creyeron que el comprador era el piloto de Ligier, coetáneo de Carlos Reutemann, pero con el correr del tiempo todo se aclaró: en realidad se trataba de otro Jacques, quien en su juventud trabajó en la planta Renault de Santa Isabel, Córdoba, donde se enamoró perdidamente de ese objeto del deseo llamado Torino.
Ha sido justamente Jacques quien, en las últimas horas, confirmó a quien esto escribe que el famoso Torino que supo adquirir en nuestro país terminó inutilizado por la irresponsabilidad del nuevo propietario. El accidente ocurrió después de largos años durante los cuales Laffite utilizó el Torino para participar de eventos y reuniones de clásicos, e incluso para transportar al tenista argentino Juan Ignacio Chela al torneo de Roland Garros en 2011.
En determinado momento de su vida, Jacques cedió ante las insistencias de otro interesado y la coupé amarilla cambió de manos. Ya en poder de su nuevo dueño y mientras era trasladada en un remolque, el carromato se desestabilizó y volcó hasta despedir su preciada carga. Resultado: el Torino quedó completamente destrozado y fue dado de baja por aplicación de la normativa de tránsito francesa.
La noticia de que el Torino exportado había desaparecido para siempre fue divulgada a modo de rumor en los circuitos de amantes del modelo, pero hasta ahora todo se reducía a trascendidos.
Hizo falta que un experto en restauración de clásicos residente en París publicara las fotos del auto en un grupo de Facebook para que este cronista pudiera indagar en una fuente fidedigna.
El autor del posteo es Miguel de la Fuente, quien subió a la red una colección de fotografías detalladas de la coupé amarillo trigal y presentó el álbum como “el auto argentino, ¿qué os parece?”.
De inmediato volvió a desatarse la remanida polémica sobre que en realidad es un Rambler reformado, a la vez que no faltaron internautas objetores del color. Un inspector de seguros afirmó que el amarillo no era original en la serie Torino, pero fue rebatido por los más experimentados dado que la pintura sí es original y salió con ese tono entre 1972 y 1973.
Por cuerda separada, este cronista inició diálogo privado con Miguel, responsable de un maravilloso taller de vehículos de colección en la capital francesa y -por esas casualidades- vecino de Jacques Laffite, el antiguo dueño del Torino amarillo trigal sobre el que tanto comenzó a hablarse nuevamente.
Mientras las muchedumbres discutían sobre gama de pigmentos y linaje del modelo, nuestro diálogo con Miguel viró hacia dos detalles sobresalientes de la historia del espécimen en cuestión: el Torino ya no existe por obra y gracia de un desaprensivo que no adoptó las previsiones correspondientes para transportarlo en “cama rodante”, y es el mismo que se hiciera célebre en la edición 2011 de Roland Garros, cuando el propio Jacques Laffite ofició de chofer del tenista Juan Ignacio Chela (en ese momento el mejor rankeado del país) y apareció en los noticieros argentinos de aquel entonces.
Así, con el sabor amargo de que la hermosa coupé llevada por Laffite a Francia ya no existe, cierra una historia que en su momento marcó tendencia, ya que después de la experiencia de Jacques varios acaudalados europeos y norteamericanos vinieron a la Argentina para comprar y llevarse su propio Torino.
En la actualidad hay numerosos ejemplares del auto producido por IKA-Renault (diseñado por Pininfarina en Europa) repartidos en el hemisferio norte. De hecho Miguel de la Fuente y Jacques Laffite tienen el dato de otro Torino llegado a tierras francesas en los últimos años como consecuencia de una tendencia creciente, ya que cada vez más entusiastas con suficiente dinero se lanzan a la aventura de comprar un auto único que se produjo únicamente en la Argentina entre 1966 y 1981.
Sobre los Torino que pululan en Francia versará la próxima charla con los amigos Miguel de la Fuente y Jacques Laffite, ambos apasionados por los autos antiguos. Mientras esta nota era escrita, Jacques había asistido a Retromobile 2024, que se realiza del 31 de febrero al 4 de febrero en el Paris Porte de Versailles. Esperamos novedades suyas.