“No cambiamos leyes por plata”.
Gustavo Valdés
No hay que quitarle méritos a Javier Milei en su triunfo electoral. Luego de su derrota en las bonaerenses, el libertario se calzó su mameluco y, al viejo estilo político, salió a recorrer el territorio.
Fue su política liberal la razón principal de sus votos, pero también su impronta personal, que está marcando un fuerte liderato, que ha eclipsado a la mayor parte de la dirigencia tradicional.
El contundente triunfo de LLA en octubre, no leído previamente por analistas y encuestas, está indicando no sólo la fortaleza de la figura presidencial, sino la instalación de un nuevo sentido común en la sociedad.
Desechando el repetido discurso de los partidos tradicionales, un gran sector social, no necesariamente libertario, ha decidido seguir apostando a lo distinto, y le renueva la confianza a un mandatario que ha prometido convertir a la Argentina en primer potencia mundial.
Gran parte de la oposición, pareciera, no fue capaz de “aggiornarse” a los nuevos tiempos del mundo y de la Argentina, y se repiten una y otra vez con consignas gastadas y objetivos cuyo valor quedaron en el tiempo.
El caso del peronismo fue paradigmático. Taiana y Recalde intentaron rescatar lo viejo y repudiado en 2023. No conectaron con las preocupaciones reales de la sociedad.
“Milei le puso el cuerpo a las elecciones de octubre, para revertir la derrota de setiembre. Luego, en noviembre, se dedicó a pescar en el estanque”.
El peronismo centró su mensaje en dirigentes, valores y consignas del pasado. Néstor, Cristina, Massa, Grabois, Kicillof, todos juntos en los avisos publicitarios, fueron los espantapájaros para los votos independientes.
Con todo, el oficialismo sumó un total de 79 bancas en Diputados, muy lejos para constituir la primera minoría y más aún para sostener el quórum y la sanción de las leyes. Es decir, Milei ganó claramente, pero no arrasó.
Así las cosas, si octubre fue el mes de la obtención de bancas por el voto ciudadano, noviembre lo fue por lo que he dado en llamar, en el título de esta columna, “pescando en el estanque”.
Hay dos formas de sumar diputados al bloque propio. La una, la democrática y tradicional, es con el método Macri, que constituyó un megabloque de 107 diputados por el voto de la gente en las elecciones de 2017.
La otra consiste en individualizar a “los lorenzos” y “las lorenzas” ya electos, flojos de pertenencia partidaria, para que, con la carnada adecuada, traguen el anzuelo y hagan el pase de bloque. Es decir, una verdadera transfugueada política.
Recordar al Dr. Eduardo Lorenzo “Borocotó”, que electo por Cambiemos en 2005, hizo el pase mágico al kirchnerismo, enunciando una serie de pretextos nada creíbles. Quedó instalado en el imaginario político argentino, el verbo “borocotear”, que es lo que hicieron muchos diputados electos en las últimas legislativas.
El transfuguismo político es un comportamiento corrosivo de las instituciones. La sesión preparatoria de 2025 fue no sólo vergonzosa por los insultos y los ataques mutuos, lo fue principalmente por la estafa electoral del traspaso.
Lamentablemente, en nuestro país estas conductas no están prohibidas, como en Brasil que el que cambia de partido sin causa justificada, pierde la banca, Chile que restringe los cambios durante un período, o España dónde el legislador tránsfuga pierde todos los recursos como tal.
Para Milei, el mes once de 2025 fue más distendido, tanto que se dedicó a pescar en el estanque. La diferencia entre pescar en el estanque y pescar en el río o el mar radica en el nivel de dificultad y las condiciones del entorno. Pescar en el estanque suele ser más sencillo porque los peces están más concentrados y, con la carnada adecuada, es casi seguro que alguno pique.
“El transfuguismo político se ha hecho normal en la Argentina. Los pases de bloque, aún antes de asumir, son una estafa al ciudadano”
Y así fue. De 79 diputados que sumó en octubre, en las preparatorias de diciembre la Libertad Avanza presentó un bloque de 95 diputados, Milei pescó 16 más.
De ese modo, le arrebató al peronismo la primera minoría, quedando UP con 93. A ellos, en muestra de una verdadera fragmentación opositora, se sumaron los bloques de Pro+UCR con 22; Provincias Unidas, 22; Gobernadores no alineados, 16; izquierda, 4 y otros, 5.-
Debe destacarse una diferencia fundamental en punto al comportamiento legislativo. Votar una ley con el oficialismo es absolutamente válido, de eso se trata la actividad parlamentaria, de la búsqueda de consensos.
Ahora bien, haber sido votado por una identidad partidaria y volcarse al bloque de otra, es lisa y llanamente una estafa electoral.
En este punto, la actitud del Gobernador Valdés nos pone las cosas blanco sobre negro. Los legisladores correntinos de su partido, conformaron su propia bancada, lo que significa que podrán dialogar desde su función opositora, aunque “no cambiamos leyes por plata”, aclaró.
El bloque “borocotó” ya tuvo su primer triunfo, con la ratificación de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados, y seguramente logrará presidir las comisiones más importantes, que resultan fundamentales a la hora de la estrategia.
“La Libertad Avanza se ha constituido en la primera minoría en Diputados, a través de los “pases” vergonzosos de los electos”
Todo este panorama, muestra que las normas siempre dejan lugar para la picardía, la trampa o directamente la estafa. Lo que ha ocurrido con los pases de bloques, aunque ilegítimas e inmorales, no son ilegales. Así que, tranquilos muchachos, podrán seguir con sus negocios sin temor a las rejas.
De todos modos, al oficialismo no le alcanzan los votos para obtener el quórum propio ni para aprobar leyes por sí mismos. Deben dialogar, consensuar y avanzar en acuerdos que permitan aprobar y/o modificar las reformas que el gobierno proponga.
El presupuesto 2026 está en primer lugar, luego de dos años de gobernar sin presupuesto, con manos libres. Atrás vienen las reformas laboral e impositiva. Son temas espinosos que traerán, seguramente, no pocos chispazos.
No cabe duda de que Milei ha venido a cambiar la política criolla, para bien y para mal. Sacó a la dirigencia tradicional de su zona de confort, con nuevos planteos y formas para ver la política.
Pero, a la vez, introdujo en el devenir institucional las peores prácticas, operando con el sistema del “toma y daca” de sus primeros dos años, y sustrayendo legisladores de otras bancadas para que el bloque de LLA sea primera minoría, con un nuevo nombre: “Bloque borocotó”.