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Oxígeno en el abismo: Trump y los deudadictos

Lunes, 22 de septiembre de 2025 a las 20:29

Por José Luis Zampa

Javier Milei estaba en el fondo del mar, hundido hasta los sobacos en la fosa abisal que él mismo cavó con su pala dogmática. El viernes pasado el arco político creía que el plan económico estallaría por los aires y que las últimas bocanadas de oxígeno que le quedaban iban a ser consumidas por su “mejor ministro de Economía de la historia”, Luis “Toto” Caputo, cuando clavó bandera de remate sobre las tísicas reservas del Central con la promesa suicida de “vender hasta el último dólar” para defender el modelo. Pero llegó el Tío Sam encarnado en el agente naranja, el presidente imperial Donald Trump, para recargarle el tubo respirador a su protegido.

El jefe de Estado argentino, subalterno de su hermana Karina, papá de Conan y referente global de los extremismos de derecha, sumó así un nuevo estatus a su colección de títulos exóticos: palafrenero de Trump, a cuyos pies se hincará en las próximas horas para obtener un nuevo favor expresado en dólares crocantes, listos para rellenar las bóvedas del Tesoro argentino en el que sigue siendo el momento más volátil de su mandato.

La carta en la manga del presidente libertario dio resultado: a las pocas horas de que el secretario Scott Bessent anunciara que no dejarían en la estaqueada a su principal aliado continental, el dólar y el riesgo país comenzaron a descender mientras los bonos soberanos mejoraban su cotización en el mercado de valores. Los dueños del mundo lo habían conseguido otra vez: inyectarán una nueva dosis de divisas a los deudadictos argentinos para que su actual administración cumpla con el Fondo Monetario.

El negocio es redondo. Estados Unidos promueve y apadrina las políticas dislocadas de Milei, consiente que los dólares facilitados al gobierno albiceleste se fuguen por el plataducto de un tipo de cambio pisado para contener la inflación y vuelve a entregar los mismos dólares bajo la forma de un nuevo crédito que engrosa obligaciones impagables.

En el festival de deuda organizado por La Libertad Avanza hay un claro ganador que no es la Argentina sino su ahora principal acreedor, caracterizado por su voracidad genética frente a las oportunidades de clavarle los colmillos a la energía nuclear, a los yacimientos de Vaca Muerta y a los salares de litio.

La adicción libertaria por los billetes verdes es tan potente que, en medio de la alucinación desatada por la confirmación de que la caballería financiera norteamericana viene llegando, el Ministerio de Economía anunció la supresión -hasta el 31 de octubre- de las retenciones al campo (mejor dicho, a los grandes exportadores de commodities). Se calcula que liquidarán granos por más de 6.000 millones de dólares, con lo cual la Argentina perderá 1.500 millones de dólares de recaudación. Un importe suficiente para financiar asistencia a personas con discapacidad, al Garrahan y a los jubilados por varios años.
Milei se saldrá con la suya en el corto plazo. Es probable que llegue a las elecciones de octubre con el tipo de cambio bajo control y, en esas condiciones, resulta positivo para las instituciones republicanas que un presidente elegido democráticamente recupere gobernabilidad para evitar el caos. Después de las elecciones legislativas puede que se apliquen modificaciones para proteger las reservas. Y que todo siga su curso, con más ajustes por supuesto.

El problema vendrá después. Será en el posmileismo, cuando los mandatarios del porvenir se encuentren con las consecuencias de la claudicación acaecida en la Casa Blanca, donde el amigo Donald, un buen día, hizo realidad la máxima de su antecesor, el ultranacionalista John Adams y su pensamiento doctrinario: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda”.

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