Una sugestiva seguidilla de actos vandálicos contra los comercios de la zona céntrica se viene produciendo desde el fin de semana. Con la prolongación de la medida de fuerza de los policías (que se encuentran acuartelados y no trabajan) se multiplicaron los ataques a los negocios. Sujetos desconocidos rompen las vidrieras, pero no roban artículos.
La ola de vandalismo se registra sobre todo en horas de la madrugada. Pareciera una acción premeditada para instalar un clima de inseguridad en la zona comercial del microcentro capitalino. El domingo, dos farmacias ubicadas a pocas cuadras distancia, amanecieron con sus vidrieras rotas. El lunes se informó de tres hechos similares en negocios de distintos rubros. Ayer, la Jefatura consignó que otros seis comercios sufrieron idéntico daño: destrozaron las vidrieras, pero no hubo robo.
En todos los casos el modus operandi fue similar: los malvivientes utilizan piedras de gran tamaño para romper los vidrios. Una vez que provocan el destrozo emprenden la huida.
Ninguno de los negocios damnificados denunció robo. Evidentemente la intencionalidad solamente es provocar daño.
Una fuente de la Jefatura señaló, ante una consulta de este diario, que la ola de vandalismo podría estar a cargo de una patota de inadaptados que aprovechan la ausencia de seguridad (no hay patrullajes policiales) para atacar los comercios.
No obstante sospechan también que podría tratarse de un plan para infundir el temor entre los comerciantes y hace notar la ausencia de seguridad, a propósito del acuartelamiento que vienen realizando los efectivos de la Policía.
Los locales siniestrados no tienen vigilancia privada. A raíz de lo sucedido, algunas firmas optaron por contratar el servicio de empresas de seguridad, lo que acarrea un costo extra. Tal caso por ejemplo de la repostería ubicada por calle San Lorenzo casi San Martín que recibió un piedrazo que destruyó la vidriera. (Ver foto)
Ayer a la tarde, la firma ya había repuesto el vidrio y los encargados anunciaron que habían contratado el servicio de vigilancia privada. De continuar a este ritmo -ya se produjeron más de una decena de siniestros en pocos días- las empresas de seguridad seguramente aumentarán su clientela.
Así, con la Policía acuartelada, lo que es un perjuicio para algunos, es un beneficio para otro.
La ola de vandalismo se registra sobre todo en horas de la madrugada. Pareciera una acción premeditada para instalar un clima de inseguridad en la zona comercial del microcentro capitalino. El domingo, dos farmacias ubicadas a pocas cuadras distancia, amanecieron con sus vidrieras rotas. El lunes se informó de tres hechos similares en negocios de distintos rubros. Ayer, la Jefatura consignó que otros seis comercios sufrieron idéntico daño: destrozaron las vidrieras, pero no hubo robo.
En todos los casos el modus operandi fue similar: los malvivientes utilizan piedras de gran tamaño para romper los vidrios. Una vez que provocan el destrozo emprenden la huida.
Ninguno de los negocios damnificados denunció robo. Evidentemente la intencionalidad solamente es provocar daño.
Una fuente de la Jefatura señaló, ante una consulta de este diario, que la ola de vandalismo podría estar a cargo de una patota de inadaptados que aprovechan la ausencia de seguridad (no hay patrullajes policiales) para atacar los comercios.
No obstante sospechan también que podría tratarse de un plan para infundir el temor entre los comerciantes y hace notar la ausencia de seguridad, a propósito del acuartelamiento que vienen realizando los efectivos de la Policía.
Los locales siniestrados no tienen vigilancia privada. A raíz de lo sucedido, algunas firmas optaron por contratar el servicio de empresas de seguridad, lo que acarrea un costo extra. Tal caso por ejemplo de la repostería ubicada por calle San Lorenzo casi San Martín que recibió un piedrazo que destruyó la vidriera. (Ver foto)
Ayer a la tarde, la firma ya había repuesto el vidrio y los encargados anunciaron que habían contratado el servicio de vigilancia privada. De continuar a este ritmo -ya se produjeron más de una decena de siniestros en pocos días- las empresas de seguridad seguramente aumentarán su clientela.
Así, con la Policía acuartelada, lo que es un perjuicio para algunos, es un beneficio para otro.
