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Puños del recuerdo

Por El Litoral

Miércoles, 08 de julio de 2009 a las 21:00
Una mirada retrospectiva a los mas grandes acontecimientos pugilísticos de la historia.


Luego del comienzo del boxeo en sus primeros pasos, y cuando el primer campeón de todos los pesos, John Sullivan, perdió la corona a manos de James Corbett, la disciplina pugilística comenzó a crecer aceleradamente en todo Estados Unidos. A su vez James Corbett perdió también su título a manos de Robert “Bob” Fitssimmons, en marzo de 1897, en una sangrienta pelea que se definió por K.O. en el 14º round.
Finalizado el combate, Corbett fue presa de una crisis de nervios y quiso agredir a su vencedor, de quien estaba separado por una vieja enemistad.
Esta derrota le ocasionó a Corbett una tremenda tragedia, además de la derrota deportiva, ya que su padre había apostado todos sus bienes a manos de su victoria ante Fitzsimmons y cuando se enteró del resultado, dio muerte a su esposa y se quitó la vida.
El nuevo campeón Fitzsimmons realizó una serie de espectaculares y exitosas defensas de la corona, hasta que el 9 de julio de 1899, se topó con el joven y corpulento James Jeffries, de 99 kg. El campeón ya tenía 37 años y su rival solo 24. Jeffries se consagró campeón del mundo al dejar de espaldas en el piso, totalmente vencido, a Fitzsimmons, en el 11º round.
Jeffries continuó su exitosa campaña y también debió resignar la corona a manos de Marvin Hart, un mediocre pero fuerte peleador nacido en Kentucky.
Luego de ser reconocido como campeón, Hart debió defender su título ante el ignoto canadiense Tommy Burns, quien lo derrotó por puntos en 20 rounds y se consagró como el nuevo e indiscutido campeón del mundo.

El primer campeón de raza negra.

El 26 de diciembre de 1908, Tommy Burns perdió la corona mundial de los pesados (en esa época había solo dos categorías: pesados y livianos, luego se le agregó la de los medianos) ante el moreno Jack Johnson, quien de esta forma se constituyó en el primer campeón mundial de raza negra.
El nuevo campeón le propinó a Burns una soberana golpiza, y luego de derribarlo en varias oportunidades, en el 14º round el árbitro se vio obligado a detener el combate, ante la superioridad del moreno desafiante. El nuevo campeón se convirtió en un boxeador prácticamente imbatible. Esto disgustó a los blancos, que por todos los medios buscaron que el pùgil de color pierda la corona. Aquí también comenzó a gestarse el racismo y la intolerancia en el boxeo.
En su famosa pelea con Jeffries, entraron al estadio 18.000 espectadores y quedaron afuera otros 20.000 que no pudieron entrar por no conseguir localidades. Fuerza y agilidad y también destreza, pero por sobre todo un gusto especial por la violencia en la mayoría de los espectadores, fueron el sello inicial del boxeo en sus primeros pasos en los Estados Unidos, hasta que el país del Norte se convirtió en la Meca del boxeo, cetro que hasta hoy ostenta orgullosamente.

Cambio de monarca.

El 5 de junio de 1915 en La Habana, Cuba, Jess Willard derrotó a Jack Johnson por K.O. en el round 26º y se quedó con la corona mundial de los pesados. Pero ya el “Gigante de Ebano” como era conocido Johnson, había pasado a la historia, como el primer boxeador negro campeón mundial, abriendo camino a sus hermanos de raza, que con el correr del tiempo se convertirían en extraordinarias figuras del boxeo mundial, y en otras disciplinas del deporte en donde siempre se destacan.
Johnson fue perseguido por la justicia de Estados Unidos con falsas acusaciones y debió emigrar, hasta que ya cansado por una vida agitada y sin reconocimientos, aceptó enfrentarse aWillard, el gigante banco, en la mencionada pelea en La Habana.
El excepcional boxeador negro confesó muchos años después, que en realidad fingió su derrota ante Willard, a cambio de una bonita suma de dólares y la promesa que luego podría entrar con toda libertad a su país.
Pero no solo en Estados Unidos prendió el boxeo, en Europa fueron apareciendo figuras destacadas. Uno de los primeros boxeadores profesionales famosos fue el francés George Carpentier, que luego de abandonar su oficio de minero por el boxo, emprendió una carrera meteórica hasta el primer puesto en el boxeo europeo.
Willard no resultó un campeón con brillo, y fue fácilmente vencido en tres rounds, por alguien que después será muy importante en el boxeo mundial, especialmente para la Argentina. Ese hombre era Jack Dempsey, quien el 4 de julio de 1919, le arrebató la corona a Willard, comenzando una seguidilla de exitosas defensas.
Cabe recordar, como anécdota, que como en sus inicios estaba prohibido el boxeo en los Estados Unidos, los combates se realizaban en forma clandestina, ocultos. Y no faltó la ocasión que llegó la policía en pleno combate, llevándose presos, desde los boxeadores hasta los espectadores. Pero esta situación duró poco, porque luego la actividad fue reconocida oficialmente como deporte.
Por Francisco Villagrán.

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