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El antiguo custodio de Rosa Guarú

Por El Litoral

Domingo, 31 de marzo de 2013 a las 01:00
PLACA. Allí está escrito su nombre y una dedicatoria.
CEMENTERIO. Unas 40 tumbas habría en el lugar donde yacen los restos de pobladores de la zona.
POR JOSE MOREYRA (*)

En 1994 mientras recorría la provincia con el programa televisivo, Misteriosa y desconocida Corrientes, de Canal 11 Repetidora Esquina, pude conocer a un yapeyuano que se encargaba de custodiar lo que todos los  vecinos de la zona cercana al paraje Aguapé, denominaban como la tumba de Rosa Guarú. Este hombre de campo, entrado en años, con dotes de verseador, ya fallecido, era su custodio natural. Cuando en vida le pregunté cómo sabía que era la tumba me mostró primeramente la lápida que llevó a su casa pues su cruz en piedra fue robada, y en lo que queda de ella, se pueden visualizar una llave, una escuadra y un compás, supuestamente símbolos masones y su confección difiere en cuanto a calidad y tamaño en relación a las restantes que se encuentran en el cementerio rural, unas cuarenta, aproximadamente. Eso da pie a pensar que fue hecha por pedido y puesta allí a modo de agradecimiento hacia su madre o nodriza Rosa Cristaldo, nombre castellano, por parte de San Martín.
También me dijo que ellos desde pequeños trabajaban con sus padres y siempre los mayores decían: “Vamos a trabajar de la tumba de Rosa Guarú, para acá”. Según lo afirmado por él, recibido de sus mayores, Rosa vivió esperando la vuelta de José Francisco, falleció a los 110 años y entre sus manos se llevó un relicario de  oro regalado por él y que es motivo de incursiones de desconocidos y de preocupación por los descendientes del antiguo custodio. Esto pertenecería al departamento La Cruz, se encuentra a 2.000 metros de la casa, en una loma de difícil acceso y actualmente gran parte del cementerio está abandonado y cubierto de yuyos, talas y niñorupá, tal lo demuestran las fotos. Llegar hasta allí fue una tarea complicada por la inaccesibilidad del terreno después de casi  años.
Poco interesa ahora entrar en el detalle que, sin duda, se irá dilucidando con respecto al origen bastardo de San Martín y que su madre sería Rosa Guarú y  que se ha desatado la polémica con las apreciaciones de García Hamilton, Chumbita y otros que sostienen con fundamentos, o no, o el Gral. Pte. del Instituto Sanmartiniano, Diego Alejandro Soria, que sustenta la endeblez de  esta postura. No es al menos la finalidad de esta nota. Sólo pretendo que se sepa  esto, su situación actual y coincidir quizás apresuradamente y al margen,  que sí he quedado impresionado ante el decir de los vecinos, casi en voz baja, que el color moreno del general correntino, no era una casualidad.
Muerto su custodio, ya se terminaron los fabulosos desfiles que  realizaba  con su agrupación gaucha, con aperos de plata y oro  en los 17 de agosto. Los escritos dedicados al héroe máximo  por este hombre de sombrero curtido y echado para atrás por el viento permanecen en manos de sus descendientes, al igual que la voluntad que en vida él me dijera: “No quiero que trasladen a Rosa de aquí… su jugo ya está aquí y aquí debe quedar…”
Eso derivó en un acuerdo que debo respetar con los familiares para no decir su nombre y apellido y el lugar exacto donde se encuentra, pues si se sabe eso serán visitados por la prensa de distintos lugares del mundo, y temen también ataques al cementerio por parte de inescrupulosos en busca de lo que no existe. Y doy fe que esto último puede suceder y es necesario resguardar la seguridad de la familia, que tampoco ambiciona, como su padre, que se lleven las cosas pues temen sean vendidas, como muchas que ya han sido sacadas de allí por parte de historiadores e inclusive por algunas personas, con cargos públicos en ese entonces. Motivos tienen y de sobra. Fue lo pactado y solo accedo a escribir esta nota con el diario El Litoral, el primero en llamarme, pues han respetado estas condiciones.
Mientras recorría el viejo cementerio, recordé a este mencho de estancia como se definía, quien decía que nació cachorro y la vida lo hizo perro.
 También que lloró de bronca cuando se enteró que el higuerón se había caído en Yapeyú, lo mismo que volvió a sucederle, solo dos veces en su vida,  al ver a las Islas Malvinas en manos de la Inglesa Tatcher. El antiguo custodio no ha terminado con su  tarea, está sepultado a escasos metros de la tumba de Rosa Guarú, cuidándola.


(*) El autor nació y vive en Esquina, es profesor de Historia y Geografía. Diplomatura Superior en Gestión Educativa. Vicerrector Anexo Normal "Dr. J. Alfredo Ferreira" y editor responsable del portal ActualidadEsquina.com.ar.

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