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La reverberación de la palabra escrita

Los libros fueron pasando de mano en mano, los autores firmaron ejemplares y algunos vendieron casi todo lo que llevaron. En Caá Catí culminó la Feria del Libro, donde la emoción una vez más ganó todos los espacios. Fue una celebración emotiva, donde hubo presentaciones de libros, música, comida, poesía y encuentros afectivos. De estas y otras mieles dan cuenta estas líneas del cierre. 

Paulo Ferreyra

Especial para El Litoral

La tarde comienza a la siesta, ya después de comer Heraldo Vallejos nos hace de guía por la casa del poeta de Caá Catí, David Martínez. De camino al lugar llovizna, las calles parecen más anchas y desiertas, cortada la quietud por algún auto que pasa raudamente. Las hojas de los árboles están selladas, no se mueve nada, el agua que va cayendo congela hasta los ánimos. 

El acceso al pueblo es por la avenida 12 de octubre, de cara a esta calle se encuentra el almacén y lo que fue la biblioteca de David Martínez, aún se conservan ahí sus libros, parte de su mobiliario y el almacén, el mismo que estuvo cerrado durante cuarenta años y hace poco se abrió como un cristal intacto, con la colonia fresca y algunos productos amarillos marcados por el paso del tiempo. 

La presentación de libros comenzó con el grupo de escritores de Apóstoles, Mónica Ortiz trajo el libro “Madrugadas y silencios”. Luego los cocineros del Iberá, quienes estuvieron durante los tres días ofreciendo exquisiteces, compartieron su experiencia ante un nutrido auditorio. Pasadas las 17 fue el turno de la poeta María Laura Riba quien presentó su libro “Ella sin nombre”, estuvo acompañada por Heraldo Vallejos y desentrañó el camino que la llevó a escribir esta novela poética.

“Estar cerca para  contarlo”

Luego de realizar durante dos días el seminario sobre Crónica, tema central de la 5ª Feria del Libro de Caá Catí, Josefina Licitra presentó su más reciente libro, “38 Estrellas, la mayor fuga de una cárcel de mujeres de la historia”.

En la mesa estuvo acompañada por Gabriela Bissaro, quien fue desentrañando cómo se gestó el libro. 

“A principios de 2011, cuando trabajaba en un perfil sobre José Mujica, quien entonces era presidente de Uruguay, tuve una entrevista con Lucía Topolansky: su compañera afectiva y hoy vicepresidenta de Uruguay. En aquella charla, Topolansky habló de la gesta colectiva que había sido el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), al que ella y Mujica se habían sumado en los 60, contó cómo esa militancia tenía sus réplicas en las decisiones de gobierno, recorrió su propia vida y evocó los eventos políticos y personales que habían marcado su juventud. Ahí mencionó, sin mayor detenimiento, la Operación Estrella: una fuga carcelaria que ocurrió en Montevideo el 30 de julio de 1971, que llevó a la libertad a treinta y ocho presas políticas y que, hasta el momento, aun cuando tenía cualidades llamativas, no había sido recordada por ninguno de mis entrevistados anteriores.

Esa fue la punta, comencé a investigar y no encontré ningún libro sobre el tema”, explicó Licitra. 

“Siempre una fuga es atrapante para leer. Conocemos fugas de hombres, pero una fuga de mujeres conocemos muy poco, entonces esta historia comenzaba a atraerme por varios frentes, una fuga y de mujeres. Sentí que ahí tenía una historia”, subraya.

Luego amplió su alusión explicando procesos de trabajo, pautas que la ayudaron a ordenar la historia y destacó que es un libro con datos duros e históricos, pero que está narrado en forma de novela. “Todos los datos están chequeados porque es un libro periodístico. Al escribir una crónica no podemos ser otro, pero podemos estar cerca para entender lo que sucede”, indicó Licitra. 

“Las mujeres eran más reservadas que los hombres. Fui entrevistando a algunas de las fugadas y fue necesario hacer una revisión de los hechos para contextualizar quiénes fueron los Tupamaros. Tardé muchos años y es el libro que más tiempo me llevó, pero eso sucede porque vivo en este país donde uno hace muchas cosas y además escribe un libro”, destacó. 

Embriagados en palabras 

La tarde del domingo en cuanto a presentaciones de libros cerró con “A corazón abierto”, del periodista Eduardo Ledesma. Estuvieron en la mesa Yamil, Fabián, Eva, Elisa, Heraldo y Ramy. Comenzaron leyendo fragmentos del libro, se fueron ganando poco a poco por la trama, las historias, los personajes, fue creciendo todo hasta quebrar y volver vidriosos los ojos del autor, que necesitó tiempo para reponerse y leer también él un fragmento. 

“El libro es un regalo que en simultáneo es una devolución de todo lo que nos da Caá Catí. Leo Moglia dijo que, si yo ponía el texto, él ponía el libro. Así se gestó este proyecto. Las historias y el hilo central es la Feria del Libro, pero se ensancha con otras historias y personajes entrañables para todos. La pretensión fue poner en estas páginas lo que significa y lo que es Caá Catí”, explicó Ledesma. Al mismo tiempo y casi en simultáneo Fabián Brizuela agregó: “Es interesante vernos en estas páginas”. 

La crónica fue el tema de este año y el libro de crónica juega con los datos del periodismo y la literatura, hay poesía, imágenes que están en la memoria del pueblo.

La crónica fue el tema de este año y el libro de crónica juega con los datos del periodismo y la literatura, hay poesía, imágenes que están en la memoria del pueblo y se hicieron historia a través de sus escritores. “El título del libro hace alusión a la manera en que lo escribí. Este libro lo escribí a corazón abierto, a menudo debo congelar mi corazón para escribir, pero aquí lo dejé latir y abierto”, explicó Ledesma. 

Las historias y las anécdotas en el cierre se fueron esparciendo, Ramy contó su anécdota con Pissarelo, dejó mudos a todos por un instante, mientras la emoción reverberaba en los rostros ya sensibles en la despedida de la feria. Hubo aplausos sostenidos después para Gabriela Bissaro y Carlos Lescano, este último tomó la palabra para señalar su agradecimiento por el apoyo de todos. “Desde hace unos años en el mes de marzo nos reunimos para pensar la Feria del Libro, esto se hace con trabajo, queremos invitar a que se sigan sumando, porque los nuevos contenidos de la feria vendrán de personas nuevas”, destacó. 

El cierre musical fue con un homenaje a Rudy y Nini Flores de la mano de Ricardo Navarro y Alejandro Barrrios. En ese contexto se acercó una señora y entregó un pan enorme a varios de los organizadores y también para Eduardo Ledesma, una forma más de agradecimiento por su contribución y aporte a la Feria del Libro.

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