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Ensanchado en un acordeón, el tuquito gris

En la pausa, despejados de todo menos del paisaje, podemos conectarnos -por unos segundos- con las aves. Esa disposición también demanda sentarse a escuchar un tema. Hoy, el acordeonista Hernán Crespo cuenta el trasfondo de “A vuelo de pájaro”. Mientras, desandamos los caminos del tuquito gris. 

Por Paulo Ferreyra

Abel Fleita

Especial para El Litoral

El tuquito gris posee uno de los nombres científicos más extensos: Empidonomus aurantioatrocristatus. Uno de los motivos principales nos lleva a la característica de la cabeza: su cresta es gris oscuro y un penacho oculto de color amarillo oro. De la familia de los tiránidos, la especie se encuentra en países de américa del sur como Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina. 

En el caso de nuestro país, habita prácticamente hasta el sector medio, a excepción de las zonas más montañosas de la cordillera. El tamaño del tuquito gris es de 18 centímetros y su color predominante es el gris ahumado, que en su parte ventral se aclara hasta volverse un amarillo muy suave en algunos individuos. El pico es negro y posee una leve faja gris oscura sobre el ojo, semejante a su corona. El recuerdo del tiempo de juventud permanece a través de una leve ceja gris que acompaña a la de los ojos. 

La vocalización es aguda y agradable, un repetido “fufit, fiit, fuitt, yui, yi, yii”. Habita montes, bordes de bosques, espinales y árboles rodeados de pastizales. A veces se encuentra en cercanía de las casas de campo, en alambrados, en tendidos eléctricos, desde donde caza sus presas dando vuelos al aire y regresando al lugar. Es migrador, por lo que se lo puede encontrar con mayor facilidad en las estaciones de primavera y verano. 

A vuelo de pájaro 

Hace unos años había sido nominado a los premios Gardel de chamamé; en la previa hicimos una nota donde contó que llegó al chamamé por el instrumento: el acordeón. Hernán Crespo ganó esa edición; su disco y sus temas siguen teniendo alas. Es de la ciudad de Haedo, provincia de Buenos Aires. Estudió diseño de imagen y sonido, graduado en 2001 en la Universidad de Buenos Aires. Formó parte de las agrupaciones folclóricas de Pepe Luna, Lorena Astudillo y Willy González. Ha compartido escenario y/o grabado con Raúl Carnota, Franco Luciani, Juan Falú, Marcelo Moguilevsky, Antonio Tarragó Ros, Adriana Varela, Kepa Junkera, Teresa Parodi, Julia Zenko, Rubén Rada, Natalia Oreiro, Luis Landriscina, entre tantos otros. La lista, sinceramente, es larga. 

Unió la música a sus conocimientos en el campo audiovisual, componiendo y grabando la banda sonora original de películas y obras de teatro. En el 2011 grabó el disco “Andén” y en el 2016, “Puertos”. De este más reciente material discográfico tomamos el tema “A vuelos de pájaro”. 

“Esa melodía salió cuando de vacaciones en Bariloche en la casa de Fabio, un primo”, cuenta. Paseaba la vista en el lago, los árboles, de repente había un pájaro que iba y venía de un lugar a otro. Entonces “me puse a tocar el acordeón ambientando la escena. Salió solo el tema, fui improvisando como si fuera la banda sonora de esa ave que iba y venía. Me gustó cómo quedó y ahí lo grabé en el celular. Después, cuando volví a casa, me puse a escribir y a hacerle los arreglos. Fue allá por el 2014. El título del tema hace referencia a la celeridad y simpleza con la que apareció y llegó a mí”, resalta. 

Creación lúdica 

Con el fin de aprovechar el lazo y la charla, hablamos con Hernán sobre su proceso creativo. “Hay temas que salen así, jugando con el instrumento y relacionándome con el ambiente”, explica. La paleta de posibilidades es fructífera y todas pueden dar resultados. 

“A veces quiero jugar con un ritmo o jugar con una figura melódica, a partir de ahí empieza a salir algo. Después le encuentro el costado emotivo”, agrega. Va configurando algo que puede ser un tema. Así surge algo que lo remite a una situación determinada, luego decanta una emotividad que modifica y cierra todo. “Hay otras veces que en lugar de conectarte con el ambiente o con el paisaje, me acuerdo de -un ejemplo- mi abuelo. Entonces entro en sintonía con ese recuerdo y toco el instrumento jugando con esas imágenes. Así puede salir algo que tiene relación con ese ser querido”. 

“Otras veces, pues me sucede abordar la creación de distintas formas, a veces quiero incorporar algo para que se luzca tal instrumento. En esos casos escribo desde un lugar distinto, donde pienso en el chelo o en el violín. Después la visto con otras cosas”. 

El abanico de Hernán se abre tanto que también se permite jugar con otros instrumentos. Si bien conoce y ejecuta el acordeón, se permite así hacer música con mucha libertad. Puede tomar una guitarra, “incluso juego con instrumentos que no sé tocar del todo bien, una flauta, un laúd, donde las limitaciones que uno tiene por no dominar hacen que lo toque desprejuiciadamente y no caigo en lugares comunes, o a los lugares que ya conoce de su instrumento. Desde la sorpresa salen cosas interesantes, poner el dedo en un lugar donde no sabés cómo va a sonar te provoca un asombro, te gusta, es algo que aparece y es agradable. Es algo que no irías a buscar naturalmente en tu instrumento”. 

A vuelo de pájaro es uno de los temas que más hondo ha calado en el público. “El tema se abrió mucho”, desliza Hernán como afirmando que ya tiene vida propia. Le han hecho muchas devoluciones bellas. Cuando alguien escucha el disco entero, cuestión que siempre es buena como para leer un libro, “A vuelo de pájaro” se yergue como una suricata mirando el poniente. “Muchos me cuentan que les hizo recordar tal cosa, a tal otra, y la historia original que tenía se multiplica, adquiriendo muchos significados. Ahora, cada vez que lo ejecuto me conecto con algún lugar distinto de aquel que dio origen a su melodía”. 

Entre los que se han conectado con él por este tema se encuentra Luis Landriscina. “Me dijo que se había emocionado y me pidió permiso para ponerle una letra. Estuvimos trabajando en eso, tenemos un demo grabado y también sé que un cantante correntino lo grabó, es como una nueva versión con otro título. El vuelo de las aves cobra así múltiples formas y se hace carne, piel sensible que vuelve en colores. 

Gira

Hernán Crespo estará presentándose en Buenos Aires el viernes 3 de abril. Luego emprenderá una gira europea por Rusia, Francia y España. “Antes de la gira voy a estar en Boedo con el sexteto, más tres músicos invitados. Nos acompañará un artista visual. El hace dibujos con arena sobre una mesa de acrílico. Tendrá una luz abajo y arriba una cámara, eso se reproducirá en una pantalla gigante detrás del escenario. Se generan unos climas y unas emociones múltiples. Lo probamos el año pasado en un lugar más chico y fue increíble. A la gente le gustó y por eso decidimos repetirlo”. 

Avistaje 

Hay días en los que uno recorre los caminos y la hora del mediodía es de mucha luz, de sol abrazador, momentos en los que la actividad natural hace, de alguna manera, una pausa. En esos instantes, sobre las ramas salientes de árboles, tantos arbustos medianos y altos, puede verse a la distancia una silueta asombrada, quieta, dando vuelos cortos. Allí, una vez más cerca, si la silueta continúa enteramente gris y un poco confiada, puede encontrarse el tuquito gris. 

Una de las imágenes que hoy nos acompaña es de una tarde de cielo abierto, celeste claro. La caminata era a través de suaves pastizales con parches de espinillos y ñandubay, de esos que a veces atrapan a quienes recorren las llanuras húmedas de la región. Cómodos todos, con buena luz en el plumaje y observando insectos para alimentarse, el tuquito gris nos brindó el momento para el retrato desde el extremo de la fina rama del espinal. 

El registro más reciente es del individuo en un ambiente con árboles amigos del agua, los que al mirarlos a la piel lo dicen todo. Por allí pasábamos cuando sentimos movimiento entre la quietud. Cámaras y binoculares nuevamente detienen al mate, algunas hojas, palos de yerba inevitablemente caen sobre la indumentaria. Llega el recuerdo de su corona gris oscura y el momento en que la abre para regalar su amarillo sol. 

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