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Europa registra la inflación más alta de los últimos 30 años

Llegó al 4,9% anual en la Eurozona y al 6% en Alemania. Las previsiones y explicaciones de la autoridad monetaria. 

El Banco Central Europeo no seguirá los pasos de la Reserva Federal estadounidense y no tomará a corto plazo ninguna medida que cambie su política monetaria. La inflación llegó en noviembre al 4,9% en tasa anual en la Eurozona y al 6% en Alemania. Son las tasas más altas en 30 años, pero el Central europeo se resiste a las presiones para tomar medidas de forma urgente.

Tanto en la Torre del Euro en Frankfurt (sede del Central europeo) como en la Comisión Europea en Bruselas se sigue considerando que, mientras la subida de la inflación en Estados Unidos tiene un importante componente estructural, en Europa se debe principalmente a la subida temporal de los precios de la energía y a la fuerte demanda que está generando el crecimiento económico postpandemia.

Si los cálculos de los economistas europeos son acertados, la inflación deberá empezar a bajar en el primer trimestre del año y volver a la “normalidad europea” (en torno al 2%) en algún momento dentro de entre seis y diez meses.

Frankfurt repite que si se resta el efecto de la subida de los precios de la energía la inflación seguiría en el entorno del 2,5% en tasa anual.

Previsiones

Fuentes comunitarias explicaban esta semana en Bruselas que el dato de inflación de la Eurozona de noviembre, ese 4,9%, debería ser el pico, que podría alargarse hasta finales de diciembre por el efecto de las fiestas navideñas, pero que debería empezar a bajar en enero.

Los datos son además diferentes por países y la subida de la inflación parece más pronunciada en los países que dependen más de las importaciones energéticas, como España (5,6%), Alemania (6%), Bélgica (7,1%), Estonia (8,4%) y Lituania (9,3%).

Los países que dependen menos de esas importaciones, como Francia con su fuerte componente de energía nuclear, vio en noviembre subir la inflación un 3,4%, poco más de la mitad que Alemania mientras la economía francesa crecía más que la alemana.

Los datos pueden parecer los de una muy ligera inflación comparados con los argentinos, pero en Europa los menores de 40 años no recuerdan tasas de inflación a ese nivel.

Hace apenas un año el bloque seguía con su inflación en tasas negativas que había dejado la salida de la anterior crisis, la financiera de 2008 a 2012. Entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020 los precios cayeron en la Eurozona un 0,3%.

La inflación empezó a subir cuando arrancó con fuerza la vacunación y los europeos empezaron a recuperar su vida social y económica anterior a la pandemia.

El efecto rebote económico y del aumento de la demanda, unido a los problemas de las cadenas de suministros, que redujo la disposición de bienes y servicios, empujó al alza los precios: 1,9% en junio, 3,4% en septiembre, 4,1% en octubre y el 4,9% de finales de noviembre. 

Las normas que rigen el mandato del Banco Central Europeo establecen que debe intentar mantener la inflación “por debajo pero cerca del 2%” en tasa anual.

La presidenta del Central europeo, Christine Lagarde, cree que no debe reaccionar por ahora porque sus economistas le dicen que las previsiones marcan que la inflación a medio plazo sigue cerca del 2%.

La variante ómicron 

Sus argumentos explican que el empujón al alza de la inflación se explica principalmente por una subida de los precios de la energía del 27% en un año. 

Sube el petróleo, sube el gas y con ellos sube la inflación. Si no se tienen en cuenta los datos de la energía la inflación en la zona euro sería del 2,5%, que de todas formas es la inflación más alta en la Eurozona desde la creación del euro.

El propio virus podría ayudar a controlar los precios. 

La nueva variante ómicron hizo caer el precio del petróleo un 20% en una semana por el temor a que vuelva a hundir la actividad económica. Si la nueva variante genera un retroceso en los precios de la energía hay dudas de que el efecto general en la economía sea igual de pronunciado que en 2020.  

(AG)

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