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/Ellitoral.com.ar/ Interior

El Centro Oncológico de Curuzú Cuatiá, un legado indeleble de Elena Bonatti

Convirtió el dolor en una oportunidad para que los correntinos también tuvieran acceso a tratamientos médicos disponibles en el exterior. Invirtió unos 15.000.000 de dólares en la construcción y equipamiento que, desde noviembre del 2019, funciona en la “sucursal del cielo”. 

La noticia del fallecimiento de Elena Bonatti enlutó no sólo a su familia, sino también a todos aquellos que -de una u otra forma- fueron partícipes de un legado que comenzó a materializarse en el 2015 y después de cuatro años abrió sus puertas en Curuzú Cuatiá: el Centro Oncológico que lleva el nombre de su mamá, Anna.

Fue precisamente la partida de quien la dio a luz en 1952 y el dolor propio de necesitar tratamientos para luchar contra el cáncer, lo que la motivó a fundar un centro especializado. Es que, por contar con los recursos económicos necesarios, tuvo la oportunidad de recibir atención médica en Italia. Pero eso también le permitió advertir que había tantos pacientes que no podían acceder a servicios especializados.

Entonces, tal como lo expresó en una entrevista concedida al diario La Nación, resolvió invertir su dinero en un centro oncológico que ofreciera la misma tecnología y prestaciones que el del continente europeo. 

Para lograr esa meta, no sólo compró equipamiento, sino que además solventó la capacitación en Italia de seis profesionales que hoy forman parte del equipo médico de la institución dedicada a prestar servicios a pacientes oncológicos.

Para contener todos esos recursos materiales y humanos construyó un edificio. Y el lugar que eligió para erigirlo fue Curuzú Cuatiá.

Es que la comuna conocida como la “sucursal del cielo” fue el escenario de momentos maravillosos que Elena atesoró en su corazón. 

“En los años 60, mi papá compró un campo en Curuzú y veníamos siempre a visitarlo. Nos hemos enamorado de este lugar, mi familia es medio argentina. Tengo un campo acá, me encanta Corrientes”, contó en el 2018 durante el diálogo que mantuvo con la periodista María Rumi.

Por eso, hace más de 15 años, Elena también adquirió hectáreas en el mismo suelo. Allí, donde ella y sus hijos fueron compartiendo diferentes momentos que ahora forman parte de los recuerdos de sus seres queridos. 

“Entre fines del año pasado y el principio del actual, Elena estuvo en Curuzú Cuatiá, después viajó a Uruguay y ahora estaba en Buenos Aires cuando lamentablemente se produjo su partida. Es inevitable no sentir dolor pero siempre estará su huella indeleble en nuestras vidas y también en la de todos los que reciban atención en el centro oncológico”, manifestó a El Litoral el presidente de la citada institución, Pablo Bonelli. Recordó que la conoció a Elena por un trabajo que ella le solicitó a una consultora en la que él se desempeñaba: “La obra civil estaba casi terminada, entonces solicitó un estudio con el correspondiente proyecto de cómo funcionaría la institución. Y cuando se lo expusimos, allí la vi por primera vez”.

Luego, “volvió a contactarse conmigo, pero esta vez ya para que me hiciera cargo de la presidencia del centro oncológico”, precisó. 

Propuesta que aceptó y así se  sumó al equipo de trabajo que hace más de un año que brinda atención especializada a pacientes oncológicos no sólo de Curuzú Cuatiá, sino de toda la zona. 

Por estos días, los costos que implican el pago de haberes y de distintas tareas cotidianas son solventadas con recursos de la Provincia. “Pero el legado que Elena dejó al construir y equipar un centro oncológico es indeleble”, concluyó Bonelli. 

(CC)

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