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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

La Justicia pone fin al uso de grupos electrógenos y se vienen los generadores solares

Como parte del proceso de modernización de la infraestructura, el objetivo es erradicar el empleo de grupos electrógenos que funcionan a combustibles fósiles. Los trabajos son ejecutados por la Dirección de Arquitectura y Mantenimiento y ya cuentan con generadores solares en servicio los juzgados de Paz de Caá Catí, Berón de Astrada, Loreto y seis localidades más. 

El Superior Tribunal de Justicia de Corrientes implementa desde 2018 un programa tendiente a incluir la generación de energía fotovoltaica (panales solares) en edificios judiciales de toda la provincia. El principal objetivo es que ante cortes en el suministro de la red de energía las dependencias puedan continuar con su labor y erradicar el uso de grupos electrógenos accionados por combustibles fósiles. Hoy ya se utilizan los sistemas de generadores solares en los juzgados de Paz de Caá Catí, Berón de Astrada, Loreto, San Miguel, Paso de la Patria, San Carlos, Empedrado, Sauce y Alvear.

El proyecto surgió en el marco del “Convenio de cooperación institucional, transferencia tecnológica y asistencia técnica” suscripto entre el STJ y la Secretaría de Energía de la Provincia de Corrientes. No obstante, la provisión e instalación de todo el sistema ya está incluido en los pliegos de licitación de las obras y es la Dirección de Arquitectura y Mantenimiento (Dami) quien lleva adelante íntegramente las tareas.

Energía limpia

La utilización de energías renovables se ha vuelto una tendencia mundial, generada por la concientización ambiental y el afán de autosuficiencia energética; acorde a esa tendencia, profesionales de la Dirección de Arquitectura del Poder Judicial consideraron que contar con generación de energía propia para sortear las interrupciones —que en determinadas épocas del año se vuelven frecuentes— constituye una considerable  ventaja. 

Al respecto, la titular de la Dami, la arquitecta Elsie Pérez Bertolini, indicó que “el proyecto se dio en consonancia con otras acciones que viene implementando el STJ en pos del cuidado del ambiente, como por ejemplo la disminución progresiva del uso de papel y la venta de grandes cantidades a empresas dedicadas al reciclaje, entre otras” (ver recuadro). 

En este sentido agregó que “además de ser inagotables, las energías renovables —en este caso la solar— tienen la ventaja de presentar un bajo o nulo impacto negativo sobre el ambiente ya que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y reducen los costos de producción, más allá de la inversión inicial”.

“Lo más importante del proyecto es el uso de las energías alternativas, además de innovar tecnológicamente y aggiornarnos a los tiempos que corren. Si es una fuente de energía que está disponible, es gratis y no contamina y además nos permite seguir trabajando ante la falta del suministro de la red, ¿por qué no utilizarla? Como único inconveniente podríamos mencionar la gran inversión inicial que requiere”, explicó a El Litoral el ingeniero Abel Perna, uno de los responsables junto con los ingenieros José Ceruso y Manuel Espasandín, todos integrantes del área de Servicios Electromecánicos de Dami.

Proceso

En diálogo con este medio, Perna indicó que “una vez que decidimos la localidad, vemos cuál es el emplazamiento más acorde. Determinado eso, se analiza el terreno, se realiza un relevamiento previo de cómo es la disposición de la arquitectura del edificio; dónde se podrían ubicar los paneles solares, teniendo en cuenta la incidencia del sol en el terreno y qué tipología tenemos que adoptar para construir la estructura soporte”. 

Al respecto añadió que “hay muchas variantes de esa estructura soporte; algunas de ellas se colocan sobre cubierta, es decir sobre el techo. Otras sobreelevadas a la cubierta en una estructura independiente. Otras en pérgolas construidas específicamente para el montaje y, en otros casos, salvando todas las irregularidades, es decir los accidentes que tienen el terreno y cada edificación”.

Funcionamiento

La Dirección de Arquitectura indicó que mientras se fabrica la estructura en el taller de Dami, se realizan otros trabajos en el sitio. Por ejemplo, cambiar todas las instalaciones eléctricas vinculadas al sistema de iluminación, utilizando además lámparas de menor consumo posible, como tubos y lámparas led con el objeto de “disminuir la carga”. 

El paso siguiente, manifestó el ingeniero Perna, consiste en separar los circuitos que van a ser alimentados; “todo lo que tiene que ver con sistemas de computación, iluminación y tomas”. 

Las cocinas eléctricas, los termotanques, calefones y circuitos de estufas quedan afuera, así como también los equipos acondicionadores de aire. “Se alimenta el sistema de iluminación, el sistema informático y ventiladores de techo”, explicó.

El proceso de compra de materiales insume aproximadamente unos 45 días e incluye los paneles solares, inversores, módulos de baterías, llaves de corte, cables, terminales para interconexión de baterías y el tablero de protección y maniobra (que en algunos casos también es fabricado por el propio personal). 

El proceso de fabricación y montaje, en tanto, puede demorar entre 15 y 30 días. “Son aproximadamente tres meses entre el relevamiento, la compra y lo que demanda la instalación. Una vez que está todo armado y montado, los ingenieros se encargan de programar y poner en funcionamiento los equipos”, detalló.

Sobre esto último, el ingeniero Manuel Espasandín explicó que el sistema puede ser programado de distintas maneras: “Nosotros lo hacemos para que funcione de día en forma constante. Si por ejemplo hay algún inconveniente o está oscuro, se transfiere automáticamente a la red eléctrica, y si hubiere algún corte de energía, ahí se activan las baterías como antes se activaban los grupos electrógenos”, detalló. “Nadie se da cuenta del traspaso, los usuarios no se percatan si es energía solar o proveniente de la red”, agregó Perna.

Finalmente, aclaró que en el proyecto participan todas las áreas de la Dirección de Arquitectura y destacó el rol que cumple el personal técnico del taller de la Dami en la ejecución de la obra, desde el montaje hasta la puesta en funcionamiento en el terreno mismo.

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