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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Juan Pablo Barberán y su invitado Vera Cruz, se llevaron las ovaciones del lunes

Como todos los años, el Chango Spasiuk presentó un espectáculo sublime, y pese a que su invitada, Elena Roger, no pudo estar por covid-19. Juan Pablo, el recitador mercedeño, sobrino de Toto Semhan, y su invitado santafesino lograron una conexión con el auditorio chamamecero pocas veces vista.  

Verónica Echezárraga 

@veroechezarraga 

La Fiesta Nacional del Chamamé cumplió este lunes con su cuarta velada y dejó claro que en esta celebración las sorpresas están a la orden del día. Por eso se recomienda a quienes estén dispuestos a sacarle el mayor provecho, que asistan al Cocomarola sabiendo que sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero puede pasar cualquier cosa. El lunes, por ejemplo, se esperaba que lo más fuerte de la noche fuera la presentación del Chango Spasiuk, que si bien ofreció un espectáculo sublime, no pudo superar lo que generó en el público la propuesta del recitador mercedeño Juan Pablo Barberán y su invitado, el músico santafecino Orlando Vera Cruz. A esto hay que sumar la aparición (por primera vez en la historia de la Fiesta del Chamamé) del conjunto chileno Los Chamanes de la Patagonia, un grupo que, lejos de parecer extranjero, sonó como un conjunto bien local. 

Muchas son las razones que llevan a una persona a comprar un ticket para asistir a la Fiesta Nacional del Chamamé. Algunas lo hacen porque disfrutan del género, otras porque es una buena oportunidad para encontrarse con amigos; hay quienes lo hacen por curiosidad y otras porque les parece divertido. La razón que lleva a cada una a participar de la fiesta no importante, pero lo que sí importa es la actitud con que cada una ingresa al predio. 

Así, quienes ingresan malhumorados o resentidos, seguro van a encontrar un problema; quienes vayan con expectativas muy elevadas tendrán problemas para sentirse satisfechos con las propuestas; los que vayan felices, seguro se van a divertir, pero los que más provecho le van a sacar son aquellos que vayan sin expectativas y dispuestos a sorprenderse. Este último grupo tiene un plus y es que atenderá a todas las propuestas porque sabe que en cualquiera de ellas puede haber un regalo para el alma. Van, se sientan (o se quedan parados) y dejan que la magia del Cocomarola haga lo suyo. 

Conexión 

Que un artista llore durante su show no es algo que suceda habitualmente, y mucho menos habitual es que su espectáculo estruje el corazón del público y llene sus ojos de lágrimas. El lunes, las dos cosas pasaron en una misma presentación y lo más llamativo fue que no era el número más promocionado de la noche. La magia esta vez fue de Juan Pablo Barberán, el recitador mercedeño sobrino del gran Toto Semhan, quien una vez más hizo honor a su estirpe chamamecera.  

Es que Juan Pablo no cuenta historias, las siente y después las dice con la voz, el cuerpo y hasta con las vísceras. Escucharlo es vivir desde el alma, la imaginación y el sentimiento cada relato. El lunes, luego de un recitado que erizó la piel de los presentes, el artista invitó al escenario a un músico que pocos esperaban pero que muchos ovacionaron.  Orlando Vera Cruz es santafesino y vino a Corrientes por una invitación de Barberán, y ese mismo lunes (pero por la mañana) ambos encabezaron el lanzamiento del disco “Ñande Poetas” que une las obras de Franklin Rúveda y la voz de Toto Semhan. 

El show del santafesino comenzó tímidamente con “Viejo Aguará”. “Buenas noches queridos hermanos, estoy aquí porque este muchacho me dijo ‘véngase, Vera Cruz, porque quisiera tenerlo en este ratito que me dan en el escenario, me gustaría que cante un par de canciones’. Y así me vine desde Sauce Viejo y me encontré con gente que se acordaba que hace muchos años yo entré desde el fondo con mis pilchas gauchas, con orgullo, me gusta lucir a mí”, dijo, se puso de pie y los dos artistas caminaron por la pasarela del escenario cantando, recitando y lagrimeando con cada verso de “Pilchas gauchas”. La conexión entre el correntino y el santafesino con el público fue inmediata, tanto que cuando los presentadores de la fiesta salieron a cortar el espectáculo, el auditorio silbó y reclamó a gritos que los dejaran un rato más, lo cual no fue posible. 

Internacional 

Pero esa no fue la única sorpresa de la noche, porque minutos más tarde se anunció la presencia del primer grupo chileno de la Fiesta Nacional del Chamamé, que este año adquirió estatus internacional. 

“¿Vos les creés que son chilenos?”, dijo en tono de admiración un colega periodista después de escuchar a Miguel Quimchaman y los Chamanes de la Patagonia, el conjunto chamamecero de Punta Arena que suena como si hubiera nacido en el litoral argentino. Los extranjeros pusieron a bailar al Cocomarola, que aplaudió la propuesta y la sumó así a la enchamigada internacional.  

“Queridos hermanos argentinos, estamos felices de estar en este escenario, y vamos a hacer un chamamé de nuestra tierra. Esto se llama ‘Pasión y tierra’”, anunció el líder del conjunto.  

Sublime  

El Chango Spasiuk es uno de los artistas que con su virtuosismo musical dio proyección internacional al chamamé y es también uno de los números más esperados cada enero en la fiesta nacional. Para este año el misionero había preparado un show con Elena Roger, pero el covid jugó una mala pasada y la cantante y actriz debió ser aislada tras un hisopado positivo. No obstante esta inesperada baja, en nada complicó la presentación del Chango y un ensamble de alto vuelo integrado por Diego Arolfo en guitarra y voz, Marcos Villalba en guitarra y percusión, Pablo Farat en violín, Matías Martino en piano y Enzo de Martínez en acordeón verdulera.  

“Estamos aquí para todo el país y para todo el mundo”, marcó y agregó: “Estamos bendecidos por grandes artistas que nos dejaron una tradición sobre la cual poder buscar nuestros propios sonidos”. Con respecto a la ausencia de Elena Roger dijo: “Estamos en un contexto de covid y Elena no pudo viajar, pero ojalá que pueda venir el próximo año para poner su voz a disposición de esta maravillosa tradición. Mientras tanto, desde acá le mandamos un beso enorme y que se recupere”.  

Durante su tiempo en el escenario, la orquesta del Chango se lució con temas de elevada calidad, y reconoció: “Mi música es difícil para bailar, por eso voy a cerrar con un chamamé para los bailarines”, dijo y puso a zapatear al Cocomarola. 

 

Las provincias 

El chamamé es del NEA, pero también del resto del país, el Mercosur y del planeta, por eso la grilla diseñada por el Instituto de Cultura incluye a artistas de distintos puntos. Gracias a esto, en la noche del lunes los amantes del género pudieron disfrutar de propuestas como el divertido dúo misionero Lira Vera, dos mujeres que además de hacer buena música, son espontáneas y muy graciosas. 

Desde Santa Fe dijeron presente artistas como el virtuoso de la armónica Franco Luciani, también María Elena Sosa de Rosario, el correntino Raúl Noguera estuvo en escena con el guitarrista uruguayo Ricardo Panizza, y también desde Santa Fe estuvieron Las Folkies. 

De Corrientes, uno de los momentos más emotivos lo dio el grupo Taragüí Coé y un homenaje a Juan Domingo Saccu que contó con la presencia del líder de Los de Imaguaré, Julio Cáceres. 

Al cierre de esta edición se aguardaba el inicio de la quinta noche chamamecera, que en un principio tenía como números centrales a Teresa Parodi, pero la artista no podrá estar presente debido a problemas cardíacos, y también se había anunciado a Vitale, Baglietto, Jairo, Ilda Lizarazu y La Bruja, pero este show fue reprogramado para el jueves.

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