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Una heroína correntina, un astillero, una guerra y las raíces de un gran gobernador

Por Juan Carlos Raffo

Especial para El Litoral

La lengua castellana es muy clara y contundente. Su definición nos dice: “Heroína es una persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble”.

En Corrientes hoy la podemos apreciar con su veteranía y juveniles 85 años, su nombre es Marta Chemes de Pérez Ruiz. “Chosna ella del pionero en Corrientes en la industria de los astilleros: José María Durán. Y bisnieta de Sebastián Durán, el hijo de este industrial de la navegación, quien realizó una de las más grandes donaciones que se recuerde a la sociedad de Corrientes. Nada más y nada menos que se desprende de un multimillonario terreno donde hoy se levanta el Cementerio San Juan Bautista de la ciudad de Corrientes. 

José María Durán llegó al Río de la Plata y casi directamente a la ciudad de Corrientes en el año 1777. Él nace en el puerto de Santa María de Andalucía y muy joven se embarca en la escuadra que organizó Pedro de Cevallos, quien fue designado por el rey como titular del flamante Virreinato del Río de la Plata. 

El rey Carlos III solicitó a Cevallos -gobernador en esa época de Madrid- un plan de respuesta a la agresión portuguesa en América del Sur. Pedro Cevallos organizó un plan de campaña muy cuidadoso para invadir el Estado Grande del Sur y anexar completamente a esa zona de Portugal, aprovechando la distracción de Inglaterra enfrascada en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. 

El 12 de octubre de 1776 zarpó de Cádiz la poderosa escuadra de Cevallos, y José María Duran, experto en navíos, tuvo una destacada participación en los casi 4 meses de navegación. Fue el alférez Real Porta Estandarte del flamante virrey que llegaba al Río de la Plata a ocupar su puesto. La escuadra estaba compuesta por seis buques de guerra y 117 buques de transporte de personal y mercaderías, y las tropas transportadas eran en total 9386 hombres de las tres armas.  

El 23 de febrero de 1777, las tropas españolas ocuparon completamente la isla de Santa Catarina, mientras las tropas portuguesas -unos 3200 hombres- huían sin combatir. 

Durán en Punta Arazá. Al llegar a Corrientes fija su residencia en el barrio La Rosada, e instaló su astillero en la desembocadura del arroyo Poncho Verde. Hizo el mismo viaje que realizó en 1527 Sebastián Caboto. Lanzados los conquistadores y colonizadores españoles a explorar las tierras de América, Caboto, un expedicionario veneciano al servicio de España descubre, el 8 de mayo del año anterior, en 1527, el río Alto Paraná y se interna en él. Luego de pasar hambre y penurias, la expedición llega hasta la costa de lo que hoy es Itatí, donde es auxiliado por el cacique Yaguarú (que en guaraní significa lobo grande), quien era jefe de un caserío guaraní que poblaba la zona. A ese puerto lo denominaron entonces Santa Ana.

Los expedicionarios hicieron un alto y advirtieron que los indios usaban orejeras y planchas de muy buen oro y plata, que adquirían a pueblos que moraban Asunción arriba. Los exploradores no intentaron en ningún momento apoderarse de estos objetos, pues prefirieron conservar la amistad de los indígenas para que les indicaran donde poder hallar dichos metales. La expedición se marchó y siguió su aventura en la búsqueda de la Sierra de la Plata, que era el objetivo que los movilizaba por ese trayecto. Esta incursión se producía 60 años antes de que Juan de Torres de Vera y Aragón fundara la ciudad de Corrientes, lo que sucedió recién el 3 de abril de 1588.

Es que equivocadamente los exploradores buscaban la Sierra de la Plata, que era el Potosí, sin advertir que por este trayecto no llegarían nunca a la concentración del oro y la plata como ellos deseaban. 

José María Durán queda en la historia: es el 16 de mayo de 1814, porque el barco que había construido “El Itaty” participaba con toda bizarría en la bahía de Montevideo integrando la escuadra del Almirante Guillermo Brown en la famosa batalla El Buceo. Esta embarcación fue construida en Corrientes por el armador-industrial naval José María Durán.    Corrientes por entonces sobresalía con su industria naval en el Río de la Plata, y desde  mediados de abril el almirante Brown, al mando de la escuadra sitiaba Montevideo. El español Bigodet formó junta de guerra y se resolvió quebrar el bloqueo naval.

Se combatió los días 15, 16 y 17 de abril de 1814 y las naves españolas terminan rindiéndose, hundidas o huyendo. El capitán de navío Miguel Sierra dirigió la zumaca “Itaty” y Guillermo Brown, en ciertos momentos del combate, se trasladó hasta la embarcación construida en Corrientes, porque siendo la más velera de sus naves, su bravura conocida lo impulsaba a acercarse al enemigo para asestarle sus más recios golpes. Guillermo Brown, que por entonces tenía 37 años, resultó herido en el combate de El Buceo, aunque no de importancia. Esta acción produjo prácticamente la capitulación para la entrega de Montevideo, que se firmó luego el 19 de junio de ese año 1814.

Sebastián Durán fue premiado por su labor y aporte en la guerra y otros actos de beneficencia con el rango de proveedor de algunos departamentos de Corrientes, como ser Itatí, San Cosme, Santa Ana. Este descendiente se casa con la señora Altolaguirre y cuando advierten que el Cementerio local ya no daba para más, en referencia al Cementerio de la Cruz, y comienza a pensarse en lo que hoy es el Cementerio San Juan Bautista. Esta familia facilita las cosas, donando un enorme terreno que daba al río Paraná y sede para su construcción todo lo que hoy se conoce como el primer patio. Y a su vez, el hijo también llamado Sebastián Durán, casado con una señora paraguaya de apellido Dolores Gaona, donan lo que hoy se conoce como el segundo patio. Siempre fue quedando chico el cementerio, y la Municipalidad termina expropiando los restantes terrenos que también pertenecían a la familia Durán. Iniciado el juicio, este trámite duró aproximadamente 90 años, y en 1980 recién se dignó el Municipio a resarcir con una miserable cifra, lo que mi madre con ese dinero compró una pequeña casita en la esquina de mi casa, donde vivió 3 o 4 años en que fallece.

Además, Sebastián Durán sufre un cautiverio de siete años por parte de Solano López en la guerra con el Paraguay. Sus restos mortales descansan en un pequeño rincón del extenso Cementerio que si vaya, ayudó a construir. 

Y también en un pequeño ataúd están los restos de un hijo Blas Durán, que de muy pequeño se lo llevó la fiebre del tifus a los 16 años. Quedándole cuatro hijos, tres mujeres, “una de ellas mi abuela” Delia Durán dice Marta Chemes orgullosa. 

Es José María Durán quien le vende a Juan Ferrer, padre de Pedro Ferré uno de sus astilleros. Juan Ferrer traía desde España ese oficio de Carpintero de Rivera. Este español, cuyo apellido tiene una “r” al final, más tarde lo modificó. Y ese oficio lo heredó orgullosamente nuestro gran estadista. 

En un acto llevado a cabo el 17 de junio de 2011, la Municipalidad le rindió un homenaje a la familia de José María Durán. En esa oportunidad hizo uso de la palabra el profesor Fernando González Ascoaga. 

Y finalmente quiero destacar los quilates de la señora Marta Chemes de Pérez Ruiz. Enaltece con su entrega y robustece los valores de nuestra rica historia correntina. 

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