Jueves 02de Mayo de 2024CORRIENTES21°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$856,0

Dolar Venta:$896,0

Jueves 02de Mayo de 2024CORRIENTES21°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$856,0

Dolar Venta:$896,0

/Ellitoral.com.ar/ Especiales

El Torino de los “pobres”

Entre tantas versiones del auto argentino por antonomasia, existió uno de cuatro puertas equipado con lo mínimo y necesario para cumplir con sus funciones. Con el mismo y poderoso motor de siete bancadas, pero con un tablero enflaquecido que incorporaba instrumental del Renault 12. 

Por José Luis Zampa

Entre 1973 y 1976, IKA Renault produjo en nuestro país el que sin dudas es el Torino menos agraciado de todas las versiones que se fabricaron a lo largo de los quince años que el modelo se mantuvo en la línea de producción. Se trataba del sedán “SE”, el estreno de la carrocería código 619, cuyo principal atractivo pasaba por el precio, ya que costaba entre un 30 y un 40 por ciento menos que un coupé TS de siete bancadas.

El Torino SE llegó con el nuevo motor de siete apoyos de cigüeñal y los adelantos que ello implicaba en materia de potencia, carburación y tenida, pero se diferenciaba de los modelos coupé en sus detalles de lujo, que eran prácticamente inexistentes.

Por fuera no había baguetas cromadas y ni siquiera el panel trasero de la cola venía pintado en negro mate (como sus hermanos más deportivos) mientras que por dentro la distancia entre el hábitat sublime de una TS con tablero de avión y el espartano SE resultaba sencillamente abismal.

¿La razón? Esta versión de cuatro puertas fue pensada como una opción de costo contenido, y si bien no era barato comprar uno, su precio de venta al público se acercaba a sus rivales de la misma estirpe: el Falcon Standard con motor 3.0 y el Chevy Super de cuatro puertas con motor de 230 pulgadas.

La gran diferencia era el tablero. En vez del torpedo envolvente con relojes redondos de bordes cromados y fondo símil madera del Torino coupé, el SE proponía un extraño menjunje de partes que IKA Renault había decidido tomar de dos modelos. Uno preexistente: el Rambler Classic, y otro vigente en ese momento: el Renault 12.

Es por eso que al subirse a un Torino SE al usuario le costaba tomar conciencia de que estaba a bordo de un Torino. El tablero recto, con poliuretano inyectado, permitía alojar en una gran cavidad longitudinal un inserto de plástico rígido moldeado con la misma matricería del que en su momento fue el salpicadero del Rambler, pero sin los insertos cromados que el antiguo sedán de Industrias Kaiser popularizó a fines de los años 60. En vez de eso, la superficie alojaba una radio AM a botonera rodeada por teclas de luces y otros accesorios, acomodadas sin un concepto estético definido debido a un detalle crucial: no había consola central.

Otro ingrediente diferenciador era la selectora de cambios situada en la columna de dirección con perilla de baquelita, al igual que el propio volante. Todo en riguroso negro y rematado por un instrumental extraído del Renault 12 que, aunque mantenía los tres cuadrantes destinados al velocímetro, el medidor de nafta y el de temperatura, parecían flotar en medio de un auto que sin dudas estaba para más.

Completaban butacones delanteros muy amplios, pegados el uno al otro ya que al no haber palanca de cambios en el piso ni consola central, ambos asientos adquirían dimensiones más generosas, similares (si no las mismas) a las que años antes equiparon al Rambler Classic. Esto permitía que muchas familias incluyeran un tercer pasajero en la fila delantera, aunque no hubiera cinturón de seguridad disponible.

El experimento resultó desde el punto de vista comercial. Hubo muchos Torino SE que cumplieron servicio de taxi, mientras que organismos del Estado lo eligieron para equipar sus flotas con un vehículo sin lujos pero tan potente y eficaz como la coupé TS. Incluso hubo patrulleros de distintas policías del país.

El modelo también sirvió para iniciar el cambio estético más importante de la gama Torino a lo largo de su historia, ya que el SE estrenó en 1973 la trompa con faros auxiliares rectangulares y nueva parrilla ad hoc, mientras que la versión coupé siguió con el frontal de la generación anterior, con cuatro ópticas circulares y la famosa parrilla trapezoidal tan apreciada por los fanáticos.

Recién en 1976, con el lanzamiento de la TSX, la coupé adquirió la misma apariencia frontal del SE, que para ese momento dejaba de existir como tal. En su reemplazo, IKA Renault presentaba la misma carrocería 619, pero con tablero de avión y techo eléctrico escamoteable. Nacía el legendario Grand Routier.

Palanca al volante

El SE fue el último Torino en equipar la selectora en la columna de dirección, ya que el sistema de varillas que conectaban la palanca con la caja de cuatro marchas a través del torpedo y por debajo del parallamas no solo sufría desgaste y le quitaba deportividad al auto, sino que era rechazada por los usuarios, muchos de los cuales eliminaban tal dispositivo para instalar la tradicional palanca al piso. 

Antes, IKA ofreció la versión 300 de 1966 con el mismo sistema. La palanca al volante era una moda que permitía incluir un tercer pasajero en las plazas delanteras cuando los cinturones no eran de rigor. Con el paso del tiempo el sistema fue abandonado por completo en Argentina y Europa, aunque Estados Unidos fabrica hasta el día de hoy autos y camionetas con selectoras al volante que solo se utilizan para accionar transmisiones automáticas.

¿Te gustó la nota?

Ocurrió un error