Utilizando métodos publicados y revisados por pares, científicos de Brasil, Argentina, Países Bajos, Estados Unidos de América y Reino Unido colaboraron para evaluar en qué medida el cambio climático inducido por el hombre alteró la probabilidad y la intensidad de temperaturas máximas de 10 días durante los meses de agosto-septiembre en la región más afectada por el calor extremo. Allí quedó encerrado el norte de la provincia argentina de Corrientes, junto a Misiones, Chaco y Formosa.
Los gráficos publicados por la iniciativa científica World Weather Attribution ilustran las anomalías de temperatura cercana a la superficie (T2m) [℃] de ERA5, CPC y MSWX entre 1980 y 2010, que muestran un máximo diario promedio de 10 días para el período del 17 al 26 de septiembre de 2023. El contorno verde representa la región de estudio [11°S- 28°S, 41°W-63°W].
Si bien los impactos totales de las olas de calor siguen sin conocerse hasta meses después de los eventos, este equipo científico señaló que se han reportado 4 víctimas y muchas enfermedades relacionadas con el calor. También mostraron su preocupación porque los eventos de calor extremo a principios de primavera a menudo resultan particularmente impactantes, ya que las poblaciones locales aún no están aclimatadas a las altas temperaturas.
Además, la alta densidad de población, la escasa cobertura vegetal, los altos niveles de contaminación del aire y la desigualdad son factores de riesgo adicionales de mortalidad y morbilidad dentro de las ciudades, lo que hace que el calor extremo sea particularmente mortal para los pobres de las zonas urbanas.
Si bien existe un alto nivel de confianza en los productos cuadriculados utilizados para realizar el análisis, estos no capturan récords muy locales, muchos de los cuales se superaron durante este episodio de calor. Para incorporarlos en estudios futuros e informar a los sistemas de alerta temprana, se necesitan datos de estaciones meteorológicas de alta calidad y fácilmente disponibles.
Para estimar la influencia del cambio climático causado por el hombre en este calor extremo, combinaron modelos climáticos con las observaciones meteorológicas. Descubrieron que debido al cambio climático inducido por el hombre, el evento habría sido entre 1,4 y 4,3 °C más frío si los humanos no hubieran calentado el planeta con la quema de combustibles fósiles.
Señalaron que debido a la fuerte tendencia, cambió la probabilidad de que se vuelvan a producir estos eventos: ha aumentado al menos 100 veces.
Con el futuro calentamiento global, eventos de calor como este serán aún más comunes y más calurosos. A temperaturas medias globales de 2°C por encima de los niveles preindustriales, un episodio de calor como este sería otras cinco veces más probable y entre 1,1 y 1,6°C más caliente que hoy.
Aclararon que aunque El Niño puede haber influido en los patrones climáticos a gran escala, la contribución directa al calor extremo es pequeña, en comparación con la señal del cambio climático.
Si bien es inevitable que se produzcan algunas pérdidas debido al calor extremo, en particular con respecto a los ecosistemas, manifestaron que es engañoso suponer que los impactos humanos son inevitables. Ante este difícil panorama, advirtieron que la adaptación al calor extremo puede ser eficaz para reducir la morbilidad y la mortalidad.
Los autores de este estudio no pudieron identificar ningún plan de acción contra el calor que exista en el área afectada, lo que deja una ventana de oportunidad potencial para mitigar los impactos del calor en las personas vulnerables. Los planes de acción contra el calor que incluyen alerta temprana y acción temprana, sensibilización y mensajes para cambiar comportamientos, y servicios públicos de apoyo pueden reducir la morbilidad y la mortalidad.