Jueves 02de Mayo de 2024CORRIENTES24°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$856,0

Dolar Venta:$896,0

Jueves 02de Mayo de 2024CORRIENTES24°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$856,0

Dolar Venta:$896,0

/Ellitoral.com.ar/ Ciencia & Tecnología

Aseguraron que el Pediátrico de Corrientes supera los estándares latinoamericanos

No obstante los buenos valores hallados en esta tesis, su autora insistió en que son necesarias acciones de capacitación en la comunicación y la enseñanza de técnicas para la adquisición de competencias o habilidades comunicacionales. 

La Doctora en Medicina por la Universidad Nacional del Nordeste(UNNE), Roxana Estela Servin, presentó una tesis en la que describió las  percepciones sobre la comunicación médico-paciente de padres/tutores de niños y adolescentes en la consulta ambulatoria del Hospital Pediátrico “Juan Pablo II” de Corrientes, Argentina. 

Para esto, conversó con 725 pacientes (madres, padres o tutores). El relevamiento de datos lo realizó en la sala de espera del servicio y en el pasillo central del hospital.

Ella tiene más de 29 años de ejercicio profesional y asegura que pudo adquirir "una mirada que va más allá de la patología, que es capaz de captar los pequeños detalles de la relación vincular del paciente y su familia, y basándome en la 'cultura de la seguridad del paciente', y sus fallas, que ocurren siguiendo el modelo de Reason (1990) del “queso suizo” (que propone que muchos eventos se 'alinean' para que el error se produzca), comprendo, sin temor a equivocarme, que el fracaso en la comunicación constituye la causa, que engloba casi todas las causas".

Servin concluyó que en el Hospital “Juan Pablo II” hay percepción, por parte de los acompañantes de los pacientes, de una comunicación no verbal, verbal y escrita, así como trato en general, que supera los estándares de muchos otros hospitales de Latinoamérica y el mundo.

No obstante los buenos valores hallados en esta tesis, insistió en que son necesarias acciones de capacitación en la comunicación médico-paciente y la enseñanza de técnicas para la adquisición de competencias o habilidades comunicacionales.

"Recuerdo mis primeros años de ejercicio de la medicina, cuando tenía apenas unos 26 años y me había incorporado al durísimo sistema de la residencia médica. Tenía sobre mis hombros tanta responsabilidad… tantos pacientes y urgencias… tantos datos a retener en la mente, y las estresantes presentaciones de casos en los pases de sala y de guardia. Debía aprender a exponer el relato obligadamente sintético y conciso de la historia de muchos pacientes a colegas más experimentados e interconsultores. ¿Cómo organizar tantas ideas diferentes, compilar los datos precisos de cada caso particular, que además iban cambiando día a día?", recordó la Doctora en Medicina. 

Otros resultados

Más del 90 % de los consultantes percibieron que los profesionales les dirigen la mirada, aunque el porcentaje disminuye a mayor edad del médico. La sonrisa muestra una relación inversa con la edad, siendo los profesionales más jóvenes los más proclives a sonreír tanto al acompañante como al niño.

Hubo una elevada tasa de satisfacción respecto del trato recibido. Según esta tesis, los profesionales del Hospital “Juan Pablo II” tienen buena comunicación no verbal con quienes acompañan a los niños, aunque entre los más añosos hay ciertas falencias al respecto.

En todos los grupos, los pediatras saludaron menos frecuentemente al niño, con menor proporción en los médicos añosos y ligeramente menor en profesionales mujeres. Los más jóvenes fueron los que más entablaron un diálogo con los niños, no habiendo diferencia significativa según sexo.

"En todo este tiempo aprendí que la buena comunicación es la piedra fundamental sobre la que se erige la ayuda a los demás, que escuchar es más importante que hablar, y que los pacientes están ávidos de expresarse, que sienten un gran alivio desde el momento en que se sienten escuchados y comprendidos, más allá del motivo de la consulta. Entendí que la enfermedad actual muchas veces es el corolario de procesos emocionales que horadan el bienestar y la salud de un ser humano. Que el oír atenta y empáticamente a los pacientes, hace que salgan de la consulta agradecidos y llenándonos de bendiciones aun estando lejos de ofrecerles un diagnóstico certero, o un pronóstico al menos aproximado", señaló Servin.

Sus resultados en las entrevistas a los más de 700 pacientes le mostraron que los médicos jóvenes y los de edad mediana fueron los que más frecuentemente informaron al niño que lo van a revisar. Hubo percepción de buena predisposición de más del 92% de los profesionales a escuchar al interlocutor en todos los grupos etarios y en ambos sexos, sin embargo, los consultantes refirieron que los que menos escuchan al niño fueron los pediatras jóvenes y el grupo de mujeres pediatras.

Los jóvenes dieron más frecuentemente indicaciones en voz alta. Y, jóvenes y mujeres, fueron quienes más se cercioraron de que los consultantes hayan entendido las indicaciones.

La mayoría de los pediatras otorgó al paciente un espacio para hacer preguntas o aclarar sus dudas y los de mediana edad ofrecieron más información a sus pacientes, sin diferencia de acuerdo al sexo. Los consultantes que recibieron más información fueron los padres de adolescentes y los padres de lactantes.

"Está demostrado que el tiempo promedio de la primera interrupción en la entrevista médica es de 18 segundos, que los médicos interceptamos el relato del paciente muchas veces al momento en que nos dice 'Dr. mi hijo está con fiebre, o vómitos, o tos'. Tendemos a preguntar inmediatamente: –desde cuándo? ‒ para poder orientar más rápidamente el interrogatorio y optimizar nuestro tiempo. Y en ese obrar nos perdemos de observar al niño y su acompañante, mirarlos de verdad y valorar su lenguaje corporal y lo que están expresando más allá de la palabra. Pasamos por alto muchas veces esa mirada global y la interpretación, de que a veces, otras causas son las que generan la consulta y no la fiebre misma… que las personas necesitan hablar y ser escuchadas para aliviarse, y comenzar el proceso de sanación", indicó la Doctora.

Los jóvenes fueron quienes más utilizaron un lenguaje sencillo, independientemente de su sexo. Los que percibieron mayor comprensibilidad del lenguaje del profesional fueron los padres de niños de 12 o más años, sin diferencia significativa según su procedencia, y también los acompañantes que tenían primaria incompleta.

La letra de los pediatras fue considerada legible en alta proporción (88%). Hubo un 8% de errores y un 3% de omisiones de alguna indicación que se dio en forma oral.

El grupo de los médicos mayores es el que más errores registró, sin diferencia en cuanto al sexo. Quienes más errores u omisiones hallaron en las indicaciones y recetas médicas fueron los acompañantes de adolescentes. Y aquellos que tenían solo estudios primarios completos fueron los que encontraron más errores u omisiones.

Para más del 80 % de los pacientes, el médico habló en forma lenta y pausada, proporcionando información suficiente. Se destacaron como más frecuentes las habilidades de utilizar lenguaje sencillo y comprensible, y generar un espacio para las preguntas y dudas.

La habilidad menos percibida fue la de asegurarse que el paciente comprendió las indicaciones. Los pacientes de 12 años o más son los que percibieron más interrupciones en su narración y curiosamente, son los que refieren sentirse más escuchados.  Solo poco más del 40 % refirió sentirse conforme con la consulta, con alta proporción de insatisfechos.

Con respecto al tiempo dedicado a la consulta, en general los pacientes han estado satisfechos, particularmente las acompañantes mujeres, madres o tutoras, los pacientes de la capital, y aquellos con estudios post-secundarios.

La percepción de los consultantes fue mucho mejor cuando tuvieron la posibilidad de elegir al profesional para la atención. En general los acompañantes percibieron un trato cordial o afectuoso hacia ellos, independientemente de haber elegido o no al pediatra para su consulta.

Sin embargo, en referencia al trato hacia el niño, los pacientes que no eligieron al médico percibieron un trato cordial, y los que sí lo hicieron refirieron un trato afectuoso. Un mínimo porcentaje percibió un trato solamente correcto. 

Relación triangulada

La relación médico-paciente es aquella interacción que se establece con el propósito de devolverle al enfermo la salud, aliviar su padecimiento y/o prevenir la enfermedad. El uso efectivo de habilidades comunicacionales realizado por los médicos en el ámbito clínico beneficia tanto al profesional como a sus pacientes.

El sistema de salud impone tiempos de atención cada vez más breves, lo que, a su vez, va en detrimento de la comunicación, de la relación entre el médico y su paciente, y, por ende, de los resultados en salud. La relación médico-paciente en la consulta del niño tiene sus singularidades.

Para su estudio, Servin tuvo en cuenta que el pediatra entabla siempre una relación triangulada, tripolar, que involucra a un lactante, un infante o adolescente y su referente padre, familiar o tutor; a veces, incluso más de uno.

Es sabido que las habilidades de comunicación pueden y deben enseñarse, para lo cual es necesaria la concientización de las instituciones de educación médica, el profesorado y el estudiante para asegurar un adecuado encuentro clínico entre el futuro médico y el paciente. La especialista señaló que todos deben tener la oportunidad de recibir esta enseñanza durante el pregrado.

La tesis "La comunicación del pediatra percibida por padres/tutores de niños y adolescentes que consultaron en el  Hospital Pediátrico "Juan Pablo II" en 2019" fue presentada este año y se puede leer completa en el repositorio académico, online y abierto de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).

¿Te gustó la nota?

Ocurrió un error