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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

La región del NEA con muy reducido riesgo de amenaza sísmica

El Instituto Nacional de Prevención Sísmica lanzó un nuevo manual que indica que no existen zonas de cero amenaza en el país. 
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Tras 40 años, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica lanzó un nuevo manual que indica que no existen zonas de cero amenaza en el  país. Corrientes, Misiones, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Malvinas son las provincias con riesgo “muy reducido” de amenaza sísmica.

El Instituto Nacional de Prevención Sísmica renovó su registro de la peligrosidad en Argentina. En este nuevo mapa de peligrosidad se identifican distintas zonas, en función de la información recolectada con acelerógrafos, por lo que se pueden conocer cuáles son las ciudades con mayor riesgo de sufrir un sismo.

El Inpres identificó cinco zonas o niveles de peligrosidad en función de los resultados que arrojaron los acelerógrafos del organismo, instrumentos que miden la variación de las aceleraciones de gravedad (expresadas en la unidad de medida “g”) en el lugar de su emplazamiento.

La gran novedad de este mapa es que, a diferencia de la información desactualizada, ya no existen zonas con cero amenaza sísmica. De hecho, hay amenaza sísmica en todo el territorio nacional, incluyendo a las Islas Malvinas.

Riesgo zonal

De acuerdo con el análisis del Inpres, el sur de San Juan y el norte de Mendoza, incluyendo sus ciudades capitales, continúan siendo las áreas del país con mayor peligrosidad sísmica.

Dentro de las zonas con mayor riesgo, le siguen las marcadas con color anaranjado, que comprenden el centro de Mendoza, el norte y este de San Juan, el oeste de La Rioja y una pequeña parte del noroeste de San Luis. Este nivel de riesgo aplica también para otro punto del norte del país, en un sector del sureste de Jujuy y centro de Salta, así como una pequeña área en la esquina del suroeste de Tierra del Fuego, incluyendo las ciudades capitales de esas tres provincias.

La peligrosidad “moderada” le corresponde a una zona que se extiende desde el norte de Salta y Jujuy hasta una porción del noreste de Chubut, pasando por la totalidad de Tucumán y de Catamarca, el resto de la provincia de La Rioja, el oeste de Córdoba, el norte de San Luis, el centro-sur de Mendoza y la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro. También gran parte del centro y norte de Tierra del Fuego.

En la categoría de peligrosidad “reducida”, la zona se extiende desde la frontera que une Salta, Formosa y Chaco hasta el oeste y sur de Santa Cruz. Este nivel abarca parte de Santiago del Estero, la franja central de Córdoba, el sur de San Luis y Mendoza, el oeste de La Pampa, el este de Neuquén, y gran parte del oeste de Río Negro y Chubut.

Las provincias catalogadas como con riesgo “muy reducido” de sismos son: Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe. Entran también en esta categoría las Islas Malvinas.

Estudios

La mayor parte de la actividad sísmica se concentra en la región centro-oeste y noroeste de nuestro país. En cuanto al noroeste, si bien se han soportado terremotos destructivos en los últimos 400 años, no afectaron tanto a las zonas más densamente pobladas. En cambio, en el centro-oeste del país los terremotos fueron verdaderos desastres regionales, como fueron los casos de las ciudades de Mendoza y San Juan.

La ingeniería sismorresistente es la rama de la Ingeniería civil que se encarga de estudiar el comportamiento de las construcciones ante sismos y, de hecho, esta disciplina en nuestro país nació justamente como consecuencia del terremoto de San Juan, ocurrido el 15 de enero de 1944. De esta manera, se implementó la proyección, construcción y el refuerzo de las obras, como edificios, puentes y embalses, ante la posibilidad de actividad sísmica. Así, se evita que se originen colapsos parciales o totales en las construcciones y, principalmente, se evita la pérdida de vidas humanas.

La peligrosidad sísmica es la probabilidad de que ocurran movimientos sísmicos de cierta intensidad, en una zona durante un período determinado, de acuerdo al nivel de sismicidad de la zona. Por su parte, la vulnerabilidad sísmica es la susceptibilidad que presenta una comunidad a sufrir daños durante un sismo.

El riesgo sísmico, entonces, es la probabilidad de consecuencias adversas ante un evento sísmico. Resulta de la interacción del fenómeno natural y la vulnerabilidad sísmica. Si bien la peligrosidad sísmica no se puede evitar, reducir la vulnerabilidad sísmica sí disminuye el riesgo.

Por lo tanto, desde el Inpres se ofrece información para que las distintas regiones tomen acción, ya que “el correcto accionar individual y colectivo constituye la base para hacerle frente al sismo y sus consecuencias”.

El Inpres tiene a su cargo la construcción, instalación, operación y mantenimiento de la Red Nacional de Estaciones Sismológicas. Esta Red está integrada, actualmente, por 50 estaciones distribuidas en todo el país. La mayor parte están conectadas en tiempo real, permitiendo que los analistas puedan acceder a los registros sísmicos de forma instantánea, facilitando la localización y caracterización de los sismos ocurridos.

El equipamiento sismográfico es tan sensible que el emplazamiento de cada estación debe realizarse en lugares preferentemente apartados, para evitar captar el ruido cultural, entendido por las vibraciones de las rutas, ciudades, fábricas y trenes, y el ruido natural, producido por ríos, bosques y viento, por ejemplo. Incluso, debe ser ubicado en túneles o pozos sobre roca dura, ya que eso permite registrar la microactividad de la zona. 

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