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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

La propuesta de una arquitecta para dotar de energía solar a Corrientes y Resistencia

El único caso de implementación de esta tecnología es la experiencia piloto realizada en el año 2017 en un barrio correntino, con un total de 200 viviendas, en la cual se instalaron dispositivos de captación de energía solar térmica y fotovoltaica en cinco (5) viviendas terminadas y habitadas. 

La arquitecta Claudia Pilar abordó las posibilidades de incorporación de Sistemas Fotovoltaicos Conectados a Red (Sfcr) en la envolvente arquitectónica de barrios en el Área Metropolitana del Gran Resistencia (Amgr) y Gran Corrientes, de la región Nordeste de la República Argentina. En ambos casos el foco se pone en la relación vivienda-usuario.

Los Sfcr permiten generar energía renovable de tipo distribuida, disminuyendo la facturación de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, sin ocupar espacio adicional y transformando al usuario en un prosumidor.

A nivel mundial, la toma de conciencia de los efectos ambientales negativos del excesivo consumo de energía, preponderantemente de origen fósil, precipitó la necesidad de cambiar el paradigma hacia una matriz diversificada, con participación creciente de las energías renovables.

La propuesta de Pilar fue publicada en la última edición de la revista Arquitecno, editada por la Universidad Nacional del Nordeste (Unne). 

Caso de estudio

El único caso de implementación de Sfcr en barrios de vivienda en el Amgr y Gran Corrientes es la experiencia piloto realizada en el año 2017 en el barrio Concepción de la ciudad de Corrientes, con un total de 200 viviendas, en la cual se instalaron dispositivos de captación de energía solar térmica y fotovoltaica en cinco (5) viviendas terminadas y habitadas.

Se distinguen dos situaciones: las viviendas en esquina (1 y 11, resaltadas en amarillo) y las ubicadas en el centro de la cuadra (2, 4 y 5, resaltadas en verde). La diferencia radica en que en las viviendas en esquina el norte geográfico incide sobre la fachada lateral, mientras que en las del centro de la cuadra tienen la fachada principal orientada al norte. 

Esto da como resultado dos propuestas de arreglo fotovoltaico.

La implementación de los Sfcr en estas 5 viviendas se realizó replicando el modelo “llave en mano” en el otorgamiento de las instalaciones fotovoltaicas, lo que dio como resultado un compromiso variado por parte de los destinatarios.

Por ejemplo, uno de los vecinos construyó una ampliación que obstaculiza la radiación solar sobre el arreglo fotovoltaico comprometiendo seriamente su funcionamiento.

El usuario

En general todos los vecinos con energía solar tuvieron problemas en un primer momento dado que los medidores instalados en lugar de descontar la energía generada la sumaban. Esta situación fue solucionada aproximadamente un año después de la inauguración del barrio, lo que provocó un impacto negativo en la percepción de la efectividad de la energía solar en los propietarios, dado que se realizó una facturación excesiva.

Tampoco se verifica que se hayan seguido estrategias de sensibilización, capacitación, formación, que se previera un mecanismo de enlace (cada organismo con muy buenas intenciones se dedicó a su temática), ni un monitoreo de la experiencia. 

A partir de las entrevistas realizadas y la observación de los inconvenientes y malestar de los vecinos, los organismos iniciaron un proceso de seguimiento de la experiencia.

En cuanto a lo económico el costo ha sido alto (aproximadamente un aumento del 30% del valor de cada vivienda) lo que no aparece como rentable dado que el modelo implementado es el “ahorro” en la facturación.

Caso de aplicación 

hipotética

El barrio de la Mutual del Personal de la Universidad Nacional del Nordeste (Mupunne) ha sido construido en el año 1998. Posee una antigüedad de 24 años y se encuentra en las dos terceras partes de su vida útil esperada.

El barrio se emplaza sobre un terreno de aproximadamente una hectárea, constituido por dos manzanas separadas por una calle pública con un total de 70 viviendas.

El prototipo que se repite hacia cualquier orientación, sin tener en cuenta criterios de diseño bioclimático, es una vivienda en dúplex (planta baja y planta alta) de 82 m2. La construcción es de tipo tradicional.

Si bien existen ampliaciones de los vecinos, incorporación de especies arbóreas, presencia de cables, etc., la posibilidad de considerar el techo del segundo nivel para la incorporación de un Sfcr es favorable además del retroceso de la línea municipal que aleja la incidencia de las sombras de elementos y forestación urbana.

Aplicación

Los barrios de viviendas sociales aparecen como un programa propicio para la aplicación de las tecnologías fotovoltaicas, aun considerando sus obstáculos, principalmente del ámbito sociocultural, económico y político.

El modelo de implementación “llave en mano” de las políticas habitacionales resulta un primer obstáculo para lograr el compromiso de los usuarios. En la generación distribuida el usuario adquiere un nuevo rol de “prosumidor” que contrasta con el rol pasivo que generalmente adopta un beneficiario de vivienda social.

En el “Caso de Estudio” se evidenciaron múltiples dificultades en la implementación de Sfcr tanto de los organismos intervinientes como de los usuarios. Surgieron problemas técnicos y el monitoreo de la experiencia fue débil.

En el “Caso de Aplicación Hipotética” el uso de la herramienta computacional PVsol Premium 2019 permitió de forma confiable, ágil, en un entorno amigable para los arquitectos, modelizar distintas posibilidades de incorporación de Sfcr tanto de barrios ya construidos como en proyectos nuevos.

La propuesta de un arreglo de 8 módulos de 260 W, en una superficie de 13,4 m2, dio una potencia de generador fotovoltaico de 2,1 kWp, lo que significa una cobertura de la generación solar en relación al consumo teórico del 66,1% para la orientación Noreste y el 69% para la orientación Noroeste del arreglo. 

Las emisiones de CO2 evitadas considerando la totalidad del barrio de 70 viviendas, rondarían las 122 toneladas anuales, lo que resulta uno de los principales aspectos positivos de una intervención de este tipo.

Las estimaciones económicas resultan dificultosas y sin respaldo de previsibilidad por dos cuestiones: falta de madurez del mercado e inestabilidad económica y política del país que no permite hacer comparaciones confiables en moneda nacional de forma diacrónica. Sin embargo, de acuerdo a los estudios descriptos se tiene un retorno del capital inicial o tiempo hasta flujo de caja positivo de 7,7 años. 

Se considera que el porcentaje de cobertura de la generación sobre el consumo será principalmente para autoabastecimiento, es decir que el impacto económico en el usuario será en la reducción en la facturación.

Obstáculos

Los barrios de vivienda son un programa arquitectónico que permitiría una escalada de la tecnología fotovoltaica por su implementación masiva, pero se reconocen obstáculos políticos, culturales y socioculturales que dificultan la implementación e impiden la apropiación de la tecnología. Otro aspecto que también dificultad o casi imposibilita la implementación es la falta de créditos.

El espacio doméstico (la vivienda) puede favorecer la “apropiación” de los usuarios en la implementación de Sfcr, considerando un plan o programa de concientización ambiental y uso racional y eficiente de la energía.

Pero la “apropiación” de la tecnología no es un proceso que se dé automáticamente, sino que requiere de acciones deliberadas para romper actitudes rutinarias del vínculo con la energía.

Las posibilidades de incorporar los Sfcr implica sortear obstáculos político-normativos, económico-tarifarios, del mercado y socioculturales. El desafío del campo disciplinar es comprender esta complejidad y proponer una nueva estética de la energía sobre la base del compromiso ambiental.

Futuro

Los efectos ambientales son tan drásticos que algunos autores consideran que ya no es factible hablar de “crisis” climática, sino de un “Nuevo Régimen Climático” como “mutación” ambiental y que nos encontramos transitando una nueva era geológica definida como “Antropoceno”.

Una de las facetas de la insostenibilidad ambiental de la construcción del hábitat es el alto consumo energético. El sector residencial a nivel nacional consume el 47% de la electricidad de la Argentina.

 Según informes de Cammesa. En el año 2020, como resultado del aislamiento social preventivo y obligatorio (Aspo) la demanda de energía de la Argentina registró una disminución interanual del 1,3%. Sin embargo, la demanda residencial se incrementó en un 8,1%.

Frente a estas preocupaciones, las acciones de diversos actores políticos, científicos, económicos, empresariales y hasta religiosos apoyan el desarrollo de las energías renovables, que actualmente ocupan un lugar importante en la matriz energética mundial.

En el contexto nacional, en noviembre de 2017 el Congreso Nacional aprobó la Ley N° 27.424 “Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública”, que entró en vigencia por decreto 1075/2017. En noviembre de 2018 a través del decreto N° 986 se aprobó la reglamentación de esta ley estableciendo que el cálculo de compensación estará a cargo del Distribuidor bajo el modelo de balance neto de facturación.

En las ciudades que componen el Amgr y Gran Corrientes, la expansión urbana se dio principalmente a partir de la construcción de barrios de vivienda de producción estatal. 

Por ello se considera oportuno el análisis de la factibilidad de instalación de Sfcr en esta tipología arquitectónica, que actualmente representa aproximadamente una cuarta parte del parque habitacional construido de la región, con el objetivo de reducir el consumo energético, generar un ahorro en las tarifas de sus ocupantes y propiciar un cambio en el ciudadano, que pasa de ser consumidor pasivo, para asumir un rol bidireccional activo en la cuestión energética.

Los barrios de vivienda, como tipología urbano-arquitectónica, poseen características que por una parte favorecen y por otra condicionan las posibilidades de incorporación de Sfcr.

Dado que la política de construcción del hábitat de interés social ha sido preponderantemente la de “llave en mano”, con baja o nula participación del “destinatario”, este posible empoderamiento del usuario resulta altamente disruptivo. 

La vivienda es el medio donde el hombre expone la construcción de un modo particular de habitar, un proceso dinámico que se agudiza en el tiempo con los avances tecnológicos y las transformaciones globales de las sociedades. 

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