Especial Lola y Carlos Lezcano
Cesar Pereyra trabaja su obra desde la interrogación, la pregunta es el origen de sus trabajos, por lo tanto crear es descubrir, correr el velo para que algo aparezca. No se trata, entonces, de ambientes y personajes copiados textualmente de la realidad sino nacidos en su taller.
Tampoco se trata de un registro ni homologación de lo visto en la realidad sino en el denodado trabajo de crear un universo propio en clave correntina sin sobreactuar el tono. No hay impostura en nuestro artista nacido en Chavarria.
La recurrencia a los temas de la infancia pueblerina, a cierta atmósfera de misterio y melancolía organizan la creación de un mundo autónomo donde reina la incerteza.
Saer solía decir que toda obra de arte es una praxis que se interroga a sí misma y no puede resolver sus problemas y contradicciones sino a través de sí misma, eso hace César.
C.L: ¿Cómo comenzó esa historia en Chavarría?
Es muy gracioso porque empezó con una tarta de jamón y queso, o empanada de jamón y queso, o algo con jamón y queso. Una cena, y cuando me voy al living, me pongo a ver la tele y vi unas manos haciendo una pintura, era una vaca verde en un pasto rojo y me voló la cabeza Tenía cinco o seis años. Era una serie que mi generación había visto y se llama Art Attack. Ahí empezó el vínculo con la pintura.
C.L: También está este contexto de estar en un pueblo.
Siempre las cosas en los pueblos llegan con delay de lo que llegan en las ciudades intermedias o las capitales de las provincias. En aquel entonces, no habían pantallas ni internet, que tuve recién a los 15, 16 años, era una infancia muy poco sociable porque el vínculo social pasa por el talento futbolístico que uno tenga. En Argentina había dos extremos, estaba Messi y estaba yo que era todo lo contrario, era un talento el no talento deportivo que tenía. Entonces era más fácil quedarme dibujar.
L.L:Me llama muchísimo la atención el tema de las cajas en tu obra. ¿Qué quiere decir la caja?
Esta serie comencé este año, hablando del lenguaje pictórico en sí, pero desde el 2019 venía trabajando solamente en dibujos de una serie que se llamaba “Ombligo sin Fondo”, donde también aparecían estos dispositivos de la caja, el fuego, el patito, que siempre se repetían.
L.L: ¿El dibujo en blanco y negro ?
Con grafito. Creo se trata de intentar codificar la melancolía, la nostalgia, era una línea de dibujo bastante oscura para meterme a producirlo y por eso quise cambiar a una parte un poco más naif, quizá y contemplativa.
L.L. ¿Como misterio?
Sí, sí, tiene que ver con el misterio, pero también la caja es un dispositivo que se usa para guardar cosas, cuando te mudás, cuando querés almacenar algo y también es cuestión de protección. Pero una protección casi ocultándose, una protección falsa porque es de cartón y el cartón se rompe, se quema, se humedece.
L.L: Pero ¿qué nos dice eso?
Solo está ahí. No hay nada concreto, porque no tengo nada concreto, creo que en el momento de producir esas imágenes intento resolver preguntas, pero de estas obras salen más preguntas. O sea, no tengo en concreto por qué dibujo una caja, si tengo más o menos claro por qué lo hago o qué quiero intento conseguir con esto. Lo mismo me pasa con el patito, con el fuego, tengo más o menos algunas ideas disparadoras de por qué lo hago, pero no tengo claro por qué lo hago, por qué lo seguiré haciendo, o qué otros nuevos dispositivos visuales surjan a partir de esto. Un poco el arte es así, no tiene por qué, y eso está bueno también. Es muy personal y cada quien tiene su visión.
C.L: Se ven personajes desolados en ese bosque o monte. ¿Quiénes son esos personajes? ¿Son sueños? ¿Forman parte de tu historia?
Creo que es hablar de mi propio lugar, como que todos esos personajes soy yo o una parte de mí. Siempre hablo de la cuestión melancólica, de la infancia nostálgica, las imágenes del lugar en donde me crié, por eso siempre están esos paisajes del interior correntino.
L.L.: ¿Dónde te criaste?
En Chavarría, bien al centro de la provincia, está el portal sur del Iberá.
CL: ¿Y qué es Chavarría para vos?
Cuando era chico siempre estaba muy aislado del entorno, muy en mi casa, muy en la mía, pero al pasar los años también empecé a verlo desde otra perspectiva al pueblo. Me empecé a dar cuenta, gracias a la mirada que tienen mis primos músicos y sus canciones que hablan mucho de la cuestión de la mística literaleña. Ellos viven en Posadas, las canciones que hacen también tienen una mezcla del NEA y fue muy importante escucharlos desde muy chico porque impactó en mi obra y en cómo ver mi propio lugar.
L.L.: ¿Qué por ejemplo? ¿Qué música impactó, esta obra tiene musicalidad para vos?
Sí, es muy loco porque también cuando era muy chico no consumía muchos artistas visuales porque no tenía de dónde. Mi referencia visual era la música de mis primos, entonces era imaginarme cómo podría hacer que lo que escuchaba y no se veía, lo pueda poner en visión y cuando tenía 15 años me habían llevado a algunos de los recitales que había hecho en Posadas.
C.L.: ¿Estás diciendo que hiciste visible lo invisible?
Claro, era la forma de manifestar la música.
C.L.: Es muy bueno el procedimiento.
Si, hicimos la de Kevin y Liniers en su momento, pintando mientras tocaban vivo en el Taragui Rock 2016 también.
C.L.: Tus cuadros en general están ubicados en un llano correntino y un montecito. ¿Por qué esa desolación?
Porque, de nuevo la cuestión de la infancia, la soledad del campo, del monte que es muy solitario. Vas a cualquier pueblo del interior y es una pintura de Eduard Hopper pero en el monte. No lo uso de referente, pero se me vino a la mente ahora por esa cuestión de exacerbar la soledad.
L.L: Hay una pintura que está en tus redes, que son dos personajes, cada uno tiene una camiseta de fútbol, una es River, la de Boca. ¿Son amantes rivales? Porque están de la mano, y arriba hay una tormenta, fuego,y humo, ¿hay un problema? ¿Qué es todo eso?
Creo que siempre vuelvo a la cuestión de pintar o hacer la obra para entender. Debo confesar que no soy muy fan ni tengo un buen vínculo con el fútbol, que no lo entiendo, nunca he entendido un partido, creo que es algo genético, que mi viejo le habrá heredado toda la pasión futbolística a mis hermanos y quedó ahí. La carrera de Artes Combinadas me ayudó a ver esto como una característica cultural de la Argentina, y ver el fútbol va más allá de ver el deporte, como algo pasional muy fuerte, que está en nuestra identidad cultural y pintarlo es entender eso. La camiseta de Boca y River puede significar un montón de otras cosas, claramente hay una grieta entre Boca y River, que se puede trasladar a la grieta en la Argentina, en lo político, en lo cultural, en todo.
L.L.: ¿Qué consejo le darías a una persona que está empezando o que quiere mostrar una obra y no se anima? ¿Cómo empezaste vos?
¿Me podrías hacer esa pregunta dentro de cinco años? (risas). Porque siento que, si bien pasaron un montón de cosas en la apertura de la muestra del Vivero, este año fue un archivo winrar.zip, porque pasaron un montón de cosas, y fue la primera vez que mostré al público estas pinturas. También hubo un quiebre del 2023, cuando participé de la beca de artistas visuales, que fue la primera vez que mostré al público esta obra que venía laburando desde 2019.
C.L.: Fuimos a ver la muestra de Vivero y nos aparece la silleta que se está quemando. Lola me dice “se quema sin embargo, solo se quema arriba lo que permite ver que la silleta está allí. No está todo quemado, se deja ver el objeto. ¿Qué se quema y qué permanece?
Hay una cosa con el fuego, todos estos bocetos empezaron en 2019. Y en 2020 fueron los incendios en la provincia, en plena pandemia. Todos estábamos en una nube bastante caótica mental. Los incendios, lamentablemente, son bastante recurrentes en la región. Publiqué en redes la tragedia del fuego. Una amiga me había dicho que no hay que verlo tampoco tan trágico. O sea, que si bien esta cuestión por mano humana viene trágico, pero no hay que odiar al fuego. No verlo al fuego como algo destructivo, sino como algo purificador. Hay algo de dualidad, creo que toda mi obra habla de esta cuestión de la luz-oscuridad o de extremos. Trato de entender el fuego en mis obras desde esa dualidad. Los guaraníes quemaban los campos para que se volviera fértil.
C.L.: ¿Qué estás haciendo ahora?.
Nunca dejé de pintar Y estoy produciendo para el 2025.
C.L.: ¿Sos de tomar notas?
Soy mucho de laburar en cuadernos de bocetos. Llevo un cuaderno a todos lados. Cuando no lo llevo es cuando se me ocurre la idea.
C.L.:¿Tenés un cuaderno?
Tengo un cuaderno de bocetos por año desde el 2015. Pero cuando tengo que sentarme a laburar para pensar las obras, lo laburo en la compu. Hago mucho collage en Photoshop.
C.L.:¿Estudiaste dibujo?
No estudié dibujo ni pintura. ¿Cuáles son los aspectos formales? ¿Cómo se planteó esta obra? Por ejemplo eso no estudié lo que hacía es practicar mucho y después ver tutoriales y videos en youtube cuando llegó el internet en el pueblo tenía los 12, 13. Pero era bueno investigar. ¿Cómo pintar esto? Recuerdo que a los 5, 6 siempre pedía acuarelas pero ¿dónde conseguimos una acuarela en ese momento? Mis viejos también me bancaron mucho. Mi vieja, cuando tenía 13, 14, vio que más o menos iba por ese lado me bancó y me trajo a Corrientes cuando había seminarios intensivos específicos de un día. Vine a los talleres de Darío Darguez y Gabriel Schiavina, un pintor que hace pinturas hiperrealistas gigantes del río Paraná. De ahí saqué la metodología de Gabriel para el hiperrealismo, pero entendí que sus procesos no eran para mí.
L.L.: ¿Y el símbolo del patito?
Hablamos de que la obra es bastante melanco, nostálgica, triste. Tiende a ser figurativamente realista, entre comillas, y el patito viene a romper con eso. Es un elemento de caricatura, algo totalmente luminoso. Más tierno y descolocado. Entonces el patito, es naif en un entorno que genera una cuestión perturbadora. Y vuelve a esta cuestión del misterio donde nada es totalmente claro o cierto.
C.L.: ¿Tenés un tema para la próxima muestra? ¿Estás trabajando como tema o estás probando?
Intento investigar en la misma línea, pero creo que tiene una evolución natural de lo que va a ser. Igualmente voy a seguir hablando de Corrientes. Quizás desde un lugar más mágico, explotando esa mística litoraleña. Van a ver un par de carpinchos voladores, quizá. Hay misterio, mística y melancolía.
Finalmente en su presentación de artista dice: mi trabajo indaga sobre la fragilidad y el misterio. Sobre todo el misterio, hay una búsqueda por intentar retratar al interior correntino, resaltando la mística litoraleña, desde un lugar muy particular e introspectivo, es mi versión de cómo es para mí Corrientes, tratar de entenderlo desde mi propia nostalgia y melancolía. El tender de ropa, la camiseta de fútbol, el atardecer, la silleta de la abuela e incluso el fuego.