El Papa cubrió el inesperado vacío dejado por la renuncia del promovido a cardenal Paskalis Bruno Syukur, obispo de Bogor, en Indonesia, en un episodio inesperado y al parecer rodeado de problemas, anunciando que lo reemplazará en el Concilio del 7 de diciembre, en el que Francisco creará 21 purpurados, con el popular arzobispo de Nápoles Domenico Battaglia, de 61 años.
“Mimo” Battaglia privilegia en su apostolado la lucha en favor de los débiles y los margirados, tanto en la acción como en sus escritos, como “Los pobres siempre tienen razón”. Es la línea que viene acentuando el propio Jorge Bergoglio en su pontificado.
La decisión del pontífice eleva a cinco el número de italianos que ascenderán al cardenalato en el Consistorio del 7 de diciembre en la basílica de San Pedro. Los otros cuatro son monseñor Roberto Rebole, arzobispo de Turín, el ex nuncio Angelo Aerbo, de 99 años, el único que no puede entrar en el Cónclave que elegirá al futuro pontífice por razones de edad (el límite es de 80 años). También dos figuras estrechamente vínculadas al Papa en la “cocina” de su acción apostólica: monseñor Baldasarre Rina, vicario en la diócesis de Roma, y el padre Fabio Baggio, a cargo de la sección Migrantes y Refugiados en el “ministerio” de Desarrollo Humano integral.