Resistencia, Chaco (Enviada especial). “Son todos unos asesinos”. El grito llega desde una moto que pasa a toda velocidad por la puerta de la casa donde vivían Emerenciano Sena y Marcela Acuña, ubicada en Santa María de Oro al 1460, en el centro de Resistencia. A esa misma casa entró Cecilia Strzyzowski el viernes 2 de julio de 2023: jamás se la volvió a ver con vida.
Aunque por afuera conserva la fachada, por adentro hay varios cambios. En la planta alta —levantada por Emerenciano Sena— vive hoy la hija mayor de Marcela, medio hermana de César. Abajo, desde febrero, una inquilina ocupa el espacio donde antes se celebraban los cumpleaños y las navidades. Aquella casa única, símbolo de unidad familiar, hoy está partida en dos.
Hasta mediados de 2023, la planta baja era el corazón del viejo “chalecito” que había construido Saúl Acuña, el padre de Marcela. Tenía tres dormitorios, dos baños y un living que se conectaba con los garajes laterales. De acuerdo con la acusación, en una de esas tres habitaciones —que todavía conservan sus puertas de madera corrediza y techo de machimbre— César habría matado a Cecilia. Hoy, de sus paredes cuelgan un par de cuadros con salmos bíblicos. También hay escritas algunas frases a mano: “Tú puedes, hijo mío. Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”.
Para los fiscales del caso, ese resultado no fue un hecho aislado, sino el desenlace de un plan familiar cuidadosamente ejecutado. “El accionar de César no habría sido posible sin la participación activa y esencial de sus padres, quienes crearon un ambiente seguro y propicio, para asegurar un resultado exitoso. De lo contrario, nos preguntamos: si no fuera así, ¿por qué teniendo otras alternativas y tras pasar la noche del 1° de junio con Cecilia, no escogió otro sitio para llevar a cabo su acción?”, indicaron.
El “bulto”
Luego de cometer el crimen, César habría envuelto el cuerpo de Cecilia en una frazada y lo habría llevado a la pieza contigua, una de las que Infobae pudo recorrer este viernes. El lugar donde descartó a su novia es pequeño y tiene forma de “L” invertida. Según supo este medio, en otro tiempo, esa pieza perteneció a su madre. Hoy duermen allí dos niños en una cama cucheta.
El 2 de junio de 2023, Marcela Acuña habría entrado a ese cuarto y notado algo extraño. “Era un bulto marrón, como una bolsa de boxeo”, declaró ante la Justicia. Según expuso su abogada defensora en los alegatos de apertura, aquella tarde la mujer se despertó de la siesta, recibió a la empleada doméstica y, al buscar ropa en la planta baja, notó una puerta entreabierta.
“Entró a las habitaciones y, al llegar a la tercera, desde la puerta y con la luz apagada, vio una frazada que envolvía algo que aparentaba ser un cuerpo. Estaba sin sus anteojos y, negada, salió disparada de esa habitación. Como no se quedó tranquila, le envió mensajes a Fabiana González y llamó a Gustavo Obregón para que fueran a su casa”, relató.
Lo que siguió quedó plasmado en las imágenes que registró una cámara de seguridad ubicada frente a su casa, donde se ve cómo cargan “el bulto” en la cajuela de la camioneta marca Hilux, color blanca, para luego dirigirse hacia ‘Campo Rossi’ e incinerarlo. En paralelo, desmontaron y transportaron los muebles de la habitación del femicidio hasta otro domicilio. Al analizarlos, en ellos se encontraron rastros de sangre que se correspondía con el ADN de Cecilia.
El modo y el móvil
El día del crimen Cecilia llegó a la casa de los Sena junto a César, después de haber pasado la noche en el hotel Ruta 99 y con la promesa de encarar más tarde un viaje hacia una nueva vida en Ushuaia.
Tal vez por eso ella sonreía en la última imagen de video que la captó, saliendo del hotel a las 8.54. Llegaron a la escena del crimen a las 9.14. Tres minutos antes, había salido de allí Marcela Acuña; mientras que Emerenciano se había retirado más temprano, a las 7.15. Ambos estaban en plena campaña electoral, ya que el líder piquetero era candidato a diputado provincial por la línea interna PSU Socialistas Unidos y su esposa era aspirante a la intendencia de Resistencia.
No fue mucho el tiempo que le duró la ilusión a Cecilia. La última búsqueda que realizó en Google, última referencia de ella con vida, fue a las 10.07. Quería saber cuáles eran “las 15 mejores chocolaterías de Buenos Aires”. Es que, antes de viajar al Sur, ella y César supuestamente iban a hacer una parada en Capital Federal.
Aunque no se pudo establecer cómo la asesinó, hay indicios, como los rasguños que tenía en el cuello, que dan cuenta de que podría haber muerto estrangulada o por una maniobra de ahorcamiento.
El móvil habría sido económico, pero también motivado porque los Sena no querían a Cecilia en la vida de César. “El joven se encontraba bajo un control significativo por parte de sus padres, Marcela Acuña y Emerenciano Sena, no solo en aspectos financieros, sino también en decisiones cruciales de su vida. La influencia directa de sus padres sobre él estaba estrechamente relacionada con sus acciones, incluso en relación con su pareja”, apuntó la fiscalía.
Del piquetero poderoso e influyente a hombre que se oculta
Emerenciano Sena fue, durante años, el piquetero más influyente del Chaco: un equivalente local de lo que representaba Milagro Sala en Jujuy en términos de construcción territorial y poder político. Con el tiempo, se consolidó como un actor clave en la provincia: fundó un barrio que lleva su nombre y extendió su influencia sobre buena parte de las instituciones públicas de la zona.
“También tenían un fuerte control sobre contrataciones y adjudicaciones de obras públicas y viviendas en el barrio. Además, contaban con un departamento de prensa para los movimientos sociales que lideraban y una Fundación que recibía fondos del Estado”, señala la acusación.
Pero todo ese entramado se derrumbó tras el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Tres meses después de que el clan Sena quedara detenido e imputado, Capitanich —su aliado político y entonces gobernador— perdió la gobernación frente a Leandro Zdero en primera vuelta. El caso, que en un principio parecía circunscribirse al vínculo tóxico entre dos jóvenes y su familia, rápidamente empezó a revelar más sobre la realidad política y económica de Chaco y la sensación de impunidad con la que se manejaban los Sena.
Hoy, mientras avanza el juicio que podría sellar su destino, el exlíder piquetero se muestra irreconocible. En la sala de audiencias, lleva barbijo, evita las cámaras y se cubre el rostro con las manos. Del dirigente que llegó a candidatearse como primer diputado provincial, apenas queda la sombra.
Infobae