Una mujer identificada como Irupé denunció que su hijo de 12 años fue víctima de un abuso sexual leve dentro de la Escuela 423 de la localidad correntina de Paso de la Patria. Si bien, se realizaron diversas marchas frente a la institución, aseguró que hasta el momento no recibieron respuestas por parte de las autoridades.
El caso
Según relató la madre a El Litoral, cinco compañeros lo encerraron en el baño del colegio, le bajaron los pantalones y lo acosaron sexualmente al niño. Desde ese trágico episodio, el pequeño tiene problemas para hablar y no puede vincularse sanamente con sus pares.
El padre del menor realizó la denuncia en la Comisaría de Paso de la Patria, manifestando que su hijo que es alumno de sexto grado de nivel primario, era víctima de bullying violento por parte de sus compañeros dentro del ámbito escolar. Y que, tras el grave episodio padecido recientemente, el caso fue calificado como abuso sexual leve.
“Mi niño ingresó al baño y fue agredido por cinco compañeros, causándole daño psicológico y agresión. Luego de este hecho, ingresó al salón y estos compañeros lo siguieron molestando, se burlaban de él y le pusieron un apodo vergonzante”, relató.
El menor, que padece un retraso madurativo y posee un carnet de discapacidad, está atravesando serias consecuencias emocionales a raíz del abuso sufrido. "A mi hijo le costó mucho reaccionar después de lo sucedido. Fue su abuela quien, al darse cuenta de su estado, la primera a la que acudió después de lo ocurrido. A partir de ahí, comenzamos a notar cambios preocupantes en su conducta. Hoy en día, le resulta difícil relacionarse con otros niños y salir a la calle", explicó la madre.
El parte médico, al que accedió este medio, indica que el diagnóstico incluye "angustia significativa, con signos de opresión emocional debido al suceso ocurrido en la escuela con sus compañeros".
La familia realizó la denuncia correspondiente ante la comisaría jurisdiccional el 3 de julio de este año. Además, cuenta con pericia médica el 25 de junio con derivación psicológica, psicopedagógica y neurológica.
Ausencia de autoridades y falta de respuestas por el personal docente
La madre denunció no sólo la falta de respuestas por parte del establecimiento escolar sino el poco control por parte de los docentes en el accionar diario. "El terrible momento no fue controlado por los docentes, nadie se hizo cargo de la situación. Las autoridades no dan respuestas y lo tildan como un juego de niños lo que ocurrió, lo que me parece sumamente preocupante ya que hay un montón de niños que asisten al establecimiento, que pueden pasar lo mismo que le pasó a mi hijo " advirtió .
La mujer señaló, además, que intentaron resolver el caso dentro del ámbito escolar: “Nosotros nos acercamos como padres a la escuela para no hacer público este caso y solucionarlo de otra manera, pero las autoridades no supieron responder esta situación”.
Según explicó, incluso recibieron cuestionamientos por parte de los directivos: “Nos culpabilizaron, nos dijeron que el niño posee un problema de autoestima, y que fue nuestra responsabilidad lo que sucedió, cuando ellos tienen conocimiento de que mi niño tiene discapacidad".
La pericia médica, en cambio, fue clara: se trató de un abuso sexual leve. Aun así, cuando los padres solicitaron una copia del acta de la investigación escolar, la misma les fue negada. “No nos la quisieron entregar porque sabían que habían actuado mal desde el principio”, expresó Irupé.
Como respuesta institucional, solo se ofrecieron talleres con los alumnos y charlas informativas, sin medidas reparadoras concretas para la víctima. “Nos dijeron que nadie va a ir preso porque todos son menores y que debíamos entender que para ellos esto es solo un juego”, dijo angustiada.
Frente a la falta de respuestas y contención, la familia decidió cambiar de escuela al niño. “No podíamos seguir exponiéndolo al mismo entorno. Él fue retirado del aula para ser interrogado, no fue protegido en ningún momento. Nosotros sí tomamos todas las medidas necesarias: lo llevamos al pediatra, al psicólogo, hicimos la denuncia. La escuela nunca cumplió con su deber”, sostuvo la madre.
La situación también derivó en un conflicto laboral para el abuelo del niño, quien trabaja como portero en la misma institución. Irupé denunció que fue víctima de hostigamiento dentro de la escuela y que se pidió mantener silencio sobre el caso. “Nunca se convocó a una reunión de padres para informar lo ocurrido. Se actuó como si nada hubiese pasado”, aseguró.
A pesar de las pruebas médicas y los testimonios, la dirección de la escuela siguió negando los hechos. Según Irupé, la directora continúa minimizando el caso y asegurando públicamente que "fue un juego de chicos". Incluso, sigue organizando actividades escolares como matinés los días viernes y recibe a otras instituciones como si el episodio no hubiese ocurrido. “En todo momento desvirtúa la palabra de mi hijo”, afirmó.
"Los niños no mienten": una marcha pacífica que no obtuvo respuestas
La madre del menor también relató que se llevaron a cabo dos marchas pacíficas en reclamo de justicia. La más reciente fue a fines de septiembre, cuando padres, madres y tutores se congregaron frente a la Escuela Nº 423 bajo el lema "Los niños no mienten". Durante la manifestación, se entregó una nota formal solicitando explicaciones a las autoridades escolares sobre la situación del niño.
Pese al pedido formal y al reclamo colectivo, ninguna autoridad escolar se presentó para responder a las familias. “Esto hago para pedir justicia. No me quiero rendir porque en todos lados ponen trabas. Y, este hecho, es atroz. Pero yo no me voy a callar”, afirmó Irupé.
En el caso interviene la jueza de Menores y el Ministerio de Educación, quiénes estarían informados del hecho.
Un reclamo de justicia y apoyo a la sociedad
Finalmente, Irupé reclamó un mayor compromiso por parte de las instituciones escolares y de la sociedad en su conjunto: “Pido que haya más compromiso con las víctimas y que, cuando se traten este tipo de temas, las instituciones se involucren de verdad, porque los niños no mienten. Pido que los daños que le causaron a mi hijo no le pasen a otros niños”.
Si bien reconoció el trabajo del cuerpo docente, señaló que en este caso no se actuó con la responsabilidad esperada: “No niego que es una buena escuela, con docentes maravillosos, pero en esta situación no supieron cómo resolver el conflicto ni cómo ponerse en el lugar de la víctima, que es mi hijo. Tampoco intentaron entender por qué actuaron así los agresores”.
En un mensaje dirigido a toda la comunidad educativa, Irupé insistió en la necesidad de dejar de minimizar estos hechos: “Pido que estos casos se tomen con responsabilidad. No es un juego de chicos. Aunque sean menores, necesitan un límite, necesitan contención y que sus familias también sean abordadas. Mi hijo fue víctima de un abuso, no de una travesura, y minimizarlo es una forma más de violencia. Esto no pasa por autoestima, pasa por valores, por integridad física y emocional. No quiero que otro niño tenga que vivir lo mismo que mi hijo”, concluyó.