El Obelisco porteño, símbolo indiscutido de Buenos Aires, abre sus puertas para una experiencia única, recorrer su interior y llegar hasta la cima, donde se habilitó un mirador con vistas panorámicas a casi 70 metros de altura. El Litoral accedió en exclusiva a esta renovada atracción y te muestra cómo será el recorrido por dentro del monumento más emblemático de la ciudad.
La transformación, impulsada por el Ente de Turismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, incluye la instalación de un moderno ascensor interno que permite subir desde la base hasta el nivel 55 en apenas un minuto. A partir de allí, una escalera caracol conduce al nuevo mirador ubicado a 67,5 metros de altura, desde donde se puede apreciar una postal inmejorable de la ciudad.
Hasta hace poco, acceder al interior del Obelisco era una hazaña reservada para técnicos, personal autorizado y valientes, que debían escalar 206 escalones por una angosta escalera, con casco, arnés y la asistencia de Defensa Civil. Hoy, esa aventura se transforma en una experiencia accesible, segura y pensada para el público general.
La intervención fue cuidadosamente planificada para respetar la estructura original, sin alterar su esencia histórica. El ascensor, vidriado en uno de sus lados y con pantalla digital en el otro, permite disfrutar del recorrido vertical como parte del espectáculo. Desde lo alto, la vista es impactante, sin cables, antenas ni obstáculos, se pueden distinguir los cuatro puntos cardinales, la avenida 9 de Julio en todo su esplendor, el movimiento del microcentro y, en días despejados, la silueta del Río de la Plata.
El circuito comenzará en la Plaza de la República. Una puerta discreta y algunos escalones conducen al ingreso del ascensor. El recorrido culmina en el nivel 62, donde se encuentra el nuevo mirador, que podrá ser disfrutado por grupos de hasta cuatro personas por turno. La capacidad diaria estimada es de 120 visitantes (cuatro personas por recorrido) lo que garantiza una vivencia íntima y exclusiva.
Además del mirador, el proyecto incluyó el reemplazo del histórico pararrayos instalado en 1936, que fue retirado y donado al Buenos Aires Museo (BAM) para su conservación. El nuevo dispositivo cumple con estándares modernos de seguridad sin alterar la fachada original del monumento.
Curiosamente, esta renovación cumple un deseo pendiente del arquitecto Alberto Prebisch, creador del Obelisco, quien ya en su diseño original había imaginado la incorporación de un ascensor. Aunque en aquel entonces no llegó a concretarse, la tecnología y la visión actual lo hicieron posible.
La apertura al público está prevista para el viernes 18 de julio, de 10 a 16. Las entradas gratuitas —limitadas a dos por persona— ya están agotadas. La experiencia está habilitada para mayores de 7 años y requiere subir unos 30 escalones al final del trayecto.
Con más de 9 millones de turistas nacionales e internacionales que visitan Buenos Aires cada año, esta intervención convierte al Obelisco en algo más que una postal, ahora, se puede vivir desde adentro. Una propuesta que combina historia, innovación y emoción a 67 metros del suelo.
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