Según Mauro Santamaría, cuando “el espectador se encuentra ante una de estas imágenes, le pasan varias cosas por su cabeza y la primera de ellas lo expresa a través de una sonrisa, pero luego frunce el entrecejo en señal de exageración y, mas tarde el rostro de éste espectador distraído denota una profunda reflexión cuyo origen seguramente formará parte de su más intimo secreto”, afirmó el artista correntino.
Las obras que serán presentadas en el Café del Sol son figurativas, y cada personaje tiene un aire patético. En algunas de las imágenes está expresado por el color chillón de la prenda que viste dándole un acento kitchs, en otro, esta característica está dada por su expresión facial como es el caso de la enfermera, con su cara lavada tremendamente rutinaria y común.
Y en otro personaje, el patetismo queda demostrado mediante su expresión corporal como se observa en la posición de los brazos de la bailarina de ballet que además de su gordura es de baja estatura.
Santamaría, cual alquimista, extrae estos personajes de la cotidianeidad que la calle depara con el único fin de transformarlos en representaciones que seguramente habitaran un lugar en el inconsciente, allí, junto a las cosas que uno las piensa pero que nadie se anima a decirlas.