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/Ellitoral.com.ar/ Policiales

Natalia, la nena que se perdió hace 14 años

La madre y la abuela de Natalia siguen buscándola con el dolor en el alma.

“Desde que perdí a mi hija, para mi no hay día de la madre ni hay Navidad”. Esta fue la frase desgarradora de una madre con un eterno dolor.

Se trata de Yolanda Noemí Falcón (35) quien ayer recordó a su hija desaparecida de una esquina del barrio Nuevo el 17 de mayo de 1994, cuando apenas era una niña y tenía 7 años. Se presume que fue raptada por un sujeto y subida a un automóvil, siendo el paradero un enigma.

Durante más de 14 años de aquel día en que desapareció, la abuela materna movió cielo y tierra, y hasta cruzó a países vecinos buscándola. Pero, pese al sacrificio físico como económico no obtuvieron resultados positivos. Se cree que en el Paraguay fue vista con vida y que vive en la capital de ese país, Asunción. Aún así, cada día renuevan la esperanza de poder encontrarla algún día.

La historia de dolor y misterio se inició exactamente el 17 de mayo del ‘94, cuando Natalia Soledad Falcón regresó de la escuela “La Telechea” del barrio 17 de Agosto, donde cursaba el segundo grado. Vivía en una casa ubicada en las calles Los Alamos y Paiubre del barrio Nuevo y a pocas cuadras lo hacía la abuela materna, de nombre Candia. La noche anterior había dormido allí.

Pero esa oscura jornada, aún con su guardapolvo puesto, dejó la bicicleta en que se trasladaba de una casa a otra para finalmente juntarse en esa esquina con una amiguita.

Ese momento, durante la siesta, fue vista por última vez. El único testigo en ese entonces era un vecino, quien por su edad y con el correr de la investigación finalmente falleció. Sin embargo, logró aportar datos del sujeto que supuestamente alzó a la niña en un automóvil rojo, aunque finalmente el aporte fue casi anecdótico. Lo cierto es que nunca llegó ni a la escuela ni a la vivienda de la abuela, según contaron a El Litoral sus familiares.

El hecho ocurrió en medio de una seguidilla de casos de chicos desaparecidos: Carlitos de un año, Natalia de 7 y Bejarano de 9 años fueron las pequeñas víctimas de ese fenómeno. La triste historia del ‘94 remite hoy al caso de Renzo que, a diferencia de los otros, la ayuda nacional y provincial permitieron localizarlo.

En el caso de Natalia Soledad, nada se supo. Y pasaron los días, las semanas, los meses y los años.

Pista paraguaya

Con angustia y llantos, la abuela se hizo fuerte en la adversidad y se movilizó por sus propios medios. Acudió primero a la Policía provincial y al no escuchar respuestas no bajó los brazos. Siguió algunas pistas que le brindó un hermano que vive en la ciudad paraguaya de Encarnación.

Así, sin prever las posibles consecuencias y a nueve meses del secuestro, en febrero de 1995, viajó al vecino país. Acudió al Palacio de Justicia y buscó, con una fotografía en mano, caminado y preguntando a los peatones. No dieron los resultados.

Al entrevistarse con la jueza de menores de esa época, una luz de esperanza le habría permitido estar cercada de la nieta. Al observar con detenimiento una fotografía de la niña recordó que una vez la vió en los pasillos del edificio judicial. Le comentó que fue encontrada en la calle llorando y que al lugar la llevó una familia. Tras permanecer en custodia, un policía fue víctima de un ardid y por tal motivo fue detenido y pasó a disposición.

Según contaron, una mujer le dijo ser la tía de la nena y que venía desde Corrientes a buscarla porque la madre estaba enferma. “Fue lo más cercano a mi nieta que estuve, se me escapó de mis narices”, recordó con lamento la abuela materna.

Plagarias

A 14 años de su intrigante desaparición Yolanda Noemí Falcón (35) trata de sobrellevar la situación. “Cada noche rezo por su vida pero termino llorando, desde que no la tengo a mi lado no soy feliz”, dijo estallando en llanto.

Hoy vive en una casa del barrio Cadenas con sus otros siete hijos. Es ama de casa y en los próximos días se mudará al barrio Pirayuí donde le fue adjudicada una vivienda del Invico.

“Cuando Natalia desapareció tenía 21 años y estaba embarazada. El papá era navegante, se llamaba César, pero a los dos años murió de un accidente en un barco”, recordó.

La búsqueda en el barrio continuó, sin movilizaciones masivas pero con algunas pancartas con la foto de Natalia Soledad. “Fui amenazada de muerte por personas que ni recuerdo porque siempre me llevaron a un lugar oscuro. No me asustaron pero me quedé quieta porque me dijeron que si quería ver a mi nieta tenía que quedarme encerrada en mi casa”, aseguró con bronca Candia.

“Seguimos buscándola, estamos en trabajos de investigación”, era la respuesta que encontraba en la Policía. Pero todo se tornaba más oscuro, incluso recibió una denuncia para allanar la vivienda de la madre: “Me dijeron que la asesiné y que la arrojé en un pozo ciego que había debajo de la cama de ella, y que ni sabía que existía”, recordó en llanto Yolanda.

Continuando con el relato de los momentos que vivió la abuela en el Paraguay indicó que “en el Palacio de Seguridad me vieron dos hombres que pertenecían al Ministerio del Interior de ese año y varios policías de Corrientes. Me dijeron que termine con la búsqueda de Natalia porque la propia madre la había vendido o dado en adopción”.

Con fotos de los siete años que tenía, con el documento de identidad y una caja de recuerdos revive la esperanza de verla algún día. “No me imagino lo alta y linda que debe estar, sólo le pido a Dios en cada rezo que esté bien y que sepa que acá la estamos esperando”, resaltó finalmente.

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