“Me fui para no recordar lo que pasé”

A menos de un mes de cumplirse 30 años de Malvinas se conoció la conmovedora historia de Miguel Ángel Brítez, un ex combatiente correntino que fue encontrado en la ciudad uruguaya de Tacuarembó. Vivía en las calles y desde su tortuoso regreso de la guerra su familia no sabía nada de él. Incluso lo daban por muerto.

El malvinero fue identificado tras estar por lo menos 20 días internado en grave estado en un hospital uruguayo, donde ingresó con fractura de cráneo producto de un palazo que le aplicó otro linyera en una feroz pelea en pleno basural.

Los médicos lograron salvarle la vida y en su recuperación, primero, les dio su nombre y después les dijo que había estado en Malvinas. Fue el dato clave que lo trajo de regreso a Corrientes y produjo el rencuentro con sus hermanos.

Este caso fue revelado por El Litoral el viernes 16 de marzo y en un poco más de una semana Brítez estaba de vuelta en su provincia.

Permaneció internado cinco días en el Hospital Escuela y posteriormente lo llevaron al Llano. Experimentó una rápida mejoría y después de conseguirse un lugar para vivir en la ciudad mientras dure su rehabilitación, el sábado por la noche salió del hospital. En los primeros minutos en su nueva casa, Miguel Ángel habló con El Litoral, muy lúcido pero aún evidenciando una necesidad de contención y rehabilitación.

Volviste de la guerra y al poco tiempo te fuiste de tu casa, ¿por qué nunca más regresaste?

Me fui para no recordar todo lo que me pasó allá, en la guerra. No quería acordarme más y hacer otras cosas. Cruce primero para el Chaco, después a Santa Fe, Santiago del Estero, también en San Juan y Mendoza. Trabajé en la cosecha de la cebolla y la uva. Andaba de un lado a otro, total yo soy solo y me iba de un lado a otro.

¿Y cómo llegaste al Uruguay?

Terminaba una temporada de cosecha y ya me alistaba para ir a trabajar a otro lado. Hasta que un señor me dice para ir a Buenos Aires. Después me dicen para cruzar al Uruguay y me fui.

¿Tuviste familia?

Si, me junté en el Uruguay y tuve dos hijos, pero después me separé. Para pelearnos todo el día, mejor que cada uno siga su camino…

¿Qué hacías allí, de qué trabajabas?

Hice muchas cosas pero más que nada entré a trabajar en la forestación. Ahí tuve que hacer mi documento porque lo había perdido; iba a ser el trámite para radicarme allá pero al final no lo hice. Ahora, con esto último perdí hasta la partida de nacimiento. Tenía mi diploma de Malvinas y una medalla, pero perdí todo.

Cuando te encontraron vos vivías en la calle, ¿cómo llegaste ahí?

Vendí todo de golpe y después ya vivía en una carpa en el basural. Todas las semanas iba a dormir un poco allí y después bajaba a la ciudad a bañarme y andar por ahí.

¿Y contabas que eras ex combatiente?

Si, tenía mi diploma. Una vez habían robado en un lugar y me agarraron a mí porque andaba sin documento. Yo tenía el diploma en el bolsillo. Le dije al comisario que yo no era el del robo, porque me dijeron que asaltaron en un auto y yo ni una bicicleta tenía. Y me apuntó, me puso un cuchillo así de grande y me dijo que hablara sino me iba a dar con el cuchillo. Y yo lo mire y me reí; le dije a bueno si, pero usted no me va a hacer decir una cosa que yo no hice y si quiere meterle no tengo miedo.

Me dice: “¿Así que no tenés miedo?”. No, le dije. El miedo que tuve se me fue en las Malvinas.

En el basural te peleaste y te pasó esto…

Si, me pasó esto, tuve suerte y gracias a Dios se portaron muy bien los médicos, enfermeros, todos.

Y cuando te dijeron que te traían a Corrientes, ¿te acordás qué pensaste?

Me puse contento. Fue a hablar conmigo la embajadora y los médicos. Yo primero no hablaba, me costaba mucho hablar, me dijeron los doctores “encontramos a su hermano, fulano de tal, se va a hacer cargo de usted”. Y me pareció raro que no la mencionaron a mi mamá, y tampoco  mi hermano mayor: me dijeron que el que se haría cargo era el más chico que yo.

¿De vuelta, recordaste muchas cosas de Corrientes con tu hermano?

Me acordé de cuando era chico. Hablamos muchos con mi hermano, que es menor  que yo pero está más viejo. También me vino a ver un señor con el que trabajaba cuando tenía 9 años y una vez nos fuimos al Chaco con sus hijos.

¿Y cómo te sentís ahora?

Bien me siento. Espero recuperarme rápido y andar otra vez. Ahora escucho chamamé todo el tiempo.