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/Ellitoral.com.ar/ El Deportivo

Medios cordobeses enamorados con la historia de vida de Aldo Araujo

UN FUTURO MEJOR. ARAUJO SE CONVIRTIO EN FUTBOLISTA PROFESIONAL Y SELLO UN EXTENSO CONTRATO EN TALLERES.

El suplemento deportivo del diario La Voz del Interior de Córdoba publicó ayer una nota titulada “Aldo Araujo y el cierre perfecto de un año que cambió su vida”, en la que reflejaba cómo tras su arribo a Talleres el correntino cumplió con su sueño de ser futbolista profesional. Turbina, como lo apodan allá, conquistó el ascenso a la Primera B Nacional y fichó con la T por cuatro temporadas.

“Qué locura, ¿no? ¿Cómo puede cambiar tanto la vida de un jugador en un año?”, se preguntaba el periodista Hugo García de dicha publicación cordobesa. 

En el texto se narra que hace un año, Aldo Andrés Araujo vivía el infierno de Textil Mandiyú. Dado que en un hecho insólito, Jorge Abib, el presidente del club, junto a 30 barrabravas, ingresó a los departamentos de los jugadores. Allí, les robaron cheques que debían cobrar y algunas pertenencias, según relataron varios de ellos. Textil Mandiyú, donde jugaba Turbina, había sido goleado ante Sarmiento de Resistencia, lo que determinó su eliminación del torneo Federal A.

Hay que recordar que lamentablemente varios de estos futbolistas, entre los que estaban Matías Villavicencio y Rodrigo Mannara (ex Talleres), resolvieron marcharse. Araujo no se hospedaba junto a las víctimas aunque formaba parte del plantel.

Araujo, uno de los siete hermanos de una familia sacrificada y con un sueldo de por aquel entonces 1.500 pesos, no tenía otras opciones, más allá de Corrientes. Siendo un jugador “sin inferiores” y vulnerable (60 kilos y 1,64 metros) a las patadas, eran pocos los que apostaban por él. “Además, ¿qué le haría Abib, que se decía su dueño y lo definía como su Messi?”, se preguntaba el colega cordobés en la publicación.

Sin embargo, con su representante Juan Carlos Prycodko (aquel ex jugador de Racing Club y Ferro) empezaron a golpear puertas. Y una de las que se abrió fue la de Talleres. Esta semana, un año después de aquella apretada a sus compañeros, firmó por cuatro temporadas (desde su entorno se informa que le compraron más de la mitad del pase y de acuerdo a los registros de la Liga Cordobesa de Fútbol figura como definitivo), tras haber sido gravitante en el ascenso de Talleres ocurrido el 27 de octubre pasado. En su año en La Boutique Araujo se hizo un nombre en el Mundo Talleres. Nada más ni nada menos. Cuando el camino de su carrera futbolística parecía estrecharse; de golpe, se agrandó.

La prueba que le abrió el camino

La decisión de salir de Corrientes y pedir el pase, vía Agremiados, por aquella apretada y la falta de pago, fue el primer paso. “Golpeamos varias puertas y la única que se abrió fue la de Talleres. Por eso yo le agradezco a Andrés Fassi y a su gente. Son serios”, recordó Juan Prycodko.

Y Araujo partió hacia Córdoba, por recomendación de Daniel La Chanchita Albornos, que lo conoció en su fugaz paso por Textil Mandiyú. Pero antes debía pasar una prueba con 40 jugadores de otras latitudes en el predio Amadieo Nuccetelli. “Llegué a las 7 de la mañana y la prueba era ahí no más. Había muchos jugadores. Me fue bien. No sabía nada de Talleres. Mi representante me habló. Yo estaba en Mandiyú. Ahí conocí a Daniel Albornos, ayudante de campo del DT Oscar Blanco, pero no sabía que había sido una gloria de Talleres. No lo supe por él, sino acá por la gente que me decía”, supo decir Araujo, que hizo siete goles ese día y fue fichado en el acto.

Abib perdió a su Joya (“Me lo robaron. Tiene contrato”, se quejó) y Talleres, la ganó. Conoció México cuando fue de pretemporada, se quedó con la banda izquierda en la disputa con Sebastián Ereros, tuvo un gran comienzo hasta que los golpes (de rivales e involuntarios en las prácticas) lo dejaron afuera casi dos meses. Volvió a tiempo, anotó su primer gol, jugó ante 60 mil personas y ascendió con la T, como era “su sueño”.

Tirar del carro

Para venir a Córdoba, Aldito necesitó del apoyo familiar. “Trabajé desde muy chico ayudando a mis viejos. Mi papá es carrero y le ayudaba con los caballos, los cuidaba; también vendí chipá de almidón. Empecé con eso, después mi papá compró un carro. Yo vendía chipá por todos lados, me iba caminando… hasta eso llegué, dando una mano a la familia. Siempre trabajé con mi papá, sino le pedía el carro y me iba a buscar trabajo. Siempre me las rebusqué, también ayudé a mi mamá cuando podía. ¿Qué hubiera sido sino se daba lo del fútbol? Carrero, tal vez”, comentó Araujo en una de sus primera entrevistas.

Olga y Miguel Angel son los padres de Aldo; Diego, Axel (es jugador), Yesika, Gisella, Miguel, Ricardo, son sus hermanos. Ellos se quedaron en el barrio Seminario, mientras Turbina se fue a vivir con su mujer Dalma López, en casa de sus suegros y ahora lo hace en Córdoba. “Ayudo a mi familia. Le agradezco a Dios este momento”, no se cansa de decir Araujo.

Su historia de lucha y superación es un ejemplo para varios futbolistas que transitan la Liga Correntina, como alguna vez lo hizo Araujo con los colores de Alvear o Curupay, antes de su paso por Textil Mandiyú y el gran despegue en el Mundo Talleres, donde llegó hace apenas un año.

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