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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Momo se burló de la primera noche de corsos en el Nolo Alías

Comenzaron los desfiles en el corsódromo, pero ninguna comparsa ni agrupación supieron brillar en una jornada en la que sí se lucieron los problemas de sonido, la improvisación y la confusión.   

Comenzó el viernes en el Corsódromo Nolo Alías la Fiesta del Rey de la Burla y la primera noche fue un chiste. De principio a fin la velada resultó poco seria desde lo organizativo hasta lo artístico y opacó el brillo alcanzado por el carnaval durante el show del miércoles último. Decir cuál fue la mejor comparsa o agrupación musical sería muy difícil, ya que ninguna se destacó durante una jornada en la que sí se lucieron los problemas de sonido, la improvisación y la confusión.  

Dicen que no hay que esconder la mugre debajo de la alfombra, porque sigue estando ahí, y finalmente, se vuelve imposible de ocultar. Siguiendo esa idea, es que para cronicar la primera noche de corsos en el Nolo Alías resulta importante poner sobre el tapete las desprolijidades tanto de la organización como de las comparsas y hasta la falta de compromiso de los propios comparseros. Sucede que los aspectos negativos superaron notablemente a los positivos, pero hay que decir también que son cuestiones superables con una mínima cuota de buena voluntad. 

El viernes por la noche lo único que comenzó temprano fueron las improvisaciones. Es que el corte de cintas por parte de autoridades Nacionales, Provinciales y Municipales había sido anunciado para las 21.30, pero a esa hora los técnicos todavía estaban colocando la cartelería en los palcos que aún esperaban la llegada de sus sillas. Cuando el reloj marcó las 22.10 se realizó el acto de apertura y los tambores de la cofradía de San Baltasar anunciaron el inicio de los corsos 2018 de la Capital Nacional del Carnaval. 

Comenzó el corso

Con la bendición del santo candombero y un desfile de pasistas y portaestandartes quedó habilitada la avenida del Rey de la Burla que, para esta ocasión, tenía preparada una batería de chistes de mal gusto (por decirlo de alguna manera). 

Sonido 

Quienes tienen conocimientos en organización de fiestas saben que el sonido es fundamental a la hora de garantizar el éxito, o el fracaso de una celebración y en el caso de la primera noche del carnaval pasó lo segundo. Es que los problemas fueron tantos y reiterados que deslucieron el trabajo realizado por las comparsas y las agrupaciones musicales, aunque su paso también se vio opacado por otras cuestiones a las que se hará referencia en los párrafos siguientes. 

Más lujosa que de costumbre, Samba Total con su “Disfrazate” fue la primera en ingresar a la calzada y si bien tuvo que lidiar con la ausencia de público, también fue una de las menos afectadas por las deficiencias del sonido unificado.

Distinto fue el caso de Sambanda que, como dato paralelo ya no tiene a Lorena Ibarra en el  portaestandarte, (en su lugar está Cristian Medina) y  sumó a la brasileña afincada en Corrientes Dayana Reichembach a su “7 Continente”. Sambanda tuvo un paso difícil debido a la mala calidad del sonido. En este sentido vale resaltar que el objetivo de las agrupaciones es “levantar” el ánimo del público y convertir la avenida en una fiesta, por lo tanto el tema sonoro cobra especial importancia. 

La comparsa Sapucay el miércoles brilló en el show del Cocomarola, pero eso no se repitió el viernes en la avenida. El paso del Gallo fue débil y sin gracia y esto se debió (en parte) a que los problemas sonoros la afectaron más que a sus pares. Igualmente tuvo muchas otras deficiencias entre las que se puede citar un repertorio musical poco atractivo (por ejemplo el popurrí de marchas que no estuvo, era más efectivo), y la gran cantidad de espaldares caídos habló de un evidente descuido de la comparsa. Un reconocimiento especial merece la bastonera Eliana Duarte Schrotlin que sufrió la ruptura de un taco durante el show de batería frente al jurado de música y, sin embargo, siguió bailando como toda una profesional. 

Con vestuario casi tan impecable como el de Samba Total, Imperio Bahiano fue la siguiente en aparecer en escena y si bien debió enfrentar molestos acoples, su animador Mariano Iturriaga consiguió ser el primero en lograr la tan ansiada “lluvia de nieve”. 

Aunque en menor medida, los problemas continuaron y otra de las afectadas fue Copacabana que mientras intentaba dar su segundo show de batería (porque dio dos) debió lidiar con un parlante que no había sido cortado, y por lo tanto reproducía una canción de Maluma. 

Asistencia

Desde hace algunos años, la noche inaugural (y la siguiente también) tienen la etiqueta de  “ensayo general” y por eso el público no quiere pagar por ellas. Es lamentable decir que el 2018 no fue la excepción y peor aún, porque el auditorio de ayer estaba integrado también por quienes compraron entradas para el viernes pasado (suspendido por lluvia) y ni así el Nolo Alías logró llenarse de público. 

Todo lo expuesto más arriba demuestra que sigue siendo acertada la decisión de no pagar por la noche inaugural, que efectivamente va a seguir siendo un ensayo general donde los organizadores terminan de ajustar detalles mientras las comparsas prueban las mochilas de los espaldares, los tacos y hasta ponen a prueba sus repertorios musicales. 

Jurados

Con la pasada de la primera agrupación musical, los carnavales correntinos estrenaron el viernes un sistema de jurados. Se trata de una propuesta que en los papeles parecía muy buena, pero su materialización no fue tan positiva al menos en la primera noche. El flamante sistema consistió en dividir al jurado ubicándolo en tres sectores, el primero (vestuario) en la zona de ingreso, el segundo (puesta en escena y coreografía) a mitad del recorrido y el tercero (música) a pocos metros de la línea de salida. 

Lo positivo de esta distribución es que obliga a las comparsas y agrupaciones a desplegar un show de similar calidad desde la primera tribuna hasta la última, y las saca de su “zona de confort”, ya que históricamente las baterías están acostumbradas a dar un solo show (en la zona central), los pasistas sabían que en la mitad era donde debían realizar sus mejores coreografías (porque ahí los evaluaban) y la banda de sonido preparaba su estrategia para hacer “explotar” en gritos y nieve a las tribunas 20 metros antes de que la bastonera de apertura saludara al jurado. Lo negativo de que estas estrategias ya no sean efectivas desconcertó tanto a comparsas como agrupaciones que claramente se vieron superadas por la situación. 

A esto hay que sumar la falta de información respecto a esta nueva disposición del jurado, ya que la empresa organizadora no explicó el funcionamiento a la prensa (ni siquiera a través de gacetillas) por lo tanto ni las radios, ni los diarios ni la TV contaron con herramientas para informar a la sociedad en qué tribuna debían comprar sus tickets. Tan es así que el viernes muchos de los que compraron un lugar en la zona central (la más cara) para ver el show de baterías (uno de los principales atractivos) se quedaron con las ganas, pues ese show se realiza ahora en una de las últimas tribunas. 

Aparentemente este funcionamiento tampoco lo tenían claro todas las comparsas o los comparseros ya que cada uno hizo algo diferente. Así hubo quienes realizaron dos shows de baterías exactamente iguales, cuando en realidad la bastonera solamente es evaluada por el jurado del medio. 

Peor fue el caso de las comparsas que sólo pensaron en el show del final y la bastonera no pudo ser evaluada, ya que no frenó para bailar donde estaba el jurado de coreografía, pero sí lo hizo frente al de música donde no había quién la puntúe. 

Bailar para Instagram 

La pasión es, según dicen los comparseros, lo que los mueve a participar de los carnavales, pero en la noche del viernes la pasión estuvo ausente en la avenida de Momo, donde mientras algunos parecían estar desfilando para “Instagram” (sólo preocupados por salir bien en las fotos), otros estaban molestos por llevar espaldares demasiado grandes. También hubo demasiada gente que parecía estar desfilando contra su voluntad y quienes sólo pensaban en respetar la coreografía marcada durante los ensayos. Quizás no era eso lo que les pasaba, pero sí es lo que un gran porcentaje de comparseros transmitió el viernes a un público que claramente se guardó los aplausos para otro día. 

No obstante, hay que aclarar que también hay quienes aun dejan el alma en el corsódromo y eso se nota, el viernes fueron los menos pero estuvieron y se dejaron llevar por el espíritu de Momo, se divirtieron y el público se divirtió con ellos. Debido a la extensión de esta nota, hoy sólo se hará referencia a una comparsera y en ella pueden identificarse todos los que realmente la pasan bien en la avenida. Se trata de la bastonera de Samba Show, Etelvina Bravo Giménez, quien personificó a una “cobra” y realmente fue una cobra a punto de atacar. Etelvina bailó y actuó frente al jurado de coreografía y lo hizo también frente al de música y claramente será este año una fuerte competencia para otra apasionada del carnaval como lo es Constanza Plano. 

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