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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Rafael Barrios, el soldado caído en Malvinas que siempre vuelve a casa con los homenajes

El conscripto falleció en la guerra y su cuerpo, en Darwin, aún no pudo ser identificado. Hace un año y medio, un argentino rescató su casco de una subasta en Londres y se lo dio al hermano. Esta semana, el Concejo aprobó bautizar con su nombre al espacio verde del barrio Piragine Niveyro que está cerca de la casa de sus familiares. 

Gustavo Lescano

glescano@ellitoral.com.ar

Una manera de mantener vivo a un ser querido que ha fallecido es tenerlo presente siempre, recordándolo. No importa si pasaron días, meses o años de su partida. El homenaje, íntimo o público, lo mantiene vivo. Y este es el caso de Rafael Barrios, un soldado correntino que murió en la guerra de Malvinas, pero que vive y revive en la memoria de su familia y de su comunidad.

En los últimos años fue rescatado de una especie de cápsula del tiempo en que permanecieron aquellos caídos en combate que estaban sepultados en el cementerio de Darwin, en una tumba con una cruz blanca y una simple leyenda que sellaba un doloroso anonimato: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

Los Barrios nunca olvidaron a Rafael, y aunque no saben dónde fue inhumado su cuerpo, siempre permanece vivo en la memoria. Por eso, hace un par de años se sumaron al programa de cooperación internacional que logró identificar a un centenar de soldados argentinos que estaban enterrados en el camposanto de las islas del Atlántico Sur. Y si bien las pruebas de ADN en su caso dieron negativo, las esperanzas de los familiares siguen intactas.

Pero las cosas no quedaron allí. El destino tenía preparado un nuevo momento especial para los Barrios: otro homenaje a la memoria de Rafael.

Fue en marzo del año pasado, cuando a partir de la difusión en los medios de la historia del soldado de Corrientes caído en Malvinas, se contactó con Félix -su hermano- un argentino que trabaja en Londres, Matías Picchio. Para sorpresa de muchos, el muchacho contó desde Europa que logró rescatar en una subasta en Inglaterra el casco que usó Rafael en la guerra. Lo pudo identificar porque su nombre estaba escrito con birome en una franja de tela del interior del objeto.

Tras un primer contacto telefónico entre ambos y la coordinación de un encuentro en Buenos Aires, en menos de un mes Picchio le entregó a Félix el casco, sin pedir nada a cambio, solo por el hecho de homenajearlo. En otras palabras, como se dijo al principio, para mantenerlo vivo. “Estoy muy emocionado. La verdad, fue un momento de gran emoción y agradezco a Matías, a su familia, a la gente que me acompañó y a todos los que posibilitaron mi viaje a Buenos Aires. Este es un gran homenaje a Rafael”, había dicho Félix en abril de 2019, tras el acto de entrega del verde casco de combate.

Un año y medio después de ese día inolvidable, el martes pasado se concretó otro gran tributo para Rafael Barrios. En la sesión del Concejo Deliberante de la capital provincial se aprobó un proyecto de ordenanza por el cual se designa a la plaza del barrio Piragine Niveyro con el nombre del excombatiente.

“La idea fue de la procomisión del barrio. Su representante, Magdalena Pérez, me contó de la propuesta y escuchó mi opinión. A mí me encantó la idea y de esa manera acompañamos el proyecto que posteriormente fue presentado por la concejal Florencia Ojeda”, contó Félix Barrios.

En este sentido indicó que “con mi familia vivo en la esquina de la plaza que ahora llevará el nombre de Rafael. Antes, la zona pertenecía al barrio Jardín, pero ahora se llama Piragine Niveyro, son las 250 viviendas entregadas hace diez años”. 

“Con mis viejos y mis hermanos habitábamos en su momento una casa que estaba a una cuadra y media de lo que hoy es la plaza. Desde el 81 estamos en el barrio. Es decir, cuando Rafael se fue a Malvinas ya estábamos acá. Nos habíamos mudados de Itatí a Capital y él llegó a vivir en esa vivienda familiar”, recordó Félix.

“Y fijate cómo son las cosas: justo ahora, el próximo 24 de octubre, es el cumpleaños de Rafael, y la imposición de su nombre a la plaza es, sin dudas, un gran regalo. Es un hermoso regalo del cielo, como pasó con el casco”, acentuó.

Entusiasmado por la aprobación del proyecto, ahora sumó una iniciativa propia que bien podría ser catalogada de sueño personal. “Mi intención es poder levantar un monumento en la plaza del barrio donde exhibir el casco que el año pasado rescató Picchio. Por mis propios medios no puedo hacerlo, pero si me acompañan los vecinos y la Municipalidad, seguro podremos concretarlo”, dijo esperanzado el hombre, que es un trabajador del sector gastronómico. 

“Por este homenaje a mi hermano estoy muy agradecido a todos los vecinos que hacen cosas por el barrio, a los integrantes de la procomisión, a Magdalena Pérez y a la concejal Florencia Ojeda”, resaltó.

Reconstruir su historia

Por otra parte, se le consultó a Félix respecto de posibles nuevos estudios genéticos e investigativos en el marco del programa de identificación de cuerpos en Darwin, implementado desde hace unos años por la Cruz Roja y que contó con el apoyo de los gobiernos argentino y británico.

“Hasta ahora no hubo nuevos contactos. Lo último fue hace un año y pico, cuando nos reunimos con la organización y nos dijeron que tenían que hacer otra toma de muestras para nuevos estudios de ADN, porque seguían buscando el cuerpo en las islas. Todavía no me llamaron”, indicó.

“¿Cómo supieron que él falleció en Malvinas, alguien les avisó en el 82?”, le consultó El Litoral en un tramo de la charla.

“Sí, vinieron los del regimiento, pero nunca nos dijeron que estaba muerto, sino que estaba desaparecido”, recordó el hermano de Rafael.

“Cuando el año pasado retiré el casco que rescató Picchio, me enteré cómo falleció”, agregó generando sorpresa y acrecentando la expectativa sobre la explicación que expuso a continuación: “En Buenos Aires, justo había ido a parar a la casa de un excombatiente oriundo del Chaco, quien en una charla que tuvimos recordó que el Regimiento de Infantería N° 12 de Mercedes, el cual integraba Rafael, llegó el día 18 de abril a Malvinas. Ese día él ayudó a descargar los equipos de los soldados y ahí estaba mi hermano. Entonces me dijo: ‘Mirá cómo es la vida… y cómo te vengo a conocer a vos, Félix’”.

“Luego este excombatiente me planteó: ‘¿Y sabés cómo falleció tu hermano?’. Le dije que no exactamente. Y así me contó que a Rafael no lo mataron los ingleses en combate. Ellos lo habían agarrado como prisionero junto con otros dos soldados compañeros suyos. En esas condiciones le ordenaron que sacaran todo lo que había en un pozo de zorro. Pero en ese hueco había un explosivo… y lo tocaron. Todo explotó… A uno de los soldados le sacó una pierna. A Rafael, que estaba más cerca, la explosión lo destrozó completamente, lo desintegró. El tercero se salvó”.

Félix insiste en que “no lo mataron en combate, porque él era muy despierto, muy activo, muy fuerte… Y bueno, cosas de la vida… Ahora tiene este gran homenaje, estamos muy emocionados”. 

El albañil que fue al sur

Rafael y su familia vivían en Ramada Paso, localidad del departamento de Itatí ubicado en el norte de la provincia, a 52 kilómetros de la ciudad de Corrientes. Era el mayor de siete hermanos (tres varones y cuatro mujeres) y con Félix se llevaban cuatro años.

De joven trabajó en la chacra familiar y en el cuidado de un puñado de vacunos que poseían, algo que le gustaba hacer.

En 1981, cuando los barrios se mudaron a Capital, el mayor permaneció un breve tiempo en la nueva casa porque le salió un trabajo en Villa Olivari, poblado norteño del departamento Ituzaingó. “Trabajaba en la construcción y en esos momentos estaba la obra de una escuela para el lugar y así se fue hasta allá”, recordó Félix. Sin embargo, al poco tiempo “dejó su puesto de albañil para hacer el servicio militar. Y apenas un mes y pico después de estar en el regimiento partió a Malvinas”.

Al finalizar la guerra, “no sabíamos nada de él”, prosiguió. “Averiguamos en el Regimiento 9 (de Capital) y no teníamos ninguna confirmación. Seguimos buscándolo, preguntando en el cuartel de Mercedes… y nada. Entonces nos dijeron que recorriéramos los hospitales de la ciudad y fuimos al Escuela, al Vidal, al Santa Rita... pero nada”, relató.

Por eso, para saber su destino, la familia se sumó décadas después al proyecto para identificar los cuerpos de soldados argentinos muertos en Malvinas que permanecen en Darwin. Sin embrago, los resultados dieron negativo.

La misión familiar se había repotenciado aún más cuando en marzo de 2018, en el marco de ese programa, Félix viajó a las islas, justo el día del cumpleaños 83 de su padre, Máximo Barrios.

De esa forma, en la memoria de su gente, Rafael siempre volvía a casa, con su familia.

“Nos acordamos de él todos los días, y los 2 de abril son muy especiales: es un recordatorio muy triste en el corazón, pero muy fuerte en el alma, con la frente levantada, porque entregó su vida por la patria”, resaltó Félix en una de las entrevistas con El Litoral de 2018.

“Así lo recordamos todo el año. Siempre le estoy rezando a mi virgencita por su eterno descanso, en paz, y para que podamos continuar la búsqueda e identificación de su cuerpo”, acotó.

“Sé que está con Dios y con mamá”, agregó y recordó cuando viajó a Malvinas y estuvo parado frente a una de las tumbas del acceso al cementerio de Darwin, donde rezó y pensó en Rafael. “Me acordé de mi madre, Gregoria Blanco, que falleció hace unos años, y le dije que seguramente se reencontró con ella. Fue un momento muy fuerte para mí”, admitió en esa ocasión con la voz entrecortada.

Después de aquella visita a las islas y de los resultados negativos de los análisis de ADN, vendría el “gran regalo”, como dijo él mismo, que significó rescatar el casco que usó Rafael en la guerra. 

Ahora, a 15 días del cumpleaños 57 del malvinero, otro obsequio especial para el excombatiente: la imposición de su nombre a la plaza del barrio de los Barrios.

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