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Matías Robledo: su velocidad en la pista casi lo lleva a ser un Puma

Las condiciones atléticas del correntino le permitieron ser tenido en cuenta por el entrenador Santiago Gómez Cora. El tiempo y la distancia condicionaron para que el proyecto se haga realidad. 
En Hindú. Matías Robledo junto con Santiago Gómez Cora en la concentración de agosto del 2017.

Bruno Ariel Gimenez

bgimenez@ellitoral.com.ar

“Sorprendido comencé a googlear porque pensé ‘me debe estar cargando’”, relató Matías Robledo mientras en Facebook lo contactaba Santiago Gómez Cora, el entrenador principal de la selección argentina de rugby de Seven. “Me volvió a contactar y me dijo que estaba interesado por mis condiciones físicas del atletismo. Era súper veloz y explosivo”, entonces el bellavistense, pentacampeón argentino de los 100 metros cayó en la cuenta de que no era broma, y que el head coach de Los Pumas Sevens había puesto su mirada en él. “De mi parte le dije que lo único que conocía del rugby era del profesorado”, pero el proyecto para que el correntino juegue en el combinado nacional ya estaba en marcha. La idea era prepararlo y que esté en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

El interés de Gómez Cora por el velocista se dio cuando Robledo fue a competir en pistas indoor de 60 metros, en España, a principios del 2017. Allí el correntino  obtuvo excelentes resultados: logró su mejor registro (6,83 segundos) y así ganar la medalla de plata en el Gran Premio de Valencia. “Sirvió para ir conociendo el ambiente y ver de qué se trataba”, le comentaba por ese entonces a El Litoral, quien también había competido en Cataluña participando de las semifinales, con un tiempo de 6.92 seg.

“Él (Gómez Cora) me comentaba que en otros paises apostaban a la velocidad. Si la pelota llegaba a mí, era medio try” continuó con el relato, quien también posee el récord argentino de la posta 4x100. “Ese semestre tenía una agenda bastante ocupada, pero cuando empecé a tener tiempo, me invitó a una concentración de Los Pumas Seven. Fue en la cancha de Hindú, entrenaban ahí. Me quedaba bastante lejos de mi lugar de trabajo, pero fui igual”, siguió contando Matías. 

“Acondicionamiento físico no me faltaba, lo tenía todo. Fui un par de días a la concentración. Primero cumplí ambientación con la pelota, como para ver a dónde iba. Hice pases con él, que fue lo mejor que me pasó en la concentración, me enseñaba la técnica. Tomé real dimensión de con quién estaba entrenando, después de mucho tiempo. Estuve en el lugar que muchos quisieran estar”, reconoció el correntino.

 

“Tenía que ir dos o tres veces por semana a entrenar con los juveniles, más que nada a aprender la parte técnica, sistemas de juego, pases, recepción. Era un clima que me gustaba, los chicos me acompañaron y ayudaban, me tenían paciencia. Me enseñaban sistemas de juego. Yo venía con el atletismo que era correr para adelante nada más, pero allí adquirí otros tipos de conocimientos que me sirvieron. Matías Robledo, velocista.

La puesta a punto del velocista correntino siguió en aquel entonces en San Isidro, más precisamente en el Casi (Club Atlético San Isidro). “Tenía que ir dos o tres veces por semana a entrenar con los juveniles, más que nada a aprender la parte técnica, sistemas de juego, pases, recepción. Era un clima que me gustaba, los chicos me acompañaron y ayudaban, me tenían paciencia. Me enseñaban sistemas de juego. Yo venía con el atletismo que era correr para adelante nada más, pero allí adquirí otros tipos de conocimientos que me sirvieron. Lo que me faltaba era el trato con la pelota”, admitió. 

No obstante las ganas y el deseo de poder seguir adelante con el proyecto tenía dos condicionante: el tiempo y la distancia. “Estaba complicado por el tema laboral, los horarios de entrenamiento no me quedaba tan cómodo. Inclusive cambié mis horarios para ir a trabajar, pero aún así era muy complicado. Tenía que tomarme un colectivo, un tren y el subte para llegar a mi lugar de trabajo. Era mucho tiempo el que perdía, por más que estaba una hora aprendiendo, siempre llegaba tarde o con lo justo al trabajo. Así estuve tres meses. Dejé de ir porque no me daban los tiempos”, afirmó Robledo quien actualmente se encuentra instalado en su localidad natal, desempeñándose como profesor de educación física en el ámbito estatal y privado.

- ¿Entonces dejaste de ir? “Él me llama para Tokio 2020, era un proyecto a largo plazo, me preparaban para eso y yo acepté. Después por cuestiones de distancia, y laborales, se me complicaba mucho. No podía hacer una cosa ni la otra. Así que opté por laburar y seguir con el atletismo, porque no tenía otro tiempo para dedicarlo a eso”, reconoció Robledo.

“Después le di las gracias a Santiago (Gómez Cora) por tenerme en cuenta. Los jugadores que estaba buscando era de otro biotipo, pero yo tenía algo que el resto no podía tener y era la velocidad”, dijo.

Su actualidad

Matías Robledo actualmente se encuentra abocado a su profesión como profesor de educación física. Hace más de dos años que no compite. Sus últimas dos actuaciones fueron fuera del país. En mayo del 2018, en Cochamba (Bolivia), obtuvo la medalla de bronce en los 100 metros llanos, con un registro de 10.56 segundos. Y en Chile. en el mismo mes, obtuvo la presea de plata (registró 10.67). 

El atleta no compite desde aquel entonces ya que priorizó sus cuestiones laborales.

No obstante todavía no se bajó de las pistas de atletismo. “Antes de que comience la pandemia había empezado a entrenarme para volver a competir. Tenía muchas ganas de volver, pero lamentablemente me agarró la cuarentena”, comentó Robledo. Asimismo aseguró: “Si vuelvo, será para ser el mejor, sino, no vuelvo”.       

Un caso similar

Franco Florio forma parte del seleccionado Pumas Seven. Su historia es similar a la de Matías Robledo. Es velocista, pero se formó como jugador de rugby.

Según una nota publicada en La Nación, su hermana Natalia, periodista, lo contactó con el entrenador Javier Morillas (también fue entrenador de Matías Robledo en casi toda su carrera). Franco se probó en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) con la camiseta de los Pumas y con unas zapatillas de atletismo prestadas. Morillas le vio muchas condiciones y lo invitó a sumarse al equipo de alto rendimiento. Hoy es su entrenador. 

“La idea es que sigan conviviendo las dos cosas, porque lo que más se me destaca en el rugby es la velocidad. Entonces, seguir entrenándome en velocidad es fundamental. Me gusta hacer los dos deportes”, afirmó el jugador, que ya supo formar parte del Circuito Mundial de Seven, y también fue compañero de entrenamiento de Robledo. 

Florio, flamante dueño del nuevo récord argentino Sub 20 en 100 metros, tras lograr 10s51 a fines de octubre en el torneo Semana del Rosario, pulverizando la marca que ostentaba desde hace 20 años el jujeño Matías Fayos, con 10s57.

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