San Valentín sin rosas: pocas ventas en el rubro de la floricultura

Tradicionalmente, el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, ha tenido por protagonista al rubro de la floricultura, con veredas y vidrieras bañadas en colores rojos y rosados. Sin embargo, la cuarentena por la pandemia del coronavirus  terminó de acentuar una tendencia decreciente en materia de ventas para las florerías. 

Si bien la cuarentena decretada en marzo del año pasado puso en jaque a gran parte de los sectores productivos del país, los floricultores fueron de los más afectados por las medidas tomadas. Sin la posibilidad de realizar casamientos, graduaciones, fiestas de 15 años o servicios de sepelio, situaciones a las que tradicionalmente se asocia la presencia de flores, tanto para productores como vendedores el rubro se ve cada vez más amenazado. 

A pesar de las expectativas concentradas en el Día de los Enamorados, el consumo no fue el deseado por los comerciantes. 

Más allá de la situación económica aparejada a la pandemia, otros factores que mencionaron a El Litoral los floristas fueron el feriado largo y que la celebración haya caído día domingo. La mayor parte de las ventas se hicieron en la noche del sábado y muy poca gente visitó las florerías por la mañana del día de San Valentín. No hay muchos datos estadísticos actualizados del sector, pero se estima que muchos floricultores trabajan a pérdida. En este sentido, Carlos, dueño de una florería familiar ubicada en calle La Rioja, se mostró desesperanzado respecto del futuro del negocio de las flores. “Es un producto que ya no se vende, la situación es de terror”, dijo mientras señalaba una enorme cantidad de rosas rojas y de las cuales solo había vendido tres ramos pequeños a la madrugada. 

Afirmó, más cercano a la resignación que al fastidio, que desde que se inició la cuarentena hubo un 90% de caída en sus ventas. Este año tampoco logró vender peluches, globos ni tarjetas con los típicos mensajes de amor. 

Su local fue uno de los que ofreció importantes ofertas en rosas, el símbolo tradicionalmente asociado al amor: mientras que el precio real de una docena de rosas ronda los 2.500 pesos, las ofrecieron solo por 1.500. El dueño explicó que logró esa baja en los precios por arreglos con el productor, cuyo objetivo siempre es recuperar el máximo dinero invertido. 

La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), la Federación de Trabajadores de la Economía Social y el Frente Agropecuario Regional Campesino precisaron durante el año pasado que el sector dedicado a la floricultura y viveristas registraba pérdidas que rondaban el 70% de producción. Este segmento productivo, además, nuclea a alrededor de 3.000 familias a nivel país. 

El panorama poco alentador, en el cual no se vislumbra un horizonte de cambio, ha derivado en que buena parte de los productores decida podar sus siembra de flores y dedicar sus tierras hacia el cultivo de verduras, altamente demandado y con nivel de venta asegurado. 

La diferencia entre ambos tipos de plantaciones radica en que la mayoría de las flores se siembra solo en una ocasión y se cosecha varias veces al año, por lo que el cuidado debe ser constante. Un rosal, por ejemplo, puede vivir hasta 30 años dando flores y se cosecha casi cada día, mientras que las verduras se cosechan con intervalos de tres o seis meses y se debe volver a sembrar. 

Desayunos y picadas, las ofertas más redituables entre emprendedores

Mientras que ciertos rubros se ahogan y marchitan frente a la situación económica y social que atraviesa el país, otros tipos de emprendimientos tomaron fuerza en materia de ventas. 

Si bien este año San Valentín no benefició a florerías ni locales gastronómicos, trabajadores independientes lograron valerse de las herramientas de redes sociales para ganar visibilidad entre los consumidores y vender bandejas de desayuno, meriendas y cenas a pedido, la mayoría acompañadas con los clásicos mensajes de amor, corazones o globos.

En cuanto a precios, hay opciones económicas que empezaban en los 800 pesos, con contenidos más básicos e industrializados. Otras ofertas llegaban hasta los 2.500 pesos aproximadamente. Estas tienen productos caseros y recién hechos, como brownies, budines, panes integrales, mermeladas, quesos, limonadas y jugos. Las más caras fueron las aptas para celíacos, sin gluten. 

La novedad para este año fueron bandejas con picadas acompañadas con combos de bebidas alcohólicas, altamente demandadas entre parejas más jóvenes. 

También se vendieron objetos de diseños personalizados. 

(ME)