Renovaron el reclamo por la ocupación de una cancha de fútbol pública: llevan cuatro meses

El reclamo vecinal por la ocupación de una cancha de fútbol pública de un barrio de la ciudad lleva cuatro meses sin respuesta y los vecinos renovaron las quejas.

Aunque, por el momento, los encuentros deportivos están prohibidos en toda la ciudad debido al regreso a la fase 3 y las medidas restrictivas adoptadas por las autoridades provinciales y municipales, el reclamo por la “cancha de gomas” continúa en pie. 

El espacio público, emblema del barrio Ponce desde hace al menos cuarenta años, había sido el eje de disputa entre los vecinos y la delegación municipal. 

En febrero, la delegación quitó los arcos e instaló en su lugar juegos infantiles, lo que despertó el malestar de la mayor parte de los vecinos, quienes indicaron que ya hay plazas destinadas a los niños a pocos metros del predio ocupado.

El referente del Foro de Organizaciones Vecinales de Corrientes (Forve), Julio Maciel, indicó que actualmente hay un recurso de amparo presentado en la Justicia que cuenta con más de cien firmas de los vecinos. 

“Lo más grave de la historia es que pasan los meses y seguimos esperando”, dijo Maciel y agregó: “Desde la organización barrial venimos evitando acciones que perjudiquen la convivencia y apelando al sentido común de las autoridades, pero vemos que no existe voluntad política para resolver un conflicto”. 

La “cancha de gomas” del barrio Ponce tiene más de cuarenta  años y es un espacio fundamental para los vecinos, porque lo consideran un emblema del barrio para las primeras personas que se instalaron allí, cuando no había demasiado, pero ya estaba presente la famosa cancha de gomas, llamada así porque sus se encuentra delimitada por hileras de cubiertas de autos. 

“Abuelos, hijos y nietos, todos han pasado por ese lugar”, dijo Maciel. 

Según indicaron los vecinos del barrio Ponce, a tan solo dos cuadras de la “cancha de gomas” hay una plaza que actualmente no cuenta con iluminación ni con mantenimiento alguno. 

Más hacia el sur está la Mario Payes, que tiene los bancos de madera destruidos y los yuyos crecidos, aumentado los riesgos para los niños y niñas de sufrir accidentes con alimañas.

Un conflicto similar ocurrió en el barrio Universitario el mes de abril. La inexplicable molestia por la existencia de canchas públicas de fútbol continúa en la ciudad, alcanzó a un predio de 11 y a uno de 5, donde chicos y jóvenes podrían jugar libremente al fútbol, sin pagar por ello.