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Olga Zamboni o “la inmortalidad de un instante”

Santa Ana, Misiones, 1938 - Posadas, 2016. Poeta, narradora y docente. Miembro de la Academia Argentina de Letras. Tuvo a su cargo la cátedra de Literatura Grecolatina en la Facultad de Humanidades de la Unam desde 1986.  Como poeta y narradora obtuvo numerosos premios. Algunos de sus poemarios publicados son: Latitudes, 1980; Poemas de las Islas y de Tierrafirme, 1986; El eterno masculino, 1993; Mitominas, 2003; Poemas del caos, 2003; Ríos de memorias y silencios, 2015.

Por Rodrigo Galarza

Especial para El Litoral

La primera vez que oí nombrar a Olga Zamboni fue en boca del inolvidable pintor Juan Carlos Soto a principios de los noventa. Aquello sucedió en una cena informal en casa de otro también gran pintor Miguel Niella y su compañero. Lo cierto es que días después me vi leyendo un poemario de la poeta misionera a instancias del préstamo (con devolución) que me hiciera Jorge Sánchez Aguilar.

Han pasado casi treinta años de aquellos primeros acercamientos a la palabra de Zamboni y qué mejor que traer ahora la respuesta de los que aún estamos en este mundo ante la incertidumbre que planteaba: ”No sé si viviré en algún poema en el caso / de que un poema me sobreviviera” (…) “Reprogramada en lápida invencible/ tampoco sé si aquellos hombres que me amaron / me sobrevivirán y por azar descuidado / portarán una flor a mi tumba de aire”.

Además de sus largos años de docencia universitaria, debemos destacar su valiosa tarea de difusora de la literatura regional a través de encuentros de escritores, talleres y revistas. 

En la palabra de Zamboni confluyen varias voces: la del amor, la de la fiebre por vivir pero también la tristeza o la angustia existencial (“Me está amagando una tristeza/ penetrante, incisiva y especiosa / como un grano invisible de pimienta. / Una puntada aguda en / la millonésima porción de un segundo. / Si no fuera tan ínfima diría que no existe. / Pero vuelve y vuelve”); lo inexorable del paso del tiempo o el miedo a lo que no se completa, a lo que no termina de decirse: “Las palabras que nunca nos dijimos / vaya a saber por qué. / La carga de silencio que llevamos a cuestas / y también somos / y fuimos / y seremos”. Estas voces asumen en la poeta misionera tonos y texturas distintos que resultan de aunar líneas tan dispares como los mitos grecolatinos con las ciencias puras o el esoterismo: “Orfeo Orfeo/ músico y vate / la historia habrá de repetirte: / no es suficiente el canto”; “Según las leyes determinantes / de probabilidades / dejaremos de ser / dicotomía irreductible”.

En su vocación de viajera incansable, en su hacer, en su movimiento, Zamboni abogó por la emancipación de la mujer y también escribió sobre ello: Escribimos la mitad de la historia / la vivimos de a pie / con lanzas y ristre / y molinos / entre baratas presunciones /  pasarelas y estigmas / de las telenovelas. / Pero alumbramos soles con cada hijo / parido a útero o a ideas / nunca olvidadas ni en la muerte / también matamos / dolores inmensos / y reímos con bronce carnal / los más bellos éxtasis / del amor./ Mujeres / somos legión / aunque tal vez aún no conocemos / del todo / nuestra feroz estirpe / de diosa-agua y pantera / aún nos desconocemos / Lenta despunta, femenina, la aurora”.

¿Cuál orilla canta ahora? no creo que sea la de la península ibérica sino la de larga serpiente de cacao, la voz de Olga que me llega nítida: “A mi regazo santanero tal vez vuelva / alguna vez, rojo retazo / para brotar de nuevo en ojo de agua / después de un aguacero / o en la madura lumbre / de algún fruto maduro de ubajay”.

¡Salud, poesía y libaciones!

Muestrario mínimo

Orfeo

A lo lejos, tu voz

Tu canto indaga en el silencio

que me rodea

Me persiguen sus notas

Hasta el infierno quiere 

    [tornarse en paraíso

Entonces el oráculo me dice

que una vez más

mirarás hacia atrás

Orfeo Orfeo

músico y vate

la historia habrá de repetirte:

no es suficiente el canto.

Poemas del caos

 (“paradigmas de 

pensamiento complejo”)

I

Según las leyes determinantes

de probabilidades

dejaremos de ser

dicotomía irreductible

El tiempo-flecha en línea recta

abolió el paradigma

de los eternos retornos

Haciendo un cálculo

desde el caos global que 

    [nos concierne

muy fin de siglo incluido y

con intereses

que paga la espera sin esperanza

de nuestros sistemas inestables,

nunca más te veré.

II 

Redondeo lo inexacto

con sus bifurcaciones

y me digo que quién sino yo

Voy alojando

las estructuras de mi no-equilibrio

con fluctuaciones de lo amado

en escala mayor irreversible

por antediluvianas costumbres de     [utopías

que se marcharon

costumbres de otros siglos

y de otras

teorías espectrales

complejas

que quién sino yo,

repito,

te repite.

III 

Y me digo que sí

que ha de empezar el caosmos

sin dudas, sin dudarlo

Y elijo

un minuto una fórmula

para un cosmético siglo porvenir

Y me digo:

artesano será y,

desconcertantes semirrectas,

tu siglo y el mío

regresarán a un centro

Pero ya no estaremos

(el fénix es un invento inseparable

de la loca Ilusión).

IV 

Quedarse sin habla

sin las mínimas sílabas

o los grandes discursos

Callar

porque nada vale

el gusto la gala el goce

la gola o gala del poema

ese cómo de vivas y de mueras

estrellados

que digan al menos

que la poesía habrá de 

    [sobrevivirnos. 

Amor Tarot

Tu Carta egipcia es El Regreso

porque sin plazos

volvés siempre

O acaso El Eremita te compete

porque en mi lenta ciudad 

    [de golondrinas

La Inspiración desata

tus artes de Mago en mi piel 

    [y en el aire

transpirado y ardiente del amor 

    [y del mito

Entonces soy Sacerdotisa

que oficio por centésima vez

el ritual conocido

la misa sin nombre

que desde mi casa de extramuros

te posee, te llama,

nos transfigura, nos empapa

en la guerra florida de los cuerpos

Y La Fragilidad de La Pasión

decreta

que La Inmortalidad es un instante

pequeño abismo

para morir de a dos la gozadora         [muerte

Apenas resucitamos

ya El crepúsculo

nos desfigura una vez más.

Algoritmos

Soy cifra impar

Mis músculos ignoran

las paridades ordenadas y dulces

Y duelen

Duelen día por medio

A veces martes a veces nunca

Duelen

Y mis piernas

obedientes

no se quejan

callan

acallan a los pies

Siguen andando.

Sexo impar, sigo andando, 

    [desterrada…

Ser libre

(casi un epitafio)

No sé si viviré en algún poema 

    [en el caso

de que un poema me sobreviviera

No sé si algún retrato

perdurará en el álbum de meses         [memoriosos

No sé

si las arenas del recuerdo

arrojarán sentido sobre 

    [mis iniciales

Reprogramada en lápida invencible

tampoco sé si aquellos hombres         [que me amaron

me sobrevivirán y

por azar descuidado

portarán una flor a mi tumba de aire

Pero sí sé que libre

de ataduras y espantos

volará en compañía de los ángeles

mi repetido adiós nostálgico.

Sin voz sólo memoria

desmemoriada y frágil 

    [sobre el cielo.

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