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/Ellitoral.com.ar/ Interior

Larregain instó a tender la mano al poriahu y ejercer la caridad política

El obispo auxiliar de Corrientes se refirió a qué significa seguir construyendo la independencia. También destacó el valor del trabajo que a diario, y en silencio, realizan cuantiosas personas. 

En el día que se conmemora el aniversario de la independencia de nuestro país, Itatí también celebra a su Santa Patrona. Por eso ayer, aunque con determinadas restricciones debido a la pandemia del covid-19, se desarrollaron varias misas en la Basílica de la localidad homónima. En ese contexto, la que se ofició a las 11 fue presidida por el obispo auxiliar de Corrientes, José Adolfo Larregain. 

Feligreses y autoridades de diferentes instituciones locales fueron parte de la ceremonia religiosa central en honor a Nuestra Señora de Itatí. Es que, hasta el domingo 25 del presente mes, no está permitido el ingreso de peregrinos provenientes de otros lugares que no estén en la jurisdicción itateña. Medida que fue adoptada para tratar de reducir los riesgos de contagio y que mermen así los casos activos de coronavirus.

No obstante, esta situación sanitaria no impidió que la celebración se desplegara en los más diversos lugares por medio de la transmisión en vivo que realizaron a través de la cuenta oficial de la iglesia de la localidad: Basílica de Nuestra Señora de Itatí. 

Mientras que también el Arzobispado de Corrientes compartió el mensaje que Larregain pronunció en la homilía. 

Precisamente, el obispo en el primer tramo de su alocución destacó: “Estamos en la casa, y en su día, de nuestra Tierna Madre de Itatí. Celebramos las fiestas patronales, por segundo año consecutivo en pandemia y con restricciones, que coincide con los festejos por el Día de la Independencia”.

Sobre este último acontecimiento histórico mencionado, invitó a dar gracias a Dios y señaló que ahora la tarea de cada uno consiste en continuar ese proceso de independencia para alcanzar la plenitud. “Necesitamos una liberación integral para nuestro pueblo, queda mucho camino por recorrer, es una obra a seguir construyendo”, afirmó.

En ese contexto, en otro tramo de su homilía planteó: “¿Qué significa (ahora) seguir construyendo nuestra independencia?”.

A lo que respondió de manera inmediata que “es  tender la mano a los pobres, tomar conciencia de que los que más tienen más deben aportar”. 

Tras lo cual alertó que “es impactante el aumento de la pobreza. Corremos el peligro de no transformar esta dolorosa realidad (pandemia) en una oportunidad que nos permita salir mejores. Tenemos que estar atentos, como nos dijo el papa Francisco-,‘al riesgo de superar la pandemia y recaer en un virus todavía peor: el del egoísmo indiferente’, al salvarnos solos y olvidar la dimensión fraterna”.

En silencio

Larregain después remarcó que “la vida está entretejida y sostenida por personas comunes, corrientemente olvidadas, que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”. 

Mientras que en la última  parte de su mensaje subrayó que “es muy importante tener presente en nuestra hora el altruismo del cual nos habla Fratelli Tutti: ejercer la caridad política. La caridad política se entiende como el servicio al prójimo a través de las instituciones que deben estar orientadas al bien común, con especial preocupación por los pobres. Esta dimensión de la caridad ayuda a superar la división o separación entre caridad y justicia, puesto que en ella están tanto el amor como la justicia. La lucha por la justicia humana es el nivel mínimo de la práctica de la caridad”.

“Queremos poner en tus manos Tierna Madre nuestra hora y la patria: en tu silencio y entre tus manos, caben las penas del poriahu. Vivimos todos crucificados, quédate cerca de nuestra cruz”, rezó al concluir su alocución. 

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